El hombre del Klan
Sinopsis de la película
Finales de los años sesenta. Aunque la mayoría de la población de Atoka (Alabama) es negra, está dominada por los blancos, muchos de los cuales pertenecen al Ku-Klux-Klan , una organización racista que impone el terror. A este pueblo llega Loretta, una joven negra que trabaja en Chicago.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Klansman aka
- Año: 1974
- Duración: 112
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Opinión de la crítica
Película
5.1
66 valoraciones en total
Película bastante mediocre que pretende ilustrar la situación de los pequeños pueblos del sur de Estados Unidos durante el auge del movimiento negro por los derechos civiles de los años 60-70.
Las actuaciones son pobres, pero lo más impactante son algunos diálogos, que nos hacen preguntarnos si sólo han pasado 35 años de este filme…más cuando Lee Marvin, el sheriff aparentemente compasivo y abierto de mentes, deja ir un borracho del calabozo reprendiéndole porque apalizó a su mujer pero que la tormenta ha pasado (venga, majete, no hagas travesuras)….
sin comentarios.
Para pasar un ratillo o una tarde aburrida, aunque es totalmente prescindible, y no ofrece ningún momento memorable y, lo que es más desesperante, te queda esa sensación de poder hacer ocho mil cosas mejores antes que ver estas capuchas de pacotilla….
No hay virtualmente ningún elemento de interés en esta película, que decepcionará a aquellos incautos que -como el que subscribe-, pensaron que las meras presencias en el reparto de Lee Marvin y Richard Burton serían una garantía de calidad. En absoluto. Desde el primer segundo, la horrible fotografía, plomiza y borrosa (por lo menos, así era en la copia que me tocó ver), trompetea el pésimo nivel de un producto donde naufragan el guión, las actuaciones, los diálogos, los encuadres y un montaje que se cae a trozos. Típico exceso de bajo presupuesto de los 70, la década de las crisis, el pesimismo y el mal humor, caro a los Terence Young, los Michael Winner y algún otro destajista del género. Producto trufado de violencia gratuita y cutre, donde las armas automáticas se pasean a sus anchas, aunque las tengan que manejar asilvestrados sin cerebro. Todo parece forzado y ridículo en esta película, que es menester comparar con la excelente y posterior Arde Mississipi, de Alan Parker.
Cuando Richard Burton dejó la copa sobre la mesa y se puso a leer el guión de esta película debió de pensar: Lo que hay que hacer para llegar a fin de mes . Bueno, estas cosas pasan Rick, no te lo tomaremos en cuenta. A pesar de los primeros minutos, prometedores, de la cinta, este drama racista de los años 70 termina por convertirse en un completo sinsentido donde todos los personajes responden a clichés mil veces repetidos. Lo mejor: Lee Marvin, que saca de donde no hay para caracterizar a su personaje, y eso si podéis verla en versión original. Si te la tomas a coña todavía puedes echarte alguna risa, una o ninguna.
La llegada de la década de los setenta supone el declive de algunos directorres de acción con esquemas del pasado pero que aún continuaban en activo, caso de Terence Young. Las soluciones que eran válidas para las persecuciones de James Bond, como el uso de la cámara rápida para dar dinamismo, comienzan a no sostenerse y no llegarán a los ochenta.
En esta ocasión lo más interesante no son desde luego las bochornosas interpretaciones, en especial del también en preocupante declive Richard Burton. Lo que convierte a este título en visible aún hoy es la observación contemporánea de un drama muy presente por entonces, el del racismo sureño americano. La trampa puede que no fuera perceptible en su día, pero hoy extremece comprobar como para los creadores de la película, el conflicto del KKK situaba en el mismo nivel de culpabilidad a los negros que reaccionaban, con balas o con pancartas, y a los blancos que llevaban tiempo apaleándolos. Así ambos bandos quedan dispuestos en la pélícula frente a frente separados por aquellos que intentan simplemente que la sangre no llege al río, sin mojarse demasiado pero simpatizando con cada lado. Marvin y Burton representan esa frontera pacífica, que no pacifísta, uno tranquilizando a los del Klan y el otro ayudando a ocultarse a los negros. En realidad esa actitud es tan inhumana como la del resto del pueblo, como demuestra la reacción de Burton ante dos hechos, la violación de una amiga negra y el asesinato de su perro ¿adivinan que le encoleriza más? Lo curioso de todo es la conclusión que tal actitud puede llegar a deparar, como queda reflejado al final de esta historia. En fin, puede que todo este tema estuviera aún muy presente en la mente americana, pero se echa de menos una denuncia aunque fuera tímida sobre lo que los blancos del sur han estado haciendo hasta incluso nuestros días.
Por lo demás, increible por lo cruda a mitad del film la escena de la violación a una muchacha negra entre varios miembros del Klan, que no es la única mujer forzada de la película. Que poco queda de la elegancia del creador de James Bond.