El séptimo sello
Sinopsis de la película
Suecia, mediados del siglo XIV. La Peste Negra asola Europa. Tras diez años de inútiles combates en las Cruzadas, el caballero sueco Antonius Blovk y su leal escudero regresan de Tierra Santa. Blovk es un hombre atormentado y lleno de dudas. En el camino se encuentra con la Muerte que lo reclama. Entonces él le propone jugar una partida de ajedrez, con la esperanza de obtener de Ella respuestas a las grandes cuestiones de la vida: la muerte y la existencia de Dios.
Detalles de la película
- Titulo Original: Det sjunde inseglet (The Seventh Seal)
- Año: 1957
- Duración: 96
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Opinión de la crítica
Película
8.1
100 valoraciones en total
Film nº 18 de Bergman. Escrito por él, se basa en su obra de teatro en un acto Trämalning ( Pintura en madera ), de 1955. Se rueda en exteriores de Suecia y en los platós de Svensk Filmindrustri. Obtiene el Premio Especial del Jurado de Cannes. Producido por Allan Ekelund, se estrena el 16-III-1957 (Suecia).
La acción tiene lugar en Suecia a mediados del s. XIV, a lo largo de unos pocos días, anteriores a Todos los Santos (1 nov.). Antonius Block (Sydow), tras 10 años de lucha en Tierra Santa, regresa en compañía del escudero Jons (Björnstrand). Llega cansado y deprimido: en su largo viaje ha cruzado tierras devastadas por la peste. En suelo patrio se topa con la Muerte (Ekerot), un monje de hábitos negros y rostro blanquedo, aficionado al ajedrez. El caballero la reta a jugar una partida para ganar tiempo.
La desolación y la muerte hacen que el mundo se vea estremecido por estallidos de crueldad y violencia, abandono de las normas sociales, fanatismos, penitencias exageradas y egoismos sin límite. La iconografía que emplea el relato está tomada de retablos y figuras medievales que Bergman conoce a raíz de haber acompañado al padre (pastor luterano) a predicar en lugares diferentes. La iconografía incluye juglares, brujas, flajelantes, cruzados, frailes, pesebres, ángeles e imágenes de la muerte (la del film). Glosa sus obsesiones religiosas: existencia de Dios, ausencia de Dios, más allá, pecado, confesión, perdón. Se refiere, también, a temas terrenales que le preocupan: adulterio, crueldad, fanatismo. Hace uso de símbolos: fresas (juventud y erotismo), águila en vuelo estático (muerte), familia de Jof y Mia (inocencia). Da tangibilidad a elementos etéreos (viento), invisibles (demonio), íntimos (deseo) e inmateriales (maldad). Presta atención a temas que le complacen: feminidad, sensualidad, maternidad, infancia, teatro. Enmarca el relato en imágenes de gran belleza plástica, que parecen inspiradas en Durero. Muestra playas solitarias, rocas erosionadas, parajes desnudos y árboles sin hojas, que refuerzan el sentido de la acción. Celebra el deseo, el amor, la comida, la belleza (paisaje) y el arte. Rechaza el sufrimiento, la crueldad, la pena de muerte. Ofrece un discurso conceptualmente denso y fascinante. La reflexión que propone no está cerrada a toda esperanza. Parece querer decir que en el mundo, enfermo y desquiciado, dominado por la codicia y la crueldad, subsisten casos aislados de inocencia y de no inocentes dispuestos a apoyarla. El film confirma la proyección internacional de Bergman.
La música, de Erik Nordgen, aporta una partitura compleja, de instrumentos medievales. Crea melodías conmovedoras, ajustadas para no perjudicar los diálogos. Incorpora 5 canciones originales y añade un fragmento del Dies irae . La fotografía, de Gunnar Fischer, hace uso de trucos efectistas (cuenco de leche) y de un trabajo de cámara pausado, variado y rico en recursos. Hacia el final juxtapone emotivos planos a cámara fija.
Primera verdad: Ingmar Bergman era un buen director, con ideas originales, inquietudes por expresar y con buenas formas de hacerlo.
Segunda verdad: Que Ingmar Bergman sea un buen director, no significa que todo lo que haga sea maravilloso, tampoco que haga malas películas, simplemente no creo que un director mantenga el mismo nivel en todas sus producciones.
Tercera verdad: El no entender una película puede hacerte verla peor de lo que es. El no entenderla puede ser o bien porque tienes un día malo, porque no estas atento o porque va dirigida a intelectos muy cultivados. El 60/70% de los intelectos no está cultivado como debería, por tanto, muchos (entre los que me incluyo) se quedan con cara de gilipollas pensando que se les escapa algo.
Cuarta verdad: Ingmar Bergman debía ser uno de esos intelectos cultivados, y como tal, debería hacer más fácil la comprensión a aquellos que no tienen ese privilegio.
