El rapto de Bunny Lake
Sinopsis de la película
Recién instalada en Londres, Ann Lake lleva a su hija a la escuela el primer día de clase, pero, cuando vuelve a recogerla, la niña ha desaparecido. Ann denuncia el caso a la policía, pero las investigaciones de los agentes no conducen a ninguna parte, es como si se la hubiera tragado la tierra. Poco a poco, en comisaría empiezan a preguntarse si no se tratará de una fantasía de Ann.
Detalles de la película
- Titulo Original: Bunny Lake is Missing
- Año: 1965
- Duración: 107
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Opinión de la crítica
Película
7
97 valoraciones en total
Concuerdo con el sentir general que he leído en el resto de las críticas. Estamos ante una película interesante, que se sigue con mayor o menor interés hasta que el desenlace, momento en el que todo el edificio que tan sugestivamente se ha construido se desploma cual castillo de naipes.
Como he dicho ya en el título, creo que El rapto de Bunny Lake es una película fallida, sin embargo contiene el suficiente número de elementos de interés como para dejarla caer en el olvido como si de un filme menor se tratase.
Otto Preminger lleva a cabo una espléndida tarea de dirección. La puesta en escena es magistral, así como la planificación, con un predominio absoluto de largos planos que en ningún momento entorpecen la narración, más bien al contrario: dotan al filme de una gran fluidez y de una naturalidad pasmosa. La fotografía en blanco negro posee momentos de verdadero agobio y tensión, y se ajusta como un guante a lo que el director quiere transmitir.
La historia se centra en Bunny Lake que, en medio del caos que supone toda mudanza, y máxime cuando se trata de ir de un país a otro, desaparece sin dejar rastro en la escuela donde su madre la dejó de manera apresurada por la mañana. Lo que en principio parece un rapto, poco a poco empieza a tomar un cariz diferente en vista de la desaparición también de todos los objetos personales de Bunny…
Acertado thriller en su arranque, que abre con unos títulos de crédito no muy conocidos del sí muy conocido Saul Bass (Vértigo, Psicosis, Anatomía de un asesinato, etc).
De elegante cadencia y realización puntillosa, con una artesana y teatral forma de rodar, repleta de grúas y gran aprovechamiento de los espacios cerrados, la pena es que las tintas del psicologismo más desquiciadamente sesentero se hacen pronto con las riendas del asunto. Es por ello que el metraje acaba siendo un desatinado traslape que combina aciertos —como la refinada puesta en escena comentada o un contrastado blanco y negro— con una segunda mitad defectuosa, que adolece de serios brotes ciclotímicos que convergen en un desenlace que exagera y desborda el vaso del juego de espejos realidad-invención-personalidades múltiples (que sí, que no, que sí, y luego otra vez que no). Juego que no desvelaré, claro, porque ahí radica el spoiler, pero que acaba siendo lo peor de la película y lastrando gran parte de ella.
En símil jazzístico, Preminger se pasó con la percusión, socavando la armonía y potenciando el traqueteo de unos golpes de efecto harto discutibles.
Y es que al metraje le hizo falta, precisamente, algún fármaco para controlar su bipolaridad y sus ansias de enredo gordiano y neurótico. Yo no sé si era cuestión de suministrárselo al director o a los actores que, a la vista está, andaban necesitados de una correa modelo Mastín del Pirineo para sujetase en la interpretación. A Laurence Olivier no lo meto en el mismo saco, claro, que está muy contenido él.
Recomendable por su academicismo y por la posibilidad de encontrar un montaje y unos planos de clímax plenamente integrado en esos rasgos estilísticos archisabidos de la década de los 60. Solo por eso, quizás, a muchos la película les merecerá la pena.
A mí casi.
Último de los grandes films de Otto Preminger (1906-86), poco conocido y frecuentemente olvidado. El guión, del matrimonio formado por John y Penélope Mortimer, adapta la novela Bunny Lake is Missing (1957), de Evelyn Piper, pseudónimo de Marryan Modell. Se rueda en escenarios reales de Londres (Trafalgar Square, Soho, Hampstead…) y alrededores. Es nominado a 2 premios Bafta (dirección artística y fotografía). Producido por Otto Preminger para Columbia, se estrena el 3-X-1965 (RU y EEUU).
