El ladrón del arco iris
Sinopsis de la película
Narra la historia de Dima (Omar Sharif) y el Príncipe Meleagre (Peter OToole), dos personajes marginales que viven en una alcantarilla, bajo las calles de la ciudad. Los dos buscan la mítica poción mágica del final del arco iris.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Rainbow Thief
- Año: 1990
- Duración: 87
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Opinión de la crítica
Película
5.7
72 valoraciones en total
125/06(08/06/18) El singular polifacético artista franco-chileno de ascendencia judío-ucraniana, nacionalizado francés (como diría Rick Blaine, ciudadano del mundo), Alejandro Jodorowsky ofrece en este film muestras de una nadería atropellada por la insustancialidad más olvidable. Film escrito por la pintora mexicana Berta Dominguez D. (tiene un papel en el film como una mendiga llamada Tiger Lily), esposa de Alexander Salkind (productor del film). Cinta que llamó mi atención por su elenco actoral de superlujo, reuniendo tras 28 años a los protagonistas de la mítica Lawrence de Arabia (1962), Peter O’Toole y Omar Shariff, sumándose el icónico Christopher Lee en un rol impactantemente bizarro, pero que incompresiblemente desaparece tras el prólogo, quedándote con ganas de más, y todo lo que viene después no le hace sombra a su descacharrante rol de millonario excéntrico que alimenta de caviar y champán a sus canes dálmatas, pone de cena a su familia huesos, se pasea por su mansión en un delirante vehículo-vaca mientras toca los platillos, y disfruta con la picante compañía de un grupo de prostitutas en top-less del Club Raimbow (de ahí el título del film). Los productores coartaron la libertad artística del director (no sé si eso es bueno o malo), impidiéndole cambiara nada del guión, lo cual hizo que al final Jodorowsky renegara de la película.
De Jodorowsky solo he visto la extravagante y surrealista El topo (1970), film indigesto que me dejó con pocas ganas de ahondar en su filmografía, a este me he acercado por los intérpretes, y me he encontrado una cinta que no se acerca a los niveles absurdo-oníricos de la mencionada, enmarcado todo en un argumento muy simple, enmarcado en un escenario con resonancias dickensianas, donde el clasismo queda marcado por ese ricachón caprichoso y derrochador, frente al vagabundo que vive en las alcantarillas, donde el director con estos mimbres pretende hacer una loa a la amistad, pero le queda un churro orgánicamente muy pobre, con un manejo de las elipsis propio del hermano menos inteligente de Forrest Gump, lo del salto de cinco años resulta un parche penoso, sin saberse el porqué de esa heterodoxa unión entre el aspirante a rico arrogante e insoportable y el vagabundo buscavidas, simplemente están viviendo en las cloacas juntos por imperativo del guión, como no se sabe el porqué del perro (perro lobo irlandés) muerto que al principio estaba vivo y durante casi todo el metraje hace de alfombra a la que se abraza un O’Toole (y también utiliza cual muñeco de ventrílocuo) que parece preso de algunas sustancias dopantes. El único que parece tomarse en serio este bodrio es Shariff, demostrando profesionalidad estoica, lástima no acompañe una historia mínimamente interesante.
Estamos en una ciudad portuaria europea sin nombre, un aspirante a heredero (Mealegre encarnado por un sobreactuado Peter O’Toole) de una gran fortuna, espera a su tío en coma (Rudolf Von Tannen interpretado por un divertidísimo Christopher Lee) muera para ser legado con una fortuna. Lleva cinco años viviendo en las cloacas (no se sabe porque) acompañado por la piel de un perro muerto al que llama Cronos, y asistido en lo que le haga falta por el vagabundo y ladrón (Dima dándole vida un buen Omar Shariff).
Jodorowsky pone su sello cuasi-esperpéntico en la caricatura bufa de la gente marginal, de la pobreza, de las necesidades, del espíritu de supervivencia, arremetiendo con artillería mojada contra el capitalismo, y contra su hedonismo, su decadencia moral, pero quedando todo esta crítica en un sketch en el prólogo, siendo lo mejor del film en su estrafalario humor pasado de vueltas, pero muy jocoso con el protagonismo de Christopher Lee, así como su estéticamente atractivo final de la lluvia torrencial, repito, la lluvia, que no la trama que acontece por ella.
Resulta harto pretencioso con ese final apocalíptico que parece salido de la Biblia del relato del Arca de Noé, por lo de la inundación de la ciudad. Por no poner casi todo a parir (a Shariff y Lee no) destaco ese ambiente de fábula, creado en miscelánea entre el diseño de producción de Didier Naert (Druidas) y Alexandre Trauner (El hombre que pudo reinar), esa ciudad arremolinada alrededor del muelle, esa barraca de feria, esas tétricas calles, rodando en exteriores de Gdansk y Pomorskie de Polonia, y en los estudios Shepperton (UK) para la pomposa y recargada mansión y las cloacas (con esa residencia delirante de Meleagre, con cachivaches para elevar el mobiliario para no mojarse), esto ensalzado por la apreciable la fotografía de Ronnie Taylor (Gandhi) que intenta dar tono de cuento de hadas, con cromatismos fulgentes, sabiendo adaptarse las lúgubres cloacas, La música es del galo Jean Musy (Los unos y los otros), adornando con melodías orquestales los diferentes tonos del film.
Jodorowsky puebla la película de intérpretes disfuncionales como un enano (Edward Donovan en el rol de Rolf) al que protege un gigante (Chris Greener, el que era entonces el hombre más alto de Gran Bretaña), una antigua estrella del New Wave punk inglés como Ian Dury, el vocalista de los Flying Pickets como barman, Brian Hibbard como adivino drag, un icono del terror británico como Sheila Keith en el rol de Bernadette, o la porn-star inglesa Linzi Drew en el papel de madame del Club Rainbow.
En conjunto me queda una muy pasable cinta, con más petulancia que calidad, donde su buque insignia que es su mayor atractivo en la pareja protagonista O’Toole y Shariff se convierte en su más resplandeciente rémora (que no la única), pues sus papeles que debieran destilar química, son todo lo contrario, su compenetración es titánicamente penosa, ello embellecido (ataque de cinismo) por unos diálogos que parecen escritos por alguien con alguna tara mental, con lo que el anhelado canto a la amistad queda fatuo. Le doy un cinco por sus virtudes ya apuntadas. Fuerza y honor!!!