El niño con el pijama de rayas
Sinopsis de la película
Berlín, 1942. Bruno (Asa Butterfield) tiene ocho años y desconoce el significado de la Solución Final y del Holocausto. No es consciente de las pavorosas crueldades que su país, en plena guerra mundial, está infligiendo a los pueblos de Europa. Todo lo que sabe es que su padre -recién nombrado comandante de un campo de concentración- ha ascendido en el escalafón, y que ha pasado de vivir en una confortable casa de Berlín a una zona aislada. Todo cambia cuando conoce a Shmuel, un niño judío que vive una extraña existencia paralela al otro lado de la alambrada.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Boy in the Striped Pajamas
- Año: 2008
- Duración: 94
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Opinión de la crítica
6.9
100 valoraciones en total
Seré breve. La película no es que me haya disgustado, pero es prácticamente una versión extendida del tráiler. Es correcta pero excesivamente conservadora, no remueve conciencias ni hace pensar al espectador más allá de lo observable, no arriesga absolutamente nada en los contrastes entre la pureza y el horror, que no resultan nada impactantes, más bien predecibles y pastelosos.
Como curiosidad, a título personal, creo que es una película que se hace ser vista desde fuera de la valla electrificada, en la que sólo destaca lo que queda fuera del rol de cada personaje dentro de la monstruosidad del holocausto (si ya la habéis visto leer la crítica con spoiler para que comprendais lo que quiero decir).
La película es buena, sin más.
Se desarrolla de una manera fría y con demasiados saltos inconexos, que pueden ser debidos a la adaptacion del libro en el que la historia no está redactada con un único hilo conductor. Si no hubiese leído el libro antes de ver la película, no se qué sensaciones me habría producido ni la valoración que le hubiese dado. Supongo que será inevitable estar continuamente comparándola cn el libro.
Hay cosas que faltan y otras a mayores del libro, que cuento en el spoiler lo que opino de ellas.
De todas formas considero que el final de la película es más emocionante que el del libro, puesto que una imagen vale más que mil palabras y el poder ver plasmadas las caras de los protagonistas hace que sientas más emociones. Por lo demás, mucho más completo el libro.
No he salido nada descontento con respecto al libro. Evidentemente no es una adapatación 100 % perfecta, ya que la película duraría demasiado poco. Aún así los elementos que añade son muy convincentes, y los que retira no tenían mucha importancia. El único inconveniente de la película es que a ratos le falta ese ritmo que lleva al principio y al final.
Los personajes son exactamente como me los he imaginado.
El niño con una asombrosa y perfecta interpretación.
El padre es más cercano que en el libro.
La hermana parece menos borde como se la pintaba en el libro, muy buena.
La criada ha sido una sorpresa. Me la esperaba yo y muchos más, con unos 50-60 años y no con 20 o así.
La madre. Para ella chapeau . Con mucha más participación que en el libro, una interpretación de oscar, brillante.
Y el pequeño judío, con solo verle se te caía el alma a los pies. Buena interpretación, aunque yo no me lo tomaba como si fuese un actor, sino como a lo que interpretaba.
Ahora hay que elogiar a la fotografía, dirección y al guionista que no la ha líado para nada.
Todo el resto y parte importante de mi crítica al spoiler .
El hecho de que las escenas tremendamente dramáticas brillen por su ausencia dice mucho de un Mark Herman, que no echó mano de la comodidez que da el combinado -menores + holocausto-, que tan en bandeja pondría conseguir tocar la fibra por vía rápida.
Él ha sido valiente, eligiendo lo menos fácil, lo que convierte al producto en genialidad trabajada, como transmitir sin exhibir la explicita barbarie, inclinándose más por llegar a donde pretendía con el simple semblante de quien pela patatas siendo médico. La escena en la que éste deja perdida la mirada tras aclarar al chico su verdadera profesión, me pareció más sobrecogedora que la paliza que nunca se llegó a mostrar en el caso de que se hubiese hecho.
De El niño con el pijama de rayas podríamos sacar la conclusión de que la inocencia se muere en el momento en el que un ser (en general) se transforma en adulto. Bruno adora lo que es y lo que representa su padre. Juega fascinado corriendo emulando bombarderos, y le maravilla el aspecto del uniforme alemán. Esas sensaciones se quedan en la nada cuando su ignorancia de niño le dice que el que tiene en frente es un muchacho en pijamas. Lejos de odiar a quien se supone rival, Bruno abre los brazos ofreciendo su amor.
Si los ojos del padre al mirar a un judío dicen que ni tan siquiera es humano, los de el hijo contempla que en Shmuel hay un posible buen amigo. ¿Sería más sano el mundo si estuviese gobernado por la ingenuidad del menor?
El niño con el pijama de rayas no es la gran película del Holocausto, no es otra más de esas películas denuncia, no intenta ser un film de visión dura y apocalíptica de la tragedia judía. Todo esto ya se ha visto, ya nos ha impactado y está presente en todos, aunque no nos lo recuerden a diario. La Historia ya la conocemos y Mark Herman lo sabe, por eso adapta esta sencilla historia, un cuento trágico que narra como un inocente niño descubre -aunque no quiera creer- el horror del Holocausto.
Y bajo esa mirada inocente de Bruno (Asa Butterfield) descubrimos junto a él que su padre lucha contra los judíos y que los judíos son sus sucios enemigos, pero también acompañamos a Bruno a la reja electrificada donde juega con un niño con el pijama de rayas, un niño judío hambriento y sucio que entabla una hermosa amistad con él, su enemigo.
Y Bruno no termina de entender porqué su amigo del pijama de rayas es su enemigo. La mirada inocente de Bruno le nubla la visión y no puede ver la maldad tan grande que hay en su padre, en el campo de concentración -granja, a ojos de Bruno- y en la Alemania a la que su padre, hermana y tutor alaban sin cesar.
Bruno es un niño, y el director Mark Herman no nos quiere dejar arrastrados de dolor con imágenes que ya hemos visto o con recuerdos que ya conocemos, lo que pretende es ensañarnos la mirada inocente de un niño y la incredulidad ante el horror que tiene delante y no es capaz de ver.