El rostro del asesino
Sinopsis de la película
Un asesino en serie tiene atemorizada a la ciudad. Una espectadora inocente presencia su último ataque, pero al huir cae de un puente quedando inconsciente. Cuando despierte en el hospital, no puede reconocer a su propia familia, ni a su novio, ni siquiera su propio reflejo en el espejo. Se le acaba diagnosticando prosopagnosia, un desorden neurológico real causado por una lesión en el lóbulo temporal que impide comparar la cara que estamos viendo con otra cara almacenada en la memoria, con lo que ella es incapaz de reconocer la misma cara dos veces, cada vez que mira a alguien es como si fuera nuevo para ella. Pero ella es la única testigo y el asesino está al acecho.
Detalles de la película
- Titulo Original: Faces in the Crowd
- Año: 2011
- Duración: 99
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Opinión de la crítica
4.6
75 valoraciones en total
La palabra clave para entender el film es la palabra PROSOPAGNOSIA. ¿Y eso qué es? La Prosopagnosia es un trastorno de reconocimiento de las caras que se manifiesta en una dificultad de reconocer a familiares y amigos por el rostro. Incluso puede no llegar a reconocerse el mismo en un espejo. ¿Hemos captado el problema? Para aquellos que se quieren hacer una idea, imaginen por un momento a una persona que cada vez que te mira…ve a una persona diferente, está leyéndote un libro y cada vez que levanta la cabeza, ve en tu rostro a un amigo, y la siguiente al señor del quiosko y a la siguiente al del butano. Pues con esa idea es la que debemos tener presente para entender al personaje de Anna (Milla Jovovich).
Pero ya de si por si esto es un GRAN PROBLEMA, la situación empeora si en tu ciudad existe un asesino en serie al cual ves cometer uno de sus asesinatos, peleas con él, le ves la cara, pero te llevas un golpe y te salvas por los pelos. Eres la única persona con vida que le ha visto la cara, pero jamás te acordarás de ella por tu nueva enfermedad. La idea es superatractiva desde el punto de vista de lo original. La pena ha sido la forma de tratar el tema. Es una enfermedad señores, no es un trauma. Comportamientos como el del policía con un tacto tan delicado como un cactus. O sus amigas que conociendo su problema, no se le ocurre mejor plan que largarla en una discoteca con cientos de personas, que para ella son todas la misma. O incluso su pareja, infantil su reacción cuando lo confunde con uno de la disco. O ya de por sí el director del centro donde trabaja, todos la tratan como una loca, no como una enferma. Hasta la doctora cuando la trata por primera vez, me llegó a sembrar la duda si estaba viendo un thriller o un comedia, mucho cachondeo a esas alturas.
Y ya el comportamiento del asesino es menos creíble que los euros de madera. En primer lugar tuvo que imaginar que no escaparía viva de la caída del puente. ¿para qué te llevas el bolso y el móvil? Si conoces todos los detalles de ella y sabes que no te va a reconocer, ¿porqué esa manía de acercarte a la única persona que te puede reconocer? ¿morbo? ¿falta de ideas de los guionistas? Es que todo lo que rodea al asesino es bastante evidente, ¿nadie se molestó en no solo interrogar al niño, sino mirar sus dibujos? Siempre está cerca de la escena y ¿nadie nota nada? Y ya por último el desenlace final, vistiendo los dos como zipi y zape. ¿Cuántas posibilidades existen de que dos personas por casualidades de la vida vistan de la misma forma? Recordemos que el no acude así vestido, sino que se la quita a uno de los personajes de la peli. Y ya el final, me pareció muy light, hecho única y exclusivamente para que el espectador saliera con una sonrisa de la sala.
Hace tiempo vi un documental sobre la prosopagnosia, la enfermedad que hace que un individuo no pueda distinguir los rasgos de un rostro, y me llamó sumamente la atención. Mi memoria para recordar caras y reconocer rostros siempre ha sido bastante desastrosa y me ha proporcionado no pocos momentos cómicos (o ridículos, según se mire) asi que no me costó comprender la angustia a la que debe estar sometida una persona que padece esta enfermedad.
Esa misma sensación la debió sentir Julien Magnat que, además, debió pensar que detrás de esos sintomas había una película. Con esas premisas decidió intentar trasladar al espectador la angustia de un enfermo de prosopagnosia, pero se olvidó del resto del argumento.
