El silencio
Sinopsis de la película
Certera y honesta. Desde estas dos características construye Arturo Castro Godoy El silencio, su primer largometraje. Tomás es un adolescente al que, como siempre sucede, la vida le cambió de un momento a otro. Pero ese presente despierta un pasado latente que debe resolver para poder enfrentar el incierto futuro. La historia se erige en la necesidad intrínseca de la identidad, y los silencios se hacen cuerpo entre las exiguas y entrecortadas palabras de sus protagonistas. Con orgánicas actuaciones, de gestualidades mínimas y elocuentes -en la piel de Alberto Ajaka, Malena Sánchez, Vera Fogwill, y los nuevos talentos Tomás del Porto y Violeta Vignatti- El silencio bucea sensiblemente en ese universo que se abre, como un abismo inquieto, frente a quien busca su propio origen. (extraído de mardelplatafilmfest.com)
Detalles de la película
- Titulo Original: El silencio
- Año: 2016
- Duración: 105
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La película comienza con una pareja de adolescentes de 17 años, ambos están en la escuela secundaria y van a ser padres, a partir de allí vemos sus miedos, las culpas, la fragilidad, el no saber cómo enfrentarse a esta situación y la búsqueda del protagonista (Tomas del Porto) por tratar de cerrar un círculo o mejor dicho su historia.
Dirigida por el venezolano Arturo Castro Godoy y rodada íntegramente en la provincia de Santa Fe.
Es una película sobre la paternidad, muy bien filmada con buen manejo de cámara, privilegiando lo corporal por sobre el texto hablado, los actores están todos correctos, muy bien el casting, es una pequeña gran película, sobre la que hay que subirse y dejarse llevar, sin apurarnos, solo así es posible adentrarnos en la misma.
Una grata sorpresa.
El silencio , ópera prima del director Arturo Castro Godoy, es una historia de reconstrucción, de comprensión de la propia identidad.
Tomás tiene 17 años. Su novia, Valentina, le comunica que está embarazada y juntos evalúan la posibilidad de no tener ese bebé. Casi al borde de la decisión de abortarlo, escuchan los latidos del corazón de esa nueva vida y a pesar de no tener ninguna de las variables a su favor –entre ellas un complicado vínculo con su madre, con quien no tienen la confianza suficiente para contarle lo que le está pasando-, deciden seguir adelante con la gestación.
Ante este nuevo desafío, Tomás se dispone a comprender su pasado, a construir su propia identidad, a armar ese rompecabezas que significa el vínculo con su padre y toma la decisión de ir en busca de él a pesar de saber que encontrará en Camilo a un desconocido, dado que jamás han tenido trato alguno.
Arturo Castro Godoy utiliza en la narración una inquieta cámara en mano que captura la insondable de los humedales de Santa Fe y Rincón. A paso lento pero firme nos va introduciendo poco a poco en los sentimientos y sensaciones de Tomás y se toma los espacios suficientes para que lo podamos ir acompañando en ese proceso complejo de reconstruir una historia fundamentalmente de cara al mañana. Un pasado que necesita de esclarecimiento, un presente que urge resolución y un futuro que tomará el rumbo que los tiempos anteriores sepan o puedan facilitarle.
El elenco se desempeña loablemente, ofreciéndole al espectador lo mejor de sí. No es ninguna sorpresa que Alberto Ajaka vuela a brillar en esas miradas profundas encarnando un ser casi ermitaño, de pocas palabras y gestos endurecidos, pero sí sorprenden gratamente los adolescentes protagonistas de la historia, sobre todo Tomás Del Porto quien tiene en su protagónico un peso trascendente en la historia.
El guión se sostiene sobre un cimiento férreo y va dando claves a medida que se desarrolla la historia, dejando que el espectador arme este rompecabezas casi al mismo tiempo que lo va armando Tomás. Las imágenes, potentes y de una fotografía muy bella, se transforman en sensaciones que saben unir tiempos, dando paso a la búsqueda y respetando los acallamientos.
La incapacidad de reflejar oralmente los sentimientos. Lo que se expresa con miradas. Lo que se exterioriza mediante los movimientos corporales. El silencio, que dice más que muchas palabras, es una de esas películas para decidir, para continuar, para recalcar y considerar .
Cine argentino, cine que necesita de vos, cine que merece ser visto.