El tesoro de Arne
Sinopsis de la película
Tres oficiales escoceses irrumpen en la casa de Sir Arne, lo asesinan junto a todos sus familiares y huyen luego con el baúl que guarda su famoso tesoro. Sólo dejan viva a la joven Elsalill, que en la orfandad tendrá que irse a vivir con unos parientes pobres a orillas del mar congelado. Allí conocerá a un encantador joven que espera el deshielo para partir, y del que pronto se enamorará…
Detalles de la película
- Titulo Original: Herr Arnes pengar
- Año: 1919
- Duración: 109
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Opinión de la crítica
Película
7.4
95 valoraciones en total
Mi primera crítica. Espero que sea útil a cualquier despistado que llegue hasta aquí, buscando algo más sobre El tesoro de Arne, Sir Arnes Pengar, de Mauritz Stiller, compatriota del gran Victor Sjostrom y descubridor de Greta Garbo.
Pensando que nunca podría ver esta obra maestra del mudo ( que yo sepa, nunca se ha editado en vídeo ni dvd, al menos en España, y, además, antes de la era del cine en casa tampoco la había visto en TV), la encontré en YouTube hace un par de días y me ha dejado una profunda huella.
La descripción del argumento, e incluso los resúmenes que incluyen el final, no dan una idea de la magia, emoción y tragedia que respiran sus fotogramas, belleza muda y helada en los fondos blancos, cubiertos de nieve, que te asaltan desde las primeras imágenes ( los árboles nevados, los hombres de fortuna que cruzan un desierto blanco y despiadado, los fríos rótulos sobre reyes, mercenarios y castigos), y que se van cargando poco a poco de una extraña, dolorosa humanidad ( la historia de amor de los protagonistas), para culminar en la grandeza de la mágica procesión final.
El director y sus colaboradores sacan un espléndido partido a los parajes naturales donde se desarrolla la acción: una tierra pobre y dura, donde la mayoría de los personajes trabajan duro para sobrevivir, como el pescador Torarin y su madre, o como el capitán del barco varado, y donde ni siquiera la riqueza resulta especialmente atractiva: la vicaría del rico Sir Arne es un espacio austero y desnudo, como la pequeña casa del humilde Torarin, o la posada del pueblo. Y los tres escoceses, con su riqueza mal adquirida, visten bien, pero siguen anclados en la isla de la que desean huir para volver a su patria sin que nadie los procese por sus crímenes.
Los personajes están interpretados en un registro que choca porque no cuadra del todo con las exageraciones a las que uno se acostumbra cuando ve cine mudo, la gestualidad está contenida, y los actores hacen gala de una naturalidad que, lógicamente, cede a la emoción cuando la situación y los sentimientos lo requieren: como en el miedo alucinado de la señora de Arne, la depresión y angustia de Elsallil ( vulnerable Mary Johnson) o los oscuros demonios que roen la conciencia de Sir Archie ( temible Richard Lund).
Para poder hablar con propiedad de esta hermosa película no tengo más remedio que referirme a su argumento y personajes, porque la historia podría fácilmente considerarse un puro melodrama si no fuera por un tratamiento que rehúye la espectacularidad y la ligereza y prefiere adentrarse en el alma de unos personajes sometidos a una dura lucha por la vida y maltratados por el destino y la fatalidad.
Aflora mucho la parte fantasmal (aunque según he leído lo quiso menguar), que me gusta. También la parte religiosa, ya que hay dos momentos, uno de ellos el tema del barco, que Dios no deja que salga hasta que no se capture a los malhechores, o bueno, realmente el temporal de nieve se debe a esto.
La parte fantasmal, muy bueno, sobre todo la sensación de que el fantasma está levitando, muy conseguido. También los pocos movimientos de cámara, que hace la película un poco más amena y que realmente en años anteriores ya se utilizaba este tipo de grabación, pero hasta el momento no he visto que se explotara al máximo, ya que hay muchísimos planos tipo teatro que siguen siendo como plano principal en toda la película.
Resto 1 punto porque hay un momento en que están en trineo con un caballo, el actor salta, pero hacen que el caballo con el trineo se caigan dentro del hielo hundiéndose en el mar o el lago o lo que fuese. No se ve más escenas, solo se ve los restos del trineo. Quiero pensar que salvaron al caballo, pero hacerle pasar esa p*t*d* al animal no me parece lo más correcto, cuando realmente, no era necesario.
Pensaba que al final iba a ser el tema más vengativo, pero no, al final ha sido un final más correcto y más machista, ya que la mujer aquí pinta muy poco (en la parte resolutiva de la historia), cosa normal por la época que es.
Se nota que ya en 1919 las película piden a gritos que dejen de ser mudas. Hay mucho interludios, con mucho texto, y falta ya que los personajes nos cuenten la historia.
Stiller fue quizás el mejor cineasta escandinavo que apareció en los albores del cine, con el permiso de Sjöstrom y Dreyer.
En esta obra maestra llama la atención la fluidez con que se desarrolla todo el relato, dividido en cinco actos. Basándose en una novela de la premio Nobel Selma Lagerlöf, el director sueco construye un drama de tintes trágicos, aderezado de elementos oníricos para narrar una historia de crimen y amor fatalista.
Llama la atención el tratamiento que hace de la naturaleza, un entorno helado que influye en el carácter de los personajes, como un ente vivo que condiciona las conciencias y emociones que confluyen en la trama, aislando la acción en un limbo temporal (el barco salvador aprisionado en el hielo).
La puesta en escena es impecable, ofreciendo varias escenas de antología (sobretodo la última, el oscuro cortejo fúnebre contrastado en la nieve, emulada por Eisenstein años después en su Iván el Terrible), las sobreimpresiones, magníficas, para mostrar apariciones espectrales que surgen del subconsciente de la protagonista o ligeros travellings (al inicio en el pasillo de la cárcel donde se fugan los tres escoceses). Utiliza también el cambio de cromatismo: azules para los ambientes gélidos y nocturnos del exterior, tonos ocres para interiores o rojizos para situaciones violentas.
La película tiene mucho para analizar y disfrutar de gran cine, no en vano el mismo Carl Theodor Dreyer admitió haber sido influído por esta joya en su carrera como director. Creo que mi reseña es minúscula y poco aportará a los elogios que merece la obra de Stiller, así que sólo puedo recomendarla a todo aquél que sienta la cinefilia en las venas.