Quinta verdad: La vida, la muerte y el más allá siempre han abordado miles de inquietudes sin respuesta en el ser humano durante su existencia. Después de ver El Séptimo Sello , estas dudas siguen sin respuesta, pero al menos sabemos que ni somos los únicos preocupados, nos da pie a la tertulia posterior al visionado y nos deja imágenes, frases y sensaciones para el recuerdo.
Sexta verdad: Esas imágenes, frases y sensaciones para el recuerdo se intercalan con un ritmo lento, pesado que a más de uno en la sala de la Mostra le hizo ver un film paralelo llamado El Séptimo Sueño de Ingmar Duermang (yo no me incluyo en estos)
Séptima verdad: Con todo, y pese a todo, El Séptimo Sello es una buena película, que debería ser vista por cualquier cinéfilo pero que se me hace imposible recomendar porque no es para todos los paladares. Me gustó, no la volvería a ver seguramente, me parece un pelín exagerada la nota media… pero cuidado, sale la muerte, está a tu lado mientras haces la crítica… y con la muerte no se juega… si no quieres acabar muerto, claro.
PD: un aplauso por María, José y su Mikael. La familia más humilde y feliz que pudo tener la Edad Media.
En mi crítica me limitaré a hacer una explicación de la película en el spoiler. Todo lo que ahí escribo es consecuencia de lo que he pensado yo solito en una calurosa tarde de verano y no lo he contrastado con nadie mas, así que si alguien cree que me equivoco en algo o que voy muy desencaminado me gustaría saberlo.
La temática de esta película no puede ser más trascendente: la muerte, el miedo a esta, y la vida después de ella. A Bergman no le tiembla su pulso maestro a la hora de enfrentar a sus personajes cara a cara con la muerte, pero no de una manera superficial, como estamos acostumbrados en el cine. Aquí no hay personajes que mueren tras unos simples lloros más o menos dramáticos, aquí se trata la muerte como realidad inevitable y se cuestionan sus consecuencias posteriores: ¿el cielo? ¿el infierno? ¿la nada?.
Para colmo de genialidad, la película no está ambientada en una época de modernidad en la que estas cuestiones se planteen desde un punto de vista filosófico y sirvan de charla para intelectuales (como sucedía en otra obra maestra de Bergman, Fresas Salvajes ) sino que está ubicada en una Edad Media asolada por la peste negra, regida por la sinrazón y sumida en el caos.
A modo de hermoso envoltorio de su impresionante contenido, El séptimo sello está plagada de imágenes de arrolladora fuerza visual y significado, que componen una atmósfera absorbente, contrastando momentos espeluznantes con otros de gran serenidad y belleza.
Imposible sacarle defectos a esta auténtica joya, que cuenta con unos personajes maravillosamente bien trazados, tan humanos que los angustiosos latidos de sus corazones casi nos sacuden a nosotros también. Estos personajes son además reflejo de las diferentes maneras de afrontar la muerte: El miedo, que empuja a Antonius (inconmensurable Max Von Sydow) a encomendarse a un Dios que su razón le dicta que no existe, o la frialdad de un Jons (no menos genial Gunnar Bjornstrand) consciente de que le espera el vacío. En representación de una vida sin miedo a la muerte: María y José, dos maravillosos personajes surgidos de la esperanza que no necesitan decidir su destino en una partida de ajedrez.
La gente al escuchar el nombre de Bergman, suele mirarte con cara de espanto, cómo si tu fueses la mismísima muerte, que se acerca desde la orilla de la playa. Esa cara de terror o incluso de desprecio, se debe más al desconocimiento que a otra cosa.
Porque Bergman era un auténtico genio y esta película es sin duda una de las mejores de la historia del cine.
¿De qué trata?… De qué no trata diría yo.
A Antonius Block (Max Von Sydow) se le presenta la muerte (Beng Ekerot) en la playa en la primera escena de la película para llevarselo. Sin embargo Antonius le propondrá jugar una partida de ajedrez para así ganar tiempo. Aquí Bergman hace gala de su particular sentido del humor (el cual está presente en toda la película de manera sutil), cuando a la hora de elegir las fichas, la muerte le responde: Negras, creo que es lógico, ¿no? .
Bien, ese es el punto de partida, ahora comienza la película.
Para no hacer esta crítica algo interminable, destacaré una sola escena de las miles que que hay sobre las que poder hablar. El momento en el que la muerte se acerca a una bruja que es condenada a ser quemada viva por haber visto al diablo. Mirándola fijamente y con cierto tono de angustia la muerte le pregunta: ¿Es verdad que has visto al Diablo?, ¿Cómo es? . Y , ante la cara de la mujer (porque con Bergman no hace falta hablar, sus personajes hablan hasta cuando están callados)la muerte dice con cierta decepción : Tú solo estás muerta de miedo Y se va. Brillante metáfora sobre como hasta la muerte tiene dudas sobre su fe y la existencia de si hay vida después de la muerte. Impresionante.
Cuando el cine aún te dejaba pensar por tí mismo…