El pozo de la angustia

3 comentarios en «El pozo de la angustia»

1. Dirigida por el guionista Rusell Rouse a cuatro manos junto al productor Harry M. Popkin, esta desconocida joya, realizada al margen de las grandes productoras, nos cuenta la investigación sobre la desaparición de una niña negra de cinco años que por accidente ha caído a un pozo lo que provocará que un pequeño pueblo, hasta ese momento sin demasiados problemas de integración, se convierta en un polvorín de imprevisibles tensiones raciales cuando un hombre blanco es acusado de asesinarla. Llevada con muy buen pulso narrativo y un admirable tono realista y documental es una atractiva película, diferente y original, con un meritorio guion del propio Rusell Rouse –nominado al Oscar-, de extraña madurez y actualidad. Análisis soberbio, seco y riguroso de una revuelta racial y del fascismo de la turba, indistintamente de su raza o condición social, es igualmente un estudio sobre la histeria colectiva, el poder del rumor y la maledicencia. La película recuerda mucho las películas de contenido social de la primera etapa de Joseph Losey, antes de que huyese de la caza de brujas del senador McCarthy. Con una fuerte influencia neorrealista, los dos primeros tercios de la película son un prodigio de narración siguiendo los esfuerzos del sheriff, interpretado por Richard Rober, por dilucidar el caso y actuar con justicia y equidad frente a los incidentes y las constantes presiones de sus ciudadanos. El último tercio de la película, dedicado al rescate de la niña, suerte de expiación colectiva de todos los actos horribles cometidos en el pueblo en las jornadas anteriores, decae ligeramente, demasiado deudor de un cine de buenos sentimientos y claramente idealista que estropea en parte los excelentes resultados de la primera parte. Pese a estas salvedades una auténtica y desconocida sorpresa a reivindicar con urgencia. Un gran descubrimiento.

2. Soy cinéfilo y escritor de novelas, las cuales muestran una cierta influencia cinematográfica. Filmaffinitty es un punto de referencia para todo aficionado al cine, que desea saber si una película merece o no la pena, a pesar de que opiniones las hay como estrellas en el firmamento. De buena a mala, o simplemente pasable, la película que nos ocupa merece el calificativo de: BUENA.
   
   Mi incesante búsqueda de cine clásico con pedigrí me lleva a escarbar en lo parajes más adustos del séptimo arte. Casi siempre vuelvo a la superficie con las manos vacías, sin ninguna perla que llevarme a los ojos hambrientos. Muchas otras, solo extraigo de entre las algas y el fango, alguna descacharrada y oxidada reliquia carente de interés. Pero algunas pocas veces veo premiado mi tesón, como ha ocurrido en el presente caso. He aquí un filme casi desconocido con una fuerza poco habitual. He de decir, que cuando el cine aborda la denuncia social, o desnuda el alma del hombre, ya ha ganado una parte de mi voto, pero si encima está bien hecho, cuenta entonces con mi absoluta dedicación y gratitud. Utilizando un pretexto, que también sirve para alentar cierto grado de tensión, la película hace un llamado moral a la actitud que ostentamos cuando nos vemos sometidos a una situación que permite aflorar toda la envidia, el recelo y el odio hacia nuestros semejantes, sobre todo cuando son de otra raza. Sin embargo, al mismo tiempo, como por arte de magia, también somos capaces de olvidar los ancestrales antagonismos y solidarizarnos como un ente común, dispuesto a salvar nuestra alma. Son las dos caras de una misma moneda. La moneda de la vida humana.

3. Como indica la sinopsis, el drama se desata cuando una niña, de camino al colegio, cae a un pozo sin ser vista. La película es perfecta en cuanto a las reacciones que a partir de este hecho, pueden suceder. La desaparición de la niña es un misterio y los bulos surgen con una fuerza de espanto. El lugar de los hechos es una población considerable donde conviven blancos y negros sin problemas.
   
   El pozo de la angustia nos traslada de golpe a la actualidad. Decimos que la convivencia es tranquila entre blancos y negros, pero la tensión existe aunque no se vea porque cualquier chispa enciende la mecha. Como sabemos, en norteamérica los disturbios están sucediendo hoy día por motivos raciales, y el caso del pozo nos lleva de golpe a los hechos idénticos sucedidos en Málaga, en enero de 2019, sobre el rescate del niño Julen que cayó a un pozo. No hay más que decir, imposible mejorar el acierto de todas las reacciones que se van sucediendo, las expresiones de desesperación e incredulidad, e imposible mejorar la intriga y la angustia por el realismo creado en una película de ficción pero que como la vida nos enseña, todo lo imaginable está predestinado a que pueda ocurrir.