El rostro
Sinopsis de la película
Un grupo de hombres con dificultades económicas se dedican al robo a mano armada, pero su último trabajo resulta decepcionante porque el botín es muy escaso. Cuando el dinero desaparece, resulta evidente que alguien ha decidido quedarse con todo. La banda no está dispuesta a dejar que el traidor se salga con la suya, pero primero tendrán que averiguar quién es.
Detalles de la película
- Titulo Original: Face
- Año: 1997
- Duración: 105
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Opinión de la crítica
Película
5.8
80 valoraciones en total
276/03(17/08/09) Entretenido thriller sobre ladrones, que utiliza sutilmente unas revueltas políticas para encuadrar la historia en un marco de desencanto social, donde el poder es corrupto y la traición aguarda detrás del que menos esperas, la moralidad y la ética brillan por su ausencia. Versa sobre un atraco y su posterior reparto de beneficios, uno de los atracadores se ha quedado con el botín y no saben quién es. El guión es bastante atractivo y te atrapa en sus redes, originando un film ameno que radiografía la traición. Los actores lo bordan realizan un trabajo brillante, destacando el gran Robert Carlyle y Ray Winstone, unos actores que transmiten sentimientos, pasión, están soberbios. En su debe decir que algunas escenas resultan algo pueriles, quedando la policía por los suelos. Su banda sonora es otro de sus aciertos, plagada de canciones que nos transportan por esta búsqueda del traidor. Recomendable film a todos los que gusten de cine negro. Fuerza y honor!!!
Producción británica que presenta a un grupo de hombres que viven por momentos económicos delicados, lo que les empuja a delinquir y realizar robos. El último golpe resulta certero y eficaz, pero alguien les ha traicionado y les ha robado todo, ahora queda averiguar quién ha sido el responsable.
Se encuentra a medio camino entre la crítica social y el relato de robos, que no resulta satisfactoria en ninguno de los puntos que intenta desarrollar. Se pasea de forma superficial por el drama y la situación económica que viven los personajes principales, intentando ofrecer una visión del desencanto social provocado por la crisis económica.
La película presenta notables paralelismos con ciertos relatos sobre robos presentados con anterioridad, haciendo que vengan a la memoria del espectador, películas del calibre de: Atraco perfecto de Stanley Kubrick o Reservoir Dogs de Tarantino, salvando las distancias, por supuesto. El año de la producción de El Rostro, hace pensar que pudo estar promovida por el desbordante éxito de crítica y público de Reservoir Dogs. La película presenta un hilo argumental similar a la mencionada película de Tarantino, ya que, tras dar un golpe, un grupo de ladrones debe descubrir quien ha sido el traidor. Por desgracia, El Rostro presenta un tratamiento lineal y muy evidente de los sucesos ocurridos, lo que hace que se desvanezca el suspense y que no llegue a captar la total atención del espectador
El tratamiento del conjunto de la historia, junto con el de los personajes principales, es muy pobre. A penas se desarrollan los vínculos existentes entre ellos y no llegan a desenvolverse, con nitidez, las motivaciones que les empujan a hacer lo que hacen. La película cuenta con un reparto británico correcto, donde no destaca la aportación de ninguno de ellos, salvo la presencia de Robert Carlyle, cuya fama se debe al personaje interpretado en la comedia de éxito británica, Full Monty. Los responsables de la película intentan camuflar las carencias del argumento empleando y desarrollando secuencias de acción, que no están a la altura de las de las grandes producciones americanas, pero que resultan mínimamente convincentes e incluso realistas, ya que no abusan del empleo de trucos pirotécnicos. La directora, Antonia Bird, intenta no ofrecer un relato de acción al uso, introduciendo líneas arguméntales que no terminan de funcionar y que hacen que la película pierda conexión y coherencia, haciendo que no funcione como un conjunto.
Película entre el drama social y el relato de robos, que no termina por decantarse por una línea argumental clara y que únicamente logra robar el valioso tiempo del espectador, no funciona y se antoja muy previsible. Hay que tener mucho rostro para ofrecer al público una película de estas características.
No tiene nada de particular este mediocre film de atracos visto mil veces. Cuenta el típico robo perpetrado por una banda de ladrones de poca monta liderados por un comunista radical, que desencantado de todo, decide dar el golpe de su vida en un alarde de hipocresía y cinismo ideológico. Pero las cosas se tuercen cuando el botín no es todo lo sustancioso que esperaban. Para colmo al que custodia el dinero le apalean y le roban todo. El resto de los miembros de la banda tratan de averiguar quién les ha robado mientras surgen las suspicacias entre ellos.
La veterana directora británica Antonia Bird vuelve a contar con su actor fetiche Robert Carlyle para dirigir una historia con buen pulso pero demasiado vista. En el reparto aparece el rockero Damon Albarn, que posteriormente compondría la banda sonora de Ravenous también dirigida por Antonia Bird y protagonizada por Carlyle. A pesar de los esfuerzos de la directora por mantener el interés del argumento con potentes escenas de acción, la resolución de la trama no logra conmover al espectador por culpa de un guión carente de la más mínima sorpresa.
Aún dejando de lado algunos deslices narrativos (en la última secuencia de acción vemos una comisaría demasiado accesible y vulnerable, un solo guardia de noche como simple vigilante poco experimentado, no equipada de sistemas de vigilancia), esta modesta propuesta de Antonia Bird no me convence en ningún momento. A pesar de no llegar a los centenar de minutos parece estirada pues tarda en abordar el problema que plantea el argumento, de hecho la primera hora es directamente soporífera. El segundo acto gana en intensidad pero no deja de ser una película poco atractiva, demasiado antiestética y falta de coherencia, pues las relaciones entre los personajes permutan cada cinco minutos de una manera drástica, nada creíble en fin. Por otro lado es previsible y demasiado tópica, cuando a lo mejor haberse salido de las pautas de un típico filme de robos hubiera hecho ganar en originalidad a Rostro, o al menos plantear alguna evolución en el carácter de estos inexpertos capos hubiera nutrido al filme en esencia dramática lo que propiciarías que empatizasemos más con sus protagonistas. Por ejemplo, a mi modo de ver hubiera quedado entrañable que el más desequilibrado del grupo no hubiera vuelto a querer traicionarles, sino que este brusco y poco reflexivo personaje envuelto en esas fieras facciones mostrase alguna evolución después de lo ocurrido. Ray Winstone, que me enamoró en la maravillosa Infiltrados está muy desdibujado aquí, y Carlyle, en torno a quién la directora parece querer hacer girar la totalidad de los acontecimientos tampoco es un personaje muy atractivo, al igual que tampoco lo es su pareja en la ficción ya que los diálogos que ambos comparten en este largometraje no son naturales.
Supongo que lo que no me gustó de la película es la forma de estar rodada, no sé… no veo ritmo, y hace que la historia pierda fuerza, o no tenga toda la intensidad que espero de esta clase de películas.
Es interesante de como va suciendo toda la trama, los personajes, aunque algo poco creíble algunas escenas, como cuando se creen la versión de uno de ellos. Supongo que debería de existir más tensión entre ellos mismos, al desconfiar uno de otros, quizás por ahí hubiera estado mejor.