La acción dramática tiene lugar en Londres a lo largo de unos 6 días de los primeros meses de 1965. Ann Lake (Linley), americana de unos 25 años, se traslada a Londres con su hija Bunny (Appleby), de 4 años, para estar cerca de su único hermano, Steve (Dullea), periodista, soltero, que ha sido enviado a Londres como corresponsal. Hace la travesía en barco y se aloja en una vivienda alquilada al casero Horatio Wilson (Coward), no muy alejada de la de su hermano. Poco después de la llegada, con cierto retraso, lleva a la hija al colegio The Little People’s Garden, donde la deja al cuidado de la cocinera, ya que todo el personal docente se halla ocupado y ella lleva prisa. Por la tarde, cuando va a recogerla, la niña no está en el colegio y nadie la ha visto. Se hace cargo de la investigación policial el superintendente de Scotland Yard Newhouse (Olivier). Ann es ingenua, sencilla y cariñosa. Steve es aparentemente tranquilo, frío y razonable. Apoya a su hermana ostensiblemente. El policía es veterano, riguroso y eficaz. El casero es entrometido, borracho y aficionado a los instrumentos sadomasoquistas.
El film suma misterio, thriller, drama y policiaco. Desarrolla un absorbente, oscuro y fascinante thriller psicológico que lleva la inquietud al ánimo del espectador, al que hace dudar de los protagonistas, las pesquisas de la policía, la realidad de los hechos y de su propio criterio. No crea motivos de terror, pero sí los crea de temor, zozobra y angustia. El desarrollo de la acción, plantea con habilidad y eficacia más interrogantes que respuestas, hasta el punto de sumergir el ánimo del público en un clima de desconcierto, desorientación e incertidumbre, que quiebra las relaciones entre apariencias y realidad. Añaden factores complementarios de preocupación las extrañas aficiones del casero, el hecho de que tiene por costumbre entrar y salir de las viviendas de sus inquilinos sin avisar y en los momentos menos oportunos y su estado crónico de embriaguez y descontrol personal. Añaden factores nuevos de temor los comentarios de Ada Ford (Hunt), la copropietaria de la escuela de la niña, sobre los sueños de los niños y la fragilidad de su imaginación en determinadas circunstancias, así como su sensación sobre algo extraño que advierte en Steve. Éste, por su parte, explica a la policía hechos de la infancia de Ann que plantean sospechas sobre su equilibrio psicológico y otros extremos relevantes para el caso.
(Sigue sin spoilers)
Original, profundo e inquietante (nos puede suceder a cualquiera) punto de partida para una película con un ritmo endiablado y una imponente puesta en escena, que se apoya en una maravillosa fotografía en blanco y negro para retratar los avatares de los protagonistas y su complejo mundo interior.
No está exento de polémica este film, por la fuerte crítica social que conlleva al tratar el tema de las madres solteras (algo muy difícil de llevar en la época) y por la extraña relación de los dos hermanos.
Estamos ante una trama ciertamente angustiosa y claustrofóbica, la cual nos deja casi sin respiración por unos personajes ambiguos y una madre desesperada por no poder encontrar a su hija. Sufre una auténtica pesadilla a lo largo de toda la película.
Lo mejor: los fascinantes títulos de crédito del comienzo.
Lo peor: un desenlace cogido con pinzas que hace bajar la nota global (6,5).
El director Otto Preminger, responsable de alguna de las joyas del cine negro, volvía sobre sus pasos pero dándole una vuelta de tuerca a un tema detectivesco. El film, después de unos inquietantes títulos de crédito se abre con la desaparición de Bunny Lake, a la que el espectador no ha visto, pero que su madre busca infructuosamente, de tal forma que el director juega con el espectador a hacerle pensar que más que una trama detectivesca/policial, en realidad nos está mostrando un tema más bien psicológico.
De esta forma, Preminger, consigue despistar al espectador, y con una excelente puesta en escena (sobretodo en la primera parte en la que no aparece la niña) crea un clima enrarecido y desasosegante en el que el espectador llega a no estar seguro de nada de lo que está viendo, en el que las apariencias engañan. Una vez consigue meter en el cuerpo del espectador el desasosiego y la incertidumbre, el film va alejándose cada vez más del aspecto policíaco y se va adentrando poco a poco en la senda de la instrospección psicológica, terreno donde evidentemente todas las apariencias engañan.
Film muy inteligente el que nos ofrece Preminger en que demuestra todo su buen hacer detrás de la cámara en una historia ambigua, llena de imágenes inquietantes que demuestran su buena planificación y mejor guión, y que de alguna manera se anticipa al thriller psicológico .