El hombre de las mil caras
Sinopsis de la película
Francisco Paesa (Eduard Fernández), ex agente secreto del gobierno español, responsable de la operación contra ETA más importante de la historia, se ve envuelto en un caso de extorsión en plena crisis de los GAL y tiene que huir del país. Cuando regresa años después está arruinado. En tales circunstancias, recibe la visita de Luis Roldán (Carlos Santos), ex Director General de la Guardia Civil, y de su mujer Nieves Fernández Puerto (Marta Etura), que le ofrecen un millón de dólares si les ayuda a salvar 1.500 millones de pesetas sustraídos al erario público. Paesa ve entonces la oportunidad de vengarse del gobierno español, llevando a cabo una magistral operación con la colaboración de su inseparable amigo Jesús Camoes (José Coronado).
Detalles de la película
- Titulo Original: El hombre de las mil caras
- Año: 2016
- Duración: 123
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Opinión de la crítica
6.7
86 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Agustín Galiana
- Alba Galocha
- Carlos Santos
- Chacha Huang
- Christian Stamm
- Craig Stevenson
- Eduard Fernández
- Emilio Gutiérrez Caba
- Enric Benavent
- Eric Tu
- Esteban Ciudad
- Félix Granado
- Gilles Treton
- Israel Elejalde
- Itziar Atienza
- Javier Varela
- Jim Arnold
- Jimmy Shaw
- Jöns Pappila
- José Coronado
- José Manuel Poga
- Leticia Etala
- Luis Callejo
- Mar García
- Marcos Ruiz
- Marta Etura
- Miguel García Borda
- Miko Jarry
- Mireia Portas
- Natxo Molinero
- Pedro Casablanc
- Philippe Rebbot
- Rafael Sandoval
- Ramón Ibarra
- Ramón Rados
- Ricardo Reguera
- Santiago Molero
- Tomás del Estal
Presentada a Sección oficial en el Festival de cine de San Sebastián de 2016, El hombre de las mil caras supone el siguiente largometraje de ficción de Alberto Rodríguez tras las aclamadas La isla mínima y Grupo 7.
Entretenida, sin ninguna duda, y sin grandes defectos de forma ni contenido, El hombre de las mil caras se persona como una de las más claras incursiones del cine patrio dentro del género de espías y engaños. Con actuaciones efectivas, un guion asombroso (más teniendo en cuenta que se basa en hechos reales), un cuidado ritmo y guiños al espectador español conocedor en parte de la historia, raro será quien consulte la hora a lo largo de sus dos horas de metraje.
Dentro de los aspectos a mejorar, el film cae en el error recurrente de explicar para tontos todos los giros de guión y engaños que se han ido sucediendo. Además, algunos personajes fuera del trío protagonista están bastante desdibujados (esa sobrina metida con calzador), y ciertas situaciones son confusas.
En definitiva, un solvente film que tiene en sus mayores bazas la historia que cuenta y la pericia de realizador y actores, pero que pierde parte de la chispa y aspecto genuino de que gozaba La isla mínima
Después de su esplendorosa La Isla Mínima , donde se repasaba con una lucidez y profundidad inusitada no solo una investigación criminal sobre dos niñas asesinadas, sino también un fresco de la sociedad española en la transición democrática, ahora Rodríguez da un paso más en la historia de España, para airear uno de los casos más sangrantes de corrupción en los últimos tiempos: el del exdirector de la Guardia Civil, Luis Roldán, aunque en realidad el maestro de marionetas, el que organizó, orquestó y encima se llevó todos los millones fuera Francisco Paesa, un personaje singular que fue empresario, espía, traficante de armas… un verdadero trilero de guante blanco, capaz de engañar a cualquiera, por cercano que le fuera. Alguien al que nadie -yo creo que ni él mismo…- conocía.
Antes de meterme en harina a la hora de hablar de la película protagonizada ejemplarmente por Eduard Fernández y José Coronado, quisiera hacer un matiz: me encantan las películas de espías, de intrigas, de recovecos… pero cuando hay acción. Jason Bourne, James Bond, Ethan Hunt (el de Misión Imposible) y así un largo etcétera de personajes realmente me parecen fascinantes. Pero cuando estas películas de espías no tienen acción, ni persecuciones, ni tiros, me resultan extremadamente tediosas, como por ejemplo casi todas las adaptaciones de John LeCarré que hemos visto (y con el máximo exponente de El Topo donde los intricados resortes de guión no consiguen que el espectador no se duerma en el sillón).
Bien, desde mi modesto parecer la complejísima red de engañifas que Paesa realizaba con la misma naturalidad que respiraba y que dejaba al Lazarillo de Tormes y a toda la picaresca española como a unos aficionados no es suficiente para mantener el ritmo de la cinta, que en algunos casos, decae notablemente y a la que solo la espectacular factura -Alex Catalán con una fotografía espléndida y sobre todo la magnífica banda sonora de Julio de la Rosa, uno de los mejores activos de esta película- consigue salvarla, sin olvidar por supuesto las interpretaciones realmente sobrecogedoras de Eduard Fernández, José Coronado, Carlos Santos y una contenida y acertadísima Marta Etura.
A pesar de ese ritmo en algunos momentos lento y la complejidad argumental -que a veces parece enmarañarse demasiado- El hombre de las mil caras tiene momentos brillantes, que vienen precisamente de mostrarnos no ya la parte de la historia de nuestro país -aunque esté muy bien narrada a través de informativos televisivos de la época- sino cómo funcionaban los entresijos y artimañas de Paesa. Son precisamente esos momentos los que dan fuelle e interés a la historia.
