El siciliano
Sinopsis de la película
El director de El cazador adapta una novela de Mario Puzo (El Padrino) que relata la historia de Giuliano, un bandido que intenta liberar Sicilia de la corrupción del gobierno de Roma y de la Mafia.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Sicilian
- Año: 1987
- Duración: 105
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Opinión de la crítica
Película
5.2
80 valoraciones en total
A pesar de contar con todos los ingredientes (basada en un libro de Mario Puzo, dirección de Michael Cimino y un peripuesto Christopher Lambert, todos ellos en la cima de sus respectivas carreras), para ser una película de referencia en películas sobre mafiosos y contar con una lujosa producción y unas bellamente fotografiadas localizaciones, esta historia sobre el famoso bandido siciliano Salvatore Giuliano no termina de llenar, teniéndote expectante durante todo el metraje, pero al llegar el final del mismo te queda la sensación de lo que pudo haber sido y no es.
Que no cumpla las expectativas, no quiere decir que sea una mala película, por lo que si no la has visto, quizás deberías hacerlo.
120/09(12/06/17) El megalómano Michael Cimino volvió a demostrar con esta aparatosa película que es un gran director de anuncios de colonia, sabe filmar de un modo preciosista y muy estético, bañando de melancolía el relato con continente, pero que a la hora de incorporar contenido y sustancia a sus historias desbarra en caos argumental que orgánicamente no sostiene análisis alguno, y es que la pretenciosidad del realizador no está cubierta ingenio narrativo. El guión de Steve Shagan (La fórmula o Las dos caras de la verdad), junto al no acreditado gore Vidal (De repente el último verano o Calígula), se basan en la novela homónima de Mario Puzo (El padrino o Superman), al que pagaron 1 millón $ por los derechos cinematográficos de su obra, en realidad el libro era un spin-off del universo El padrino, la historia literaria acontece durante los dos años que Michael Corleone está refugiado en Sicilia, teniendo que prescindir de toda referencia en el film por los derechos de autor. Cimino construye una epopeya más artificiosa que las tetas de Pamela Anderson, todo resulta forzado y más simplista que el mecanismo de unas tijeras, trazando una hagiografía almibarada del protagonista, Salvatore Giuliano un bandido al que embiste de un aura de cuasi-Jesucristo, un moderno Robin Hood, ello sin arco de desarrollo del personaje, desde que lo vemos se siente el elegido para liberar a su pueblo (Sicilia) del yugo d los tiranos italianos, el director nos lo exhibe como un Mesías revolucionario con un don sobrenatural para sumar adhesiones a su causa, acabar con la pobreza, combatiendo al estado y a los terratenientes, quedando un melodrama lánguido, y que a pesar de su largo metraje (me refiero a la versión íntegra de 140 minutos) sientes que no conoces a los personajes, resultan acartonados, falsos, manufacturados, queriendo forzarte Cimino de modo chusco a sentir empatía por un ser sin fondo alguno, a lo que no ayuda el nefasto actor Christopher Lambert, hay figuras de cera con más expresividad, habla mucho de la gran capacidad (ataque de ironía) para el casting que el actor francés hablando en inglés fuese elección personal suya (de traca). Poco pueden hacer a su lado y con el material que les dan estos si buenos intérpretes John Turturro haciendo un buen Pepito Grillo, Joss Ackaland haciendo de un regio mafioso, o Terence Stamp encarnando a un émulo del Gatopardo, mención especial para Barabara Sukowa (actriz germana haciendo de estadounidense), a la altura del protagonista. Inaudito fue que Gore Vidal peleara en los tribunales que su nombre apareciera en los créditos como guionista, cuando si hubiera sido inteligente se habría estado quieto. Cimino adoptó medidas extremas para que los productores aceptaran proyectar su versión íntegra de 140 minutos, pero perdió en los tribunales y tuvo que hacer una reedición para USA de 120 minutos, yo he visto la íntegra. Fue un fracaso de taquilla, recaudó sólo $ 5 millones en los EE.UU. La historia de Salvatore Giuliano fue llevada al cine por Francesco Rossi en 1962 con el título de Salvatore Giuliano.
Salvatore Giuliano (Christopher Lambert), famoso bandido, junto con su banda de guerrilleros, intentó liberar a principios de 1950 Sicilia del dominio italiano. Giuliano roba a ricos terratenientes para dar a campesinos, que le veían como un Salvador. Tendrán importancia en la historia personajes como el fiel amigo de Giuliano, Pisciotta (John Turturro), El líder mafioso Don Masino Croce (Joss Ackland), El príncipe Bosa (Terence Stamp), El amor de Giuliano, Giovanna Ferra (Giulia Boschi), o la Duquesa Crotone (Barabara Sukowa).
