El pueblo de los malditos
Sinopsis de la película
Durante unas horas todos los habitantes de Midwich, un tranquilo pueblo costero, pierden el conocimiento. Poco tiempo después, se produce otro inquietante y extraño fenómeno que parece estar relacionado con aquel desmayo: la mayor parte de las mujeres de Midwich se han quedado embarazadas. El médico de la localidad (Christopher Reeve), cuya mujer también está encinta, y una cientifica (Kirstie Alley), enviada por el gobierno, deciden estudiar el caso a partir del momento en que los niños empiezan a mostrar una conducta tan sobrenatural como inhumana.
Detalles de la película
- Titulo Original: Village of the Damned
- Año: 1995
- Duración: 98
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Opinión de la crítica
5.9
32 valoraciones en total
Dicen que los hijos traen felicidad al hogar. Que se lo digan a los padres de las dulces y traviesas criaturillas albinas que protagonizan esta entretenida entrega de terror.
Este remake del maestro Carpenter no supone ninguna revolución en el género y, posiblemente, ni siquiera pretendió pasar a los anales de la historia con esta cinta. Pero, ¿qué importa? Bien dirigida y narrada con eficacia, la película ofrece hora y media de entretenimiento y algunas dosis de inquietud a lo largo de un metraje que se desarrolla en un sencillo y bien medido in crescendo.
Los momentos incómodos, que están asegurados (véase cierta auto-autopsia), y la palpable sensación de mal rollo (además del aire de misterio logrado por el desconocimiento del origen del mal) hacen de este film, en cierto modo bastante convencional, un muy digno homenaje al terror de los años 70 y 80, pese a quedar algo lejos de lo que consideraríamos un trabajo notable.
Le acompañan una buena banda sonora, un Reeve que demuestra que era más que Superman y un acertadísimo casting de niños malos realmente turbador (de largo, lo mejor de la película).
A fin de cuentas, un film bien hecho, atractivo y entretenido, para ver, disfrutar y poco más, puesto que no queda retenido en la memoria con mucho empeño.
PD: la moraleja de la peli es que hay que compartir la vida con otra persona, tanto para hacer el bien como el mal. Si no, te pasa como al pobre infeliz desparejado al que marginan. Él era el más malote, pero al no tener churri no pudo explotar satisfactoriamente su vena psicópata. Pobesito.
PD2: El pueblo de los malditos de 1995 se ha convertido en el mayor alegato en pro del aborto jamás visto en el cine.
Miedo no dan, pero ganas de darle una colleja… ese es mi breve resumen. Ampliando un poco mas la cosa (para que me validen la crítica más que nada…) a esta película le faltan demasiadas cosas, es fallida como película de terror o misterio ya que no da nada de miedo y es harto previsible, ofrece una imagen de telefilme impropia del talento del director y los actores están horribles (incluídos los ostiables niños). Solo funciona a ratos por detalles, por el concepto general, como entretenimiento de sobremesa, pero lejos de aprobar.
Village of the damned cuenta una invasión alienígena sin platillos volantes. Los extraterrestres surgen desde los úteros de mujeres terrestres cuyos óvulos fueron anónimamente inseminados durante un desmayo general. Como tiernas crías humanas gozan de inmejorable inmunidad mientras crecen y desarrollan sus poderes mentales, su conducta grupal, su fría agresividad, su rencor vengativo y todas las aptitudes necesarias para colonizar el planeta. Humanidad, empatía y sacrificio son palabras que no figuran en su diccionario.
Deudora de las excelencias tanto de la novela The Mydwich cuckoos de John Wyndham como del filme homónimo de 1960 firmado por Wolf Rilla, Carpenter filma con su característico estilo entre la sutilidad y el efectismo, entre la elegancia y el entusiasmo, la inquietante historia de los enfants terribles de Mydwich.
