El sueño de Valentín
Sinopsis de la película
Buenos Aires, 1969. Valentín es un niño de ocho años que vive con su abuela. Su madre desapareció cuando él tenía tres años, y su padre es un bala perdida incapaz de asumir responsabilidad alguna. Valentín es un niño solitario que busca constantemente el amor y el afecto. Su vida transcurre tranquilamente y sólo tiene dos obsesiones: ser astronauta y que su padre lo lleve junto a su madre. Pero su padre no quiere remover el pasado y, además, no deja de decepcionarle presentándole novias horribles, hasta que un día le presenta a Leticia, de la que Valentín se queda inmediatamente prendado.
Detalles de la película
- Titulo Original: Valentín
- Año: 2002
- Duración: 79
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Opinión de la crítica
7.2
61 valoraciones en total
Emotiva película que nos lleva al universo de Valentín, un niño que sueña con ser astronauta y que tiene los pies en la tierra más que algunos adultos. Desde su perspectiva observamos como es su vida y la de los personajes que le rodean.
Una mezcla de comedia y drama, que tan pronto nos pone tristes como nos hace sonreir con las ocurrencias del muchacho. Las relación que Valentín mantiene con su abuela y la novia de su padre están perfectamente construidas, se nos presentan con diálogos muy naturales en los que vemos la gran dulzura de los personajes y sin duda alguna lo que hace de esta película una obra maestra es que el niño (interpretación sobresaliente de Rodrigo Noya) es quien nos cuenta la historia, nos presenta a todos los personajes y en definitiva lleva todo el peso de la película, esto hace que el espectador se sienta en la piel de Valentín y se emocione con todo lo que pasa por su cabeza.
Lo mejor: La letra de la película
Lo peor: nada.
Enorme la actuación del niño que interpreta a Valentín. La historia es sencilla pero que te llega al corazón y por momentos te arranca una risa.
Alejandro Agresti nos cuenta la historia de Valentín, un niño argentino de ocho años cuatrojos, cuyos padres están divorciados, él vive con su abuela, y que tiene un gran sueño, ser astronauta. Detrás de esas gafas de pasta y ese cuerpo menudo se esconde una mente audaz, inteligente y pilla. A través de su óptica nos narra los cambios del país, los problemas de los adultos y sus mayores sueños y pesadillas.
El niño, Rodrigo Noya, te hace reír, llorar, asombrarte y sonrojarte. Resulta realmente entrañable éste Valentín. Acabas adorándolo.
La película no tiene mucho más, una trama que no llega a ser trama y, por consiguiente, un final que no llega a ser final. Está en un línea muy parecida a Historias mínimas, también argentina, y alguna más que he visto de la cuyo nombre no logro acordarme. Y no deja de ser eso, una película menor, pero no por ello peor, ojo. Cada vez me atraen más este tipo de películas, llamémoslas menores, que te alegran el día, porque suelen ser entrañables, tiernas y cercanas. Digo esto, no porque les pueda interesar, sino porque recomiendo encarecidamente un acercamiento a este tipo de cine, argentino o no, también Jeunet está muy en esa línea.
Nota: 7.5
Fastinante película del otro lado del charco que nos invita a hacer una reflexión sobre la importancia del amor familiar en la vida de las personas. Desde el principio nos envuelve su pasión por la vida en unas condiciones en las que es difícil tener las ideas claras. Por un lado choca la excesiva madurez del protagonista, pero sales de la duda cuando disfrutas de la interpretación de un niño de esa edad. Película dura y a la vez tierna en la que la risa y los nudos en la garganta se alternan de tal manera que que emocionan todo el tiempo. Todo aderezado con una Carmen Maura intachable que hace,como siempre, alarde de las dotes interpretativas a las que ya nos tiene acostumbrados.
Lo mejor para saber apreciar este película es un experimento. En primer lugar, uno debe alquilar en el vídeo club la película La Educación de las Hadas del año 2.006, dirección José Luis Cuerda. En segundo lugar, conseguir El Sueño de Valentín y visionarla justo después. Si uno no ve la diferencia entre una y la otra, sería mejor dejar lo del cine para otro día porque la diferencia es tan abismal como la que existe entre un actorazo como Rodrigo Noya y un Víctor Valdivia o entre Irene Jacob o Carmen Maura.
Yo que no sé mucho de cine, siempre pensé que de lo más difícil de hacer en una película era trabajar con niños, porque he visto que si pones a un niño delante de una cámara, pierde la naturalidad y la frescura que tiene sin ella. Alejandro Agresti lo consigue con Rodrigo Noya, consigue la frescura y la naturalidad suficientes para hacer de esta película una pequeña joya.
Las películas argentinas tienen siempre un algo, aunque sea lo bien que hablan los actores pero algunas tienen mucho más. Ésta de Agresti tiene un guión bien trabajado, unos buenos actores, excelentes Carmen Maura y Rodrigo Noya, y una buena dirección. Por tanto, es una película que merece y mucho la pena.
La historia gira en torno a una imaginativa figura infantil que sufre la situación de tener un padre muy especial y muy egoísta. A partir de ahí, la película pone sobre la mesa toda la frescura y la imaginación de la que es capaz un niño para intentar mejorar su situación. Eso hace que la cinta no sea una tragedia y la convierta más en una tragicomedia.
Indudablemente, lo que el guión nos quiere transmitir es la inocencia nietzscheana que poseen los niños y cómo los adultos lo único que hacen es perderla y tratarla de una manera que, a menudo, genera tragedias.
Los personajes que giran alrededor de Valentín son aplastados literalmente por la personalidad del niño, sólo un par de ellos parecen estar a la altura para poder entender las marcas que la situación está dejando en el carácter del pequeño. Los otros, lo usan, lo usan para sus propios egoísmos y fobias, para sus propios deseos. Por eso el título está tan bien elegido porque el sueño de Valentín es lo que todos parecen olvidar y es lo que la película intenta contar. La cuestión es averiguar si ese sueño se consigue o no.