El maquinista (Kray)
Sinopsis de la película
Ambientado en la Siberia de 1945, Ignat (Vladimir Mashkov), antiguo héroe soviético, llega a una pequeña y curiosa localidad para trabajar como maquinista, allí descubre la pasión de sus habitantes por las carreras de locomotoras. Para ganarlas (y aconsejado por un amigo) Ignat embarca en la búsqueda de una locomotora abandonada en una isla. Allí conocerá a una joven alemana que se ha pasado toda la Segunda Guerra Mundial viviendo en solitario.
Detalles de la película
- Titulo Original: Kray (Kraj) (The Edge)
- Año: 2010
- Duración: 115
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Opinión de la crítica
Película
5.9
62 valoraciones en total
La verdad es que me encontré con esta película de casualidad, mientras miraba la lista de nominados a mejor película de habla no inglesa en los Globos de oro de este año (premio que finalmente no ganó, en detrimento del largometraje danés En un mundo mejor ), cosa que suelo hacer ya que normalmente los filmes nominados en esta categoría suelen ser en muchos casos mejores que los nominados al premio general.
La historia en sí empieza con la llegada de Ignat (Vladimir Mashkov) al pueblo, un héroe de guerra de una recién finalizada Segunda Guerra Mundial que encierra dos facetas bien definidas: por un lado, un profundo trauma provocado durante el conflicto bélico, que le confiere un carácter arisco y desconfiado y, por el otro, una irrefrenable pasión por conducir locomotoras. Así, el personaje, tras oír un relato acerca de una vieja locomotora abandonada en una isla, decide acudir en su busca, lo que le llevará al encuentro de Elsa (Anjorka Strechel), una joven alemana que se refugió en la isla hace 4 años y que desconoce totalmente la guerra que conmocionó al mundo durante todo ese tiempo. Así, pronto se tendrá que enfrentar al rechazo y la incomprensión de la gente del pueblo, que simplemente la rechaza por su procedencia germana a causa de una guerra que ella misma desconoce.
Dentro del equipo técnico sorprende en cierta medida la inclusión en el apartado musical del compositor irlandés David Holmes dentro de un equipo totalmente ruso, quien crea una banda sonora que se adapta con bastante soltura al ritmo de la película, sin la ambición de sobresalir demasiado en ningún momento. En cuanto al director, se desenvuelve con desparpajo en base a un guión bastante logrado y la fotografía, por su parte, es excepcional en todo momento, regalándonos impresionantes estampas de la taiga siberiana que contrasta con su impecable blancura con la suciedad de las locomotoras y los maquinistas manchados de hollín.
Buena película, en definitiva, que además de contener una interesante dosis de autocrítica nos muestra cómo el odio engendra odio y cómo éste se ve potenciado por la ignorancia de una población manipulada por su Gobierno (en el caso de la película por la administración estalinista, en el caso actual, valdría un partido demagogo cualquiera en el poder).
Cine de otra cepa, alejado del adorno y contrario a la banalidad. Personajes imantados de un realismo majestuoso que perpetúan de manera admirable la maravillosa calidad interpretativa del cine ruso en general, aquí dentro de una historia de almas perdidas en el confín de una naturaleza salvaje.
Un guión consistente que dará cabida a la crudeza como ingrediente principal, pero tratándola con el respeto de quien conoce lo que significa lidiar con la dificultad y sus inapelables consecuencias, para entregarnos una trama de seres a la deriva, con conductas y relaciones primarias ante un ambiente hostil, pero mostrada, al mismo tiempo, desde una óptica que no quiere destruir la dignidad del individuo y cuyo mayor interés es que vislumbremos cómo aun en la precariedad de unas condiciones adversas, topada ya la desesperanza, puede volver a brotar el calor y a latir el cariño entre dos corazones afines.
Recomendable por múltiples motivos, entre los que destacan su extraña condición, fotografía e interpretaciones exquisitas y una historia que agrupa profundidad y aventura a partes iguales, dando como resultado un producto más que interesante.
Todo el mundo parece sobre excitado y con una fuerza descomunal, presos que trabajan acelerados, mujeres que suben troncos a los vagones de carga en un santiamén, el personaje principal que parece cocainómano, construye un puente de la nada con una mujer, que para estar años en una isla sola, tiene una condición física de atleta, ni contar con que la tiran de un árbol de 30 metros y la mujer como si nada, chapuzones a un rio helado y con una fuerte corriente que te dejaría a 2 km de distancia y con una pulmonía brutal. Todo muy extraño, y no digamos de los pulmones de esa gente como estarán, no dejan el cigarro ni para ducharse además toman una cosa turbia que la llaman cerveza, cada dos por tres.
Y el argumento, un tostón.