Más allá de la curiosidad que nos ofrece el planteamiento del filme, el resto del metraje evoluciona por el irracional camino de la falta de ideas y cayendo una y otra vez en ridículas situaciones, resueltas con nuevas ridiculeces y sensaciones de telefilm de medio pelo. Los clichés se acumulan con mayor intensidad a medida que se acerca el final para conducirnos a un desenlace que roza la hilaridad y un epílogo que sonrojará a mentes sensibles, es una pena que Magnat se haya precipitado a la hora de envolver una idea que pudo ser interesante, pues éstas tampoco es que abunden en nuestros días.
Mención a parte para la Jovovich que tiene toda mi simpatía por más que se haya metido últimamente en demasiado subproducto poco fumable. Junto a ella el ex-embrujado McMahon defiende un papel sin densidad.
En definitiva, película de consumo tan prescindible y olvidable como un rostro en la multitud.
No ha estado mal en términos generales, pero como suele pasar con muchas otras películas el final echa por tierra todo el trabajo anterior, dejando a la vista errores de bulto (qué pasa con la voz) y convirtiendo una película aceptable en mediocre.
De todas formas si no hay otra con mejores perspectivas a mano y la queréis ver, al menos echaréis un rato entretenido, no es tan mala como para recomendaros no verla.
Un saludo.
El rostro del asesino contaba con algunas cartas singulares a la hora de enmarcarla como thriller, a la hora de envasarla y, finalmente, presentárnosla. Lo único, como si fuera poco, realmente inquietante es el mundo en el que vive la gran Jovovich. El problema es que ese mundo se ajusta a las leyes baratas del género, cuando en realidad todo ese planteo sobre la identidad podría haber tomado otros carriles. No obstante, y teniendo a su favor una idea original para matizar la propuesta, Magnat no ha logrado librarse de sus propias limitaciones.
Amparándonos en su condición de thriller, el director ni siquiera ha sabido explotar su propia idea (o la del guionista, o la de quien sea). Como bien se explicó en la primera crítica de esta peli, el padecimiento de la prota se nos muestra con un desparpajo de torpeza que da miedo. Esto se debe sin duda a un mal uso de las miradas : el director trocó de manera decididamente fallida la mirada objetiva/omnisciente con la de un enfoque subjetivo que se intercala mal en la visión de Jovovich. El espectador debería haber visto siempre lo que la prota veía, y no lo que normalmente se utiliza como ojo standar para las pelis de narración tradicional. El resultado es evidente: una peli que cae en la bolsa de gatos por una pésima idiosincracia de su creador.
Por idiosincracia quiero decir lo siguiente: el director prefirió dar privilegios a los giros netamente policiales en vez de dotar al personaje de Jovovich con un perfil coherente que debía ser expresado como tal mediante el montaje. Otra evidencia más del cine en serie , del cine viciadamente genérico.
La película entrelaza dos propuestas interesantes: un sanguinario asesino en serie y una víctima que, a raíz de una lesión, es incapaz de reconocer los rostros de la gente. Lo malo es que, a partir de aquí, no han sabido muy bien por dónde ir. La manera de reflejar la enfermedad de la chica es altamente arbitraria, a veces se hace de una manera (el mismo rostro para todas las personas) y otras, de otra (el rostro de la persona cambia continuamente), aunque hay personajes que, no se sabe por qué, repiten rostro en varias escenas. Es decir, se han quedado con lo interesante de la idea, sin ir más allá.
Por otro lado, el guión es muy deficiente, casi burocrático: difícil de creer en su desarrollo, totalmente inverosímil y decepcionante en el desenlace. Falta pasión, faltan ideas, falta imaginación, falta todo de todo y trata con poco respeto al espectador por su mediocridad y fantasía. Aparte de que enseguida adivinaremos quién es el asesino.
Muy mal, de verdad, aunque la simpleza de sus ideas, afortunadamente, impide que la película sea demasiado aburrida y hace que en ocasiones se deje ver, de ahí mi aprobado. Quizá gran parte del motivo sea Milla Jovovich, que está impresionante en todas las facetas, a pesar de la mediocridad del personaje que le ha tocado interpretar.