La cinta solo es destacable por su preciosista ambientación, donde el realizador demuestra alarde y gran gusto sensorial, y por un par de escenas reseñables, la de la ejecución de un traidor a Salvatore en la plaza de un pueblo, y la marcha comunista por un camino, con el gentío con grandes banderas rojas y cantando en su marcha la Internacional socialista. El resto va de lo estridente a lo ñoño, pasando por momentos ridículos. Y es que la película está surtida de diálogos penosos, queriendo ser profundos y lapidarios en cada escena, y lo que son es de banales a chuscos. Con escenas tan fachosas como ver a una mujer dar un discurso al campesinado reunido sobre los parabienes del comunismo con zapatos de tacón, con un modo metido con calzador de tener que tragarnos sin sentido alguno que todo el que se acerca a Giuliano se siente hipnotizado por su aura carismática, ello con mensajes tan de Miss como lo de lo que quiero es el bien de los campesinos, que se acabe el hambre, y que no haya más guerras (lo último es de mi cosecha), argumentarlo sin cimiento alguno, buscando conmover al público de modo ramplón. Es la delineación de un semi-Dios, donde la condesa a la que va a robar sus joyas en cuestión de segundos le está diciendo que o la viola o tendrá que forzarlo ella, todo muy verosímil (ataque de cinismo), no hay introspección alguna del personaje, no tiene dudas o dilemas morales, es perfecto y puro (ataque de cinismo), es la edificación con pies de barro de una leyenda, creando Cimino un protagonista desprovisto de alma, falto de aristas, y por supuesto nulo en humanidad.
Llegó tardísimo, incluso después de las rezagadas Los Prizzi y Erase una vez en américa . Muchísimos la tacharon de prescindible y los pocos que la vieron la pasaron por alto. Se había pasado la moda, Cimino estaba con un pie en destierro, ciertamente. Es una gran película imperfectísima, anacronísima a pesar de su desfase de pocos años con novecentos y mafioso de todo tipo y nacionalidad. Cimino aún así propone una puesta escena soberbia. Cada plano y su planificación es una maravilla. La escena de arranque con todo Palermo inundado con el careto de Christopher Lambert, es algo que suena a locura a día de hoy, y sin embargo nos mantiene extasiados.
Sean compositores de música: ¿Cómo mejorarían este film?
Sean guionistas: ¿Qué problemas tiene este guión?
Sean montadores: ¿Qué deshechamos?
Sean productores: ¿Podríamos optimizar más los recursos que tenemos? ¿Necesitábamos tanto?
Sean productores ejecutivos: ¿Están seguros en sus predicciones y en sus estudios de mercado?
Sean agente de distribuidoras: ¿Hace falta más marketing?¿A quién va destinado esto?
Sean Cimino: Hablar con cada una de las partes (no sólo con el director de fotografía). Al final el que pone el cuño, el máximo responsable de que todas las partes funcionen eres tú.
Con altos y bajos el cine de Cimino no deja de ser notable. A pesar del fracaso de taquilla que resultó Las Puertas del cielo, no se traiciona a si mismo y sigue fiel a su ley. Logra un cierto éxito comercial con Manhattan sur y posteriormente se embarca en este proyecto que tanto produjo como dirigió.
La historia basada en la novela de Mario Puzo recrea la vida del bandolero sicilano Salvatore Giuliano quien si existió. Queda muy bien plasmado en el film su espiritu apolítico,idealista y romántico del personaje. Las relaciones antagónicas entre Giuliano y el jefe de la mafia están bien matizadas por la admiracion de Don Masini hacia Giuliano. Así tambien como el retrato de una alta sociedad desinteresada en el pueblo lo que finalmente termina por crear conflictos de lucha de clases por la poseción de la tierra.
Un film bien logrado, tal vez uno habría esperado mas, sin embargo creo que Cimino es fiel a su estilo y a su autoría.
Correcta recreación de la vida del célebre bandido Salvatore Giuliano mitificada hasta los cánones de lo que realmente no fue. Cimino traza en el personaje de Lambert el perfil de un revolucionario apolítico que lucha por los derechos de los campesinos y la adquisición pública de tierras, que están a merced de los terratenientes y los nobles. Estos últimos, con Terence Stamp en la cabeza, son la imagen viva de El Gatopardo de Lampedusa, despreocupados por su pellejo porque saben que, después de todo, nada que va a cambiar. Por otro lado la Mafia, como siempre al acecho, que le ofrece protección a Giuliano aunque tiene otros planes para él.
Excelentes exteriores rodados en Sicilia, de los amarillos campos vigilados por el Sol hasta el árido monte. Esta película emana tradición de la isla con las procesiones, andares y hablares de sus habitantes. Y Cimino así lo plasma con sus largos planos a que nos tiene bastante acostumbrados. No por eso el film pierde, pero su extensa duración (135 minutos) podía haber quedado en algo más de hora y media.