Siendo justos, la faceta de espía de Paesa es solo una de sus caras (y quizás sea la única que se ve en la película y que yo en mi ignorancia no veo dónde están las 999 restantes…), porque lo que este personaje era en realidad era un mentiroso compulsivo, alguien que para conseguir sus planes no dudaba en engañar hasta a su padre y que podríamos situarlo más en la órbita de Billy Ocean, el personaje de Oceans Eleven , lo que pasa es que en la versión cañí del equipo ni son once, ni son personajes interesantes -y aquí no quiero hacer spoiler, mejor ve a ver la película, que merece la pena-. Creo que este film debería haberse acercado más a El Golpe de Roy Hill, con un timo que había que articular con sumo cuidado, que a cualquier película de espías. Y por supuesto, guardarse en la recámara ese gran truco final con que coronar toda la trama -y que en la cinta queda algo desvaído…-. Incluso recuerdo dos películas que podrían haber sido dos referencias a la hora de articular este relato: por un lado House of Games de Mamet y por otro Nueve Reinas de Bielinsky. Habría sido mucho mejor haber jugado a las cajas chinas -donde cada caja tiene dentro otras muchas más- que al formato de thriller , que como dije antes, sin acción se queda algo empequeñecido.
Porque en la película, aunque Paesa engañe con lucidez, ha sido un gran riesgo no situar al espectador como partícipe de esos timos desde el principio. Aunque supiéramos de ellos por la historia de nuestro país, creo que habría sido mucho más acertado hacer cómplice desde el minuto uno a todos los que estuvieran en la sala de cine, demostrando cómo Paesa era capaz de retorcer la realidad a su conveniencia con total naturalidad y lo que es mejor, con gran efectividad. De hecho ese intrincado, oscuro y misterioso personaje se merecía en realidad un tratamiento más profundo que el que vemos en el film, ya que el auténtico protagonista, el que evoluciona y cambia a lo largo de la historia no es precisamente ese hombre de las mil caras , sino su amigo el piloto, cómplice de fechorías, y por supuesto, el exdirector de la Guardia Civil que se llevó la morterada y que tuvo que escapar a la carrera… para luego volver a entregarse.
No obstante, ésta es una película indudablemente interesante y muy recomendable, tanto por lo que cuenta como por cómo lo cuenta, alternando momentos de tensión e intriga con un lúcido y retorcido sentido del humor.
Tras La Isla Mínima Alberto Rodríguez vuelve a demostrar que es uno de los mejores directores españoles actuales con esta estupenda película bien escrita, muy bien dirigida e interpretada y, que como es habitual en su cine, está muy cuidada en cuanto a los aspectos técnicos como fotografía, montaje o sonido. Seguramente arrasará en los Goya.
También demuestra que domina el lenguaje y el ritmo del thriller, creando y manteniendo la tensión de maravilla pero dando respiros y metiendo interludios dramáticos cuando es necesario. Y además que se le da muy bien la dirección de actores, consiguiendo grandes interpretaciones de todo el reparto, en el que destaca un magnífico Carlos Santos, que aunque físicamente no se parece nada a Luis Roldán consigue que te creas que es él.
Además lo que cuenta es muy interesante. No se si las cosas sucedieron realmente así y ya la propia película avisa de que es una ficción basada en hechos reales pero de todas formas representa muy bien como funcionan el verdadero espionaje, el blanqueo de dinero y la política, También retrata a la perfección el clima moral (o más bien de falta de moral) que hubo en España desde finales de los 80, cuando los políticos de los distintos gobiernos (primero del PSOE y luego del PP) aprovecharon la bonanza económica provocada por la burbuja inmobiliaria para robar alegremente de las arcas públicas, convencidos de que el país era su cortijo particular. En este aspecto es reveladora la escena en la que Roldán dice: Yo no soy un criminal. Yo hacía lo que hacía todo el mundo .
Desgraciadamente la película no es redonda porque el guión no lo es: abusa de la voz en off, que explica demasiado las cosas, sobre todo en la parte final, en la que tuve la sensación de que trataban al espectador como si fuera tonto. E incluso hay ocasiones en las que esa voz en off se carga el suspense.
Nadie dijo que hacerse rico saliera barato
Muy entretenido y divertido último trabajo en el largometraje de Alberto Rodríguez, que narra una rocambolesca historia real, que después de verla resulta bastante increíble, aunque sepamos que en verdad todo ocurrió. Antes de comenzar la proyección en el Festival de Cine Internacional de Donostia 2016, le comenté a mi amigo Manu que no me daba muy buena espina, puesto que no sabía si el realizador emplearía el humor o no. Y es que ya se sabe que Alberto Rodríguez no es precisamente la alegría de la huerta. Pero felizmente así es, hay mucho humor, mucha socarronería, impagables diálogos en boca de excelentes intérpretes, y todo ello muy bien contado, con ritmo sostenido, aunque sí que hay algún momento bajo de tensión, pero siempre intrigante y con calidad cinematográfica.
Estupenda fotografía, buena banda sonora, y quizás (esto me lo comentaron Iñaki y José Luis) el maquillaje de Carlos Santos (su calva concretamente) cante un rato (yo no me fijé, la verdad).
En resumidas cuentas, que te lo pