El imperio de los lobos
Sinopsis de la película
Anna Hermes, esposa de un alto cargo del Ministerio del Interior, sufre desde hace un mes alucinaciones terroríficas y periódicas crisis de amnesia, llegando a no reconocer siquiera el rostro de su marido e incluso comenzando a dudar de su honestidad. Al mismo tiempo, en el barrio turco de París, aparecen los cadáveres sádicamente mutilados de tres inmigrantes clandestinas. El carácter ritual que parecen tener los crímenes obliga a Paul Nerteaux, el inexperto policía encargado del caso, a recurrir a Schiffer, un veterano en el dique seco por su dudosa trayectoria moral, pero perspicaz y buen conocedor de la comunidad turca de París. La caza no ha hecho más que comenzar…
Detalles de la película
- Titulo Original: Lempire des loups
- Año: 2005
- Duración: 128
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Opinión de la crítica
5.5
25 valoraciones en total
El autor del best-seller Jean-Chistophe Grangé realiza su segunda adaptación al cine (tras Los Ríos de Color Púrpura) con Jean Reno de nuevo como protagonista, aunque en este filme quede en segundo plano debido a la realista y creíble interpretación de Arly Jover (que tuvo un pequeño papel en Blade).
La historia comienza con dos historias diferentes: por un lado una mujer tiene extrañas pérdidas de memoria que la atormentan debido al desconocimiento de la causa de su amnesia, por el otro la investigación de un inexperto policía (un confuso Jocelyn Quivrin) y un veterano con sus propias leyes (Jean Reno) de unos terroríficos asesinatos perpetrados en por un asesino en serie muy meticuloso y calculador.
La premisa está muy elaborada, consigue enganchar desde los títulos de crédito gracias a una eficaz dirección que superpone multitud de buenos planos acompañados de una estridente música que da al espectador la misma sensación de agonía que sufre la protagonista. La presentación del personaje de Jean Reno, un hombre con áspero carácter y dudosa reputación debido a sus métodos poco ortodoxos (la tortura que le hace al dueño de un local es sádica y acertada), es genial.
Pero cuando ya parece que el director ha enseñado todos los efectivos cabos que tiene pensado unir…fiiuuuuuu el globo fílmico se empieza a deshinchar cual Maradona en los últimos meses para finalizar en un producto con una mafia religioso-derechista, un asunto de drogas y de inmigración ilegal que no corresponden en absoluto con el planteamiento inicial. Resulta un filme entretenido en todo caso, pero decepcionante a mitad de metraje.
De todas formas la realización, efectos especiales y visuales, iluminación y fotografía son impecables, dignas de cualquier buena película americana (¡¡cómo se puede hacer una realización tan cutre en nuestro país teniendo a Francia como patria vecina!!). La banda sonora es también bastante agradable y te introduce en el metraje, a través de música electrónica, rock, orquesta y diversas instrumentales de hip hop (¡¡ cómo se puede hacer unas bases tan cutres en nuestro país teniendo a Francia como patria vecina!!).
Si antes hablaba de todos aquellos que se aferran al basado en hechos reales para dar pie a una historia con una base mínimamente aceptable, quizá uno de los elementos más dañinos ha sido la incursión de realizadores que, cada vez más, mediante pantallas partidas, cámaras en mano, montajes descompensados y recursos que no hacen más que marear la perdiz, intentando así que los defectos de un cine que, sin ello, correría el riesgo de resultar vulgar o empobrecido, no queden al destape.
Acompañando a esa nueva hornada que intenta combinar con eficacia un perfil estético medianamente transgresor con el cine de siempre, suelen estar aunados todos los tópicos más inverosímiles, dañinos y pueriles que se pueden hallar en un ejercicio de estas características, como por ejemplo aquello que reside en sus personajes y diálogos, o lo peor todavía, su giro de tuerca final, elemento tan patente en la actualidad, sin el que parece prácticamente imposible convivir.
Y ahí, precisamente, sería donde entraría El imperio de los lobos que, comenzando por uno de esos directores que suelen realizar encargos, y concluyendo con uno de esos elencos tan típicos del cine francés, encabezado por Jean Reno en su ya característico papel de investigador, resultó otro infructífero intento de dar un poco de fuste a esas carreras que siempre han necesitado enlazar proyectos meramente alimenticios con otros de cauce más serio y distintivo para demostrar que aun pueden llegar a dar algo de sí.
De este modo, Chris Nahon creó con su film otro de esos estandartes del thriller de nuevo cuño que se agarra con fuerza a las bases impuestas actualmente, y partiendo de una premisa cuya sinopsis lo dice todo: Intriga (para dar, en este caso, paso a ese [in]esperado giro final), moldes precocinados mil y una veces (policía novato unido a policía de dudosos métodos) y, si es necesario, un poco de sazón añadiendo tintes de lo más escabrosos, termina resultando tan anodino y banal como tantos otros con la diferencia, obviamente, que supone tener al experimentado Reno ante las cámaras, aunque sea teñido de rubio y haciendo el pardillo.
Tiene un buen arranque. Luego no. El imperio de los lobos quiere ser más de lo que puede ser. Mucha confusión, demasiados giros, poca sustancia. Decepciona ante las expectativas.
Y…es que se pasa de rosca. Cuenta con una manufactura técnica impecable, actores que a pesar de la ensalada casi se creen sus personajes y escenarios bien diferenciados.
Lo curioso es que, al margen de su revoltoso entramado, está hecha con criterio. Que no llegue a cumplir los objetivos es otra cosa.
Thriller, ciencia ficción, drama, policial negro, mezcla todo. Y dada su estructura laberíntica en base a pista que lleva a otras treinta pistas , inevitablemente va resintiéndose tanto la atención como el interés del espectador.
No es una peli mala,dista de serlo, pero cae en la trampa de su propia obsesión sin darse cuenta que, poco a poco, el espectador la abandona. Y ella al espectador.
Uno de los carteles publicitarios rezaba: «Si no puedes recordar tu pasado… no podrás salvar tu futuro». Aunque si intentamos recordar el pasado aparece la inmediata Los ríos de color púrpura con Jean-Christophe Grangé de co-guionista de Kassovitz y el libreto de Vidocq, dos de los éxitos comerciales del cine francés de esta década.
A Chris Nahon parece que le han encargado repetir y lo hace bajo todas las consecuencias posibles: El imperio de los lobos se convierte en su simple y alargado sumatorio de partes cuyo resultado jamás será el producto de las mismas. Un quiero y no puedo que jamás despega por culpa de lastres demasiado pesados: ¿¡dónde está el cliché de la tía buena o el buen cine!?
Aparentemente parecía una de miedo con ese título, pero acaba dando miedo por sus chirridos continuos y su resultado final: pura acción videoclipera sin fundamento.
Puede que Jean-Christophe Grangé sea un maestro del suspense y casos criminales pero el crimen es un refrito de amnesias, droga, mafias, asesinos a sueldo letales y peleas coreografiadas por Chiquito de la Calzada. Lo mismito que las últimas de Bourne, vamos…