El pueblo fantasma
Sinopsis de la película
Sigue de El texano . En vista de que su ya fallecido padre, Manuel Saldívar, carga con tan mala fama que hasta un corrido le compusieron, su hijo Manuel Saldívar Jr. (Rodolfo de Anda) se dispone a averiguar si es cierta la penosa historia que cuenta la canción. Pero para averiguarlo tandrá que conocer a un temido hombre llamado Río Kid (Fernando Luján), quien tiene una bien ganada fama de acabar con los mejores pistoleros que llegan a San José, el casi abandonado pueblo donde habita. Desde entonces, algunos hechos sobrenaturales van a suceder. Continúa en El secreto del texano .
Detalles de la película
- Titulo Original: El pueblo fantasma
- Año: 1965
- Duración: 80
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De la misma manera que encuentro lamentables a aquellos individuos que, teniendo unos padres honrados e íntegros, eligen el camino del mal y no les duele empañar su nombre, también admiro a los hombres que, no obstante haber recibido un inapropiado ejemplo de sus padres, en vez de seguir su mismo oscuro sendero, se disponen a hacer el bien y a vivir del lado de la justicia contra todos los obstáculos que surjan en el futuro, pues, tienen bien claro que hay personas que solo sirven de mal ejemplo y que, con un mínimo de inteligencia, seguir el camino correcto es lo natural. Infortunadamente, en nuestra absurda sociedad nos marcan los errores de nuestros más allegados y no se comprende que cada individuo es uno y único, y que, en justicia, nadie puede ser juzgado por las acciones de los demás por más familia que sean, sino, y únicamente, por lo que él mismo haga. Muchos seres humanos se preservan dignos entre familias deshonestas… y también hay seres muy desubicados que surgen de entre familias intachables, pues, no es solo la familia la que puede influir en nuestros planes y criterios, también lo hace el entorno, los amigos, el conocimiento que adquirimos y las experiencias que cada uno tiene.
Manuel Saldívar El Texano, se siente, él mismo, un hombre tan bien puesto del lado de la justicia, que no consigue creer lo que dicen de su padre, hasta en un corrido que ahora cantan en las calles. Por esta razón, decide cabalgar hasta San José, el pueblo donde habita un temido pistolero llamado Río Kid, de quien se dice que solo busca a los mejores pistoleros para matarlos. El Texano confía en que él podrá responder a la pregunta: ¿Quién fue realmente mi padre?… Pero, lo que no imagina, es que está entrando en un pueblo casi abandonado porque la gente teme al misterioso e invencible pistolero que ahora habita en su territorio.
Me animé a ver, <>, porque la protagoniza otro actor mexicano al que tuve en muy alto aprecio cuando era niño. Se llamaba, Rodolfo de Anda, era hijo de un reconocido actor, productor y director llamado Raúl de Anda, y aunque inició su carrera en el cine desde que tenía tan solo dos años, yo lo conocí cuando hizo, El Charro Negro contra la Banda de los Cuervos (1963), una película que proseguía las aventuras de un personaje que primero interpretara su padre, y que, aunque estuvo muy pobremente realizada por alguien que fuera mejor actor que director, con mi visión de niño logré emocionarme y me animé a seguir viendo otras películas de, Rodolfo de Anda, quien comenzó a llegar a nuestro Cine México con bastante frecuencia.
Curiosamente, <>, fue una de las películas que nunca había conseguido ver, pues, es una suerte de western un tanto adulto en el que se tocan temas sensibles que, en aquellos tiempos nos estaban vedados. Aquí, Rodolfo de Anda prosigue con el personaje que ya había interpretado en, El Texano (Alfredo B. Crevenna, 1963) y es el mismo, Crevenna, quien pronto retomaría a este personaje en dos secuelas más.
El guion de, Alfredo Ruanova, resulta muy entretenido y está bien dosificado con acciones del más puro western, también hay espacio para algunos toques de comedia (incluidos los colmillos del chupasangre de turno) y un cierto suspenso cada que aparece el temido pistolero… y lo que más nos atrae, es que el protagonista (entonces un muchacho que aún no cumplía la mayoría de edad) es una suerte de Audie Murphy a la mexicana: Con una figura menuda, sin ínfulas de héroe, con ciertos temores que no teme expresar, en ocasiones irrespetado… y uno siente que está ante un ser de carne y hueso con el que puede identificarse y aprender, como él, a vencer nuestros propios miedos.
Me agradó ver otra vez a Rodolfo de Anda. Lástima que no pudiera leer este artículo, pues, falleció el 1° de febrero de 2010… seguramente cansado de haber estado 65 años de su vida entre los sets cinematográficos.
Otra de terror clásico mexicano, en este caso un western sobrenatural con vampiro por medio.
Hay que decir que es bastante original, pero se hace bastante larga para durar hora y media. Como suele ser típico de estas películas, los actores son reguleros, y meten algunos toques de humor que, personalmente, considero que sobran en una película que ganaría mucho siendo totalmente seria.
También dedican bastante tiempo a las canciones (cantan el mismo corrido 3 veces) y se ahonda pocon en la historia de Rio Kid, que sería lo más interesante. Aún así, se deja ver.
Sí, extraño western que empieza de la forma más convencional. El Rápido se hace el amo de la cantina con su revólver y tiene atemorizada a la parroquia. Hace entonces su aparición un pistolero que viste todo de negro, Río Kid (Luján), acaba con él y desaparece. Lo que no es tan convencional es la misteriosa desaparición en sus tumbas de los cadáveres que va matando Río por ahí.
Escena siguiente, Manuel Zaldívar (Anda) pelea con varios hombres que se burlan por ser el hijo de un asesino del mismo nombre. Harto de la situación y buscando rehabilitar la memoria del padre, marcha a San José para conocer a Río que fue uno de sus amigos.
Por el camino se encuentra con Néstor Ramírez (López Moctezuma) que regresa también a San José desde la cárcel donde estuvo diez años por un engaño de Río al que quiere matar. Pero la ciudad está ahora prácticamente abandonada. Es una ciudad fantasma. Una auténtica maldición parecer pesar sobre ella.
Compleja parece la trama ¿verdad? Pues aun faltan los vampiros que salen de los sepulcros y se transfiguran en cuervos para chupar la sangre de sus víctimas.
Pese a las dificultades para combinar tantas historias sueltas, el guion es bastante sólido. Tiene, claro, puntos débiles como el encuentro con Néstor, la parte sentimental que queda muy desvaída o la innecesaria repetición por tres veces del famoso corrido de Manuel Zaldívar.
Tampoco entendemos la necesidad de estructurar la trama en tres partes bien diferenciadas. La primera sin título y las otras dos con los de El vampiro y El cobarde .
Buena dirección que consigue crear una atmósfera de terror y de suspense como nunca habíamos visto en un western. Escenas casi siempre nocturnas, de misterio, con juegos de luces y de sombras bien conseguidos.
Pese a la modestia de medios, la ambientación es muy digna. Llama la atención la presencia de cabezas disecadas de toros de lidia en la taberna y en la barbería, así como el rótulo Río Bravo en uno de los edificios. Música adecuada que no abusa de los corridos típicos.
Personajes potentes, sinuosos, dibujados en unos pocos trazos, bien interpretados, especialmente Luján. Sobran los bromistas del reparto. La cinta es de miedo y no está el horno para bollos.
Todo ello da como resultado un western extraño, bueno, inquietante por momentos, interesante. Merece la pena verlo.
Durante muchos años, la cinematografía mexicana produjo filmes de todos los géneros, tan interesantes como los de sus ricos vecinos del norte, con un magnifico nivel de profesionalidad. Este filme, El pueblo fantasma , corresponde a la típica producción de serie B, que mezcla magníficamente el western con el cine de terror. Vampiros y pistoleros en un pueblo maldito. Pero con una textura más próxima a los episodios de La dimensión desconocida que a los filmes de la Hammer. De hecho, ser un filme en B/N favorece aún más ese aspecto misterioso, y nos retrotrae a las películas de los años 50. Película sencilla y eficaz, con escenas muy logradas, como la de la humillación pública del pistolero protagonista, con el desprecio que se respira alrededor de él. Y un duelo final, de noche, con público y entre ruinas, ciertamente logrado.