El rey de Nueva York
Sinopsis de la película
Violento film de gángsters que relata los intentos de un traficante de drogas por recuperar su territorio perdido mientras cumplía prisión. En Nueva York el crimen se hace a la manera de Frank o no se hace. Recién salido de la prisión, Frank White se reúne con su antigua banda para retomar su posición como señor de la droga de la ciudad. Se enfrentarán en sangrientas batallas al resto de capos de la ciudad y lucharán por estar en la cima. Incapaces de volver a poner a Frank entre rejas, la policía también les declara la guerra…
Detalles de la película
- Titulo Original: King of New York
- Año: 1990
- Duración: 103
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Opinión de la crítica
6.4
69 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Anthony Padilla
- Christopher Walken
- David Caruso
- Erica Gimpel
- Ernest Abuba
- Frank Adonis
- Frank Aquilino
- Frank Gio
- Frankie Cee
- Gary Landon Mills
- Gerard Murphy
- Giancarlo Esposito
- Harold Perrineau
- James Lorinz
- Janet Julian
- Joey Chin
- Lance Guecia
- Laurence Fishburne
- Leonard Thomas
- Paul Calderon
- Phoebe Legere
- Robert LaSardo
- Roger Guenveur Smith
- Steve Buscemi
- Theresa Randle
- Vanessa Angel
- Victor Argo
- Wesley Snipes
El mismo año en que se estrenó Uno de los nuestros de Martin Scorcese, Abel Ferrara dirigió la otra cinta mafiosa importante del momento, aunque esta es menos épica y pretenciosa es sin duda mas violenta y oscura. Retrata la caída de un capo de la droga llamado Frank White, interpretado por un magistral Cristopher Walken, con una moralidad ambigua que quiere recuperar el terreno perdido cuando sale de la prisión, buscando la expiación de sus pecados eliminando a sus rivales que según él ensucian la ciudad e intentando construir un hospital en el Bronx para los mas desfavorecidos.
Sus secuaces afroamericanos al mando del histérico Jimmy Jump encarnado por Laurence Fishburne, eliminan en una serie de guerras de motivación étnica a colombianos, italianos y chinos sucesivamente, pero esto acarrea que la policía -de origen irlandés en su mayoría- se centre en la detención del narcotraficante, estableciéndose así una serie de estereotipos que se dan en el mundo del crimen. Todos ellos confabulan para que White no saque adelante sus planes en la construcción del hospital. Como antagonista sitúan a un policía entregado e integro y hostil a los métodos de White, que a pesar de todo posee los mismos valores.
Abel Ferrara retrata la ciudad que nunca duerme como una trágica representación de lo peor que se puede convertir una urbe con el aliciente de que la Gran Manzana históricamente está envuelta en un halo de violencia. Una Nueva York infestada de drogas y prostitución, donde las mafias dominan el panorama, donde abundan las bandas callejeras y pululan las tribus urbanas en la noche. Como si de una Gotham City se tratara, Nueva York siempre está envuelta en tinieblas, bajo la noche, cuando el peligro acecha, representada dramáticamente con terceros planos desde el metro o el puente de Brooklyn que aportan un halo siniestro a la ciudad.
Con Teniente corrupto dirigida en 1992, Ferrara llevó mas lejos el tema de la redención personal, y El rey de Nueva York a pesar de no ser tan profunda es más sólida, entretenida y violenta hasta el punto de ser molesta.
La primera sensación que a uno le queda después de ver El rey de Nueva York, es la capacidad de retrato que tiene Abel Ferrara, obteniendo el lado más tenebroso y oscuro de las personas. Esta cinta original en su medida, crea unos personajes tan fuertes y altamente adictivos que uno es capaz de olvidar por completo la trama central. Walken da mucho miedo y crea un velo de misterio a su alrrededor capaz de helar la sangre al más pintado, que aprenda Jack Nickolson y sus Infiltrados amigos.
Cine oculto, de culto y disfrazado de clásico por parte de unos de los malditos de la industria.
Esta es una de esas películas que primero te capturan por su estética, su fotografía, sus silencios y sus estallidos de violencia, y que después te atrapa con su historia, que realmente es una mera excusa para adentrarnos en la mente del rey del crimen en Nueva York.
Tres factores importantes hacen de esta película algo realmente importante en la filmografía de Abel Ferrara, director que nos ha dejado grandes películas como El funeral o Teniente corrupto.
El primero es la banda sonora de Joe Delia, que mezcla tanto hip hop como música clásica.
El segundo es la excelente fotografía de Bojan Bazelli. Solo hay que fijarse en las numerosas veces que le nombra Ferrara en el audio comentario del dvd.
El tercero es la actuación de Christopher Walken. Hay que ponerlo aparte, pues con sus miradas desde una ventana o su violenta reacción ante un jefe de una banda rival, el actor se sale. Parece que no hace nada, que esta muerto por dentro, y de repente, explota. Walken dibuja un personaje de los que solo el puede dominar por completo. Sin duda, es el rey de esta función.
Pero King of the New York cuenta además de todo lo dicho con un reparto de los buenos. Victor Argo, David Caruso, Laurence Fishburne, Wesley Snipes o Steve Buscemi, aunque la de este ultimo sea una aparición fugaz.
Les recomiendo que la vean, que se dejen envolver por la suciedad de las calles de Nueva York, contrastando con el lujo de la habitación de un hotel, con las mujeres mas bellas, con los rascacielos de la ciudad reflejados en el rostro de Walken, y claro esta el final, que es pura poesía de violencia. Muy Ferrara.
Vista hoy en día (2009), sorprende el enorme talento del plantel de actores de esta película. Rodada a empujones, por la falta de dinero y de medios (magistralmente suplidos con talento a raudales del director), el siempre maldito Abel Ferrara narra una de sus mejores películas, protagonizada por un Christopher Walken intratable, que eclipsa a cuantos se le ponen delante, en un gran papel a su medida.
Los personajes son irracionales, viscerales, emocionales, ambiguos, sinceros y en algunos casos desmadrados.
Lo que más duele es ver que ha caido en el olvido, pues tiene muchísima miga en un guión que, sin ser redondo, es más cuerdo y honrado que la mayoría de estupideces que se están filmando hoy en día.
Se trata en síntesis del enfrentamiento entre un capo mafioso y la policía, con una ambientación por momentos angustiosa, en la que ambos bandos luchan sin esperanza y con poca fe, por llevar adelante sus ideas a cualquier precio, hasta convertir el enfrentamiento en una obsesión personal entre ambos bandos (mafia y policía). Una historia triste y oscura que no deja indiferente a nadie, mezclando el bien y el mal como pocos directores saben hacerlo, y donde la elección moral se muestra confusa y ambigua. No hay buenos ni malos, es el espectador el que elige.
Para mi una de las mejores películas de Abel Ferrara, un director distinto, cuyo placer por lo truculento, ha ido truncando su carrera. Sin duda, una película inquietante, en la que se demuestra que el bien y el mal la mayoría de las veces van de la mano, y donde el fin justifica en más de una ocasión los medios, de forma sorprendente.
Como curiosidad, señalar que hace gracia ver a David Caruso (Horacio en C.S.I. Miami) en un papel de policía similar al que interpreta en la serie, pero más joven y salido de madre.
Frank White sale del talego pensativo. Una limusina lo espera en la salida, una negra y una rubia le encienden un cigarro mientras vuelve a recuperar el trono. No es una película descafeinada, tampoco es una vacilada de negratas que se pegan tiros en el culo. Tiene un trasfondo turbio y poético, de degeneración, que aparece al rato, y mejora a medida que avanza la película. Yo, aficionado a Tarantino, De Palma y Kitano, no me he quedado decepcionado.
Vemos la historia de un hervidero de personajes desfocalizados por las drogas y la inconsciencia, en donde perder la vida puede ser algo tan insignificante como en la Edad Media. Nadie escapa al terrible retrato: yonkis, gángsters y policías forman parte de un mundo sin moral, sin medida, que, como veremos, sin ninguna clase de duda, sólo puede conducir a la nada.
Lo mejor: como se plasma la dura realidad de los entornos del estilo crimen organizado. Hasta un punto que recuerda un poco Scorsese en el final de la mítica Casino.