Buena muestra de género del director, que aborda de nuevo un remake con valentía y pasándolo a su terreno, tal y como hizo con The Thing a principios de los 80. El resultado es todo un ejercicio de dirección, un perfecto ejemplo de cine de autor enmarcado en el género fantástico, que en particular en su primera mitad saca lo mejor de Carpenter tras la cámara. En primer lugar es capaz de crear una vez más una atmósfera enrarecida y amenazante en base a elementos cotidianos. Un pueblo típico americano que parece sacado de las Gilmore Girls, unos niños yendo al colegio, una madre cocinando, pierden su aspecto amable y tranquilizador para convertirse en situaciones amenazantes. Partiendo de estos elementos cotidianos y asimilados por la conciencia popular, Carpenter los pervierte y transforma, como hizo en Halloween, para convertirse en lo contrario. De hecho uno de los grandes aciertos del director es la descripción de la comunidad. Contada a través de pequeños detalles y una afilada puesta en escena, Carpenter da menos importancia, como siempre, a los diálogos, que suelen describir en trazos muy gruesos a los personajes, para hacerlo todo con la cámara. Es un placer ver a un director tan clásico, con la capacidad expresiva que demuestra Carpenter en este film, en particular en esa primera mitad ejemplar, hasta la escena del acantilado. Lastima que después el guión pierda empuje y se dedique a repetir situaciones aportando poco a la historia, justo en el momento en el que los niños empiezan a hacer maldades. A pesar de esta descompensación en el guión, algo similar a lo que ocurrió con la también magnífica e incomprendida Christine, Carpenter mantiene su buen hacer tras la cámara, alcanzando momentos magníficos, como las inquietantes tomas de los niños de camino a la escuela o la manera como narra el suicidio de la chica. A favor, el hecho de que esta es la parte más crítica y comprometida socialmente del film, lo que le añade interés. Resulta además muy divertido el conjunto de actores venidos a menos recuperados para la película (Pare, Alley, Hamill, Kozlowsky o Reeve) que demuestran que Carpenter además de buen director es buena persona. Bromas aparte, esta nueva versión de Village of the Damned es una autentica película de serie B en el sentido mas amplio y positivo de la expresión, todo un ejemplo de lo que se puede hacer con poco presupuesto y mucho talento.
Sí, lo sé. El pueblo de los malditos no es una obra maestra y ese ocho que le adjudico revela considerables indicios de sobrevaloración insolente y consentida. Aún así, no me avergüenza reconocer que esta peli me ha gustado y que, al margen de sus ostensibles limitaciones cualitativas, sigue manteniendo ese entrañable e indescriptible magnetismo que durante la década de los ochenta me incitó a frecuentar los patios de butacas de mi ciudad cada vez que las carteleras anunciaban títulos tan ilustrativos como Posesión Infernal, Muertos y enterrados, Aullidos o Poltergeist.
Y si bien es cierto que, vista desde la perspectiva actual, la peli de Carpenter acusa cierto envejecimiento prematuro en lo que a su faceta audiovisual respecta, también es cierto que su capacidad sorpresiva se mantiene indemne. Tal vez dicho razonamiento parezca excesivamente simplista pero os aseguro que cuando, de higos a brevas, los adeptos al género conseguimos degustar un producto exento de ese insulso resabio a comida preparada, la necesidad de divulgar y ensalzar hallazgos como el que hoy nos ocupa se nos antoja, a todas luces, irreprimible.
Sin embargo, para mayor información os recomiendo que le echéis un vistazo a la escueta, precisa y concisa crítica de Kick’Em Ars. Un entusiasta del cine de terror que siempre ha defendido sus criterios cinéfilos con tremenda convicción y que tuvo la osadía de cascarle un 10 a una peli con menos de 6 estrellitas FA.
Así pues, chapeau para Kick’Em Ars… y chapeau para Carpenter. Un cineasta que ya demostró en La cosa su extraordinaria capacidad para construir remakes sobradamente superiores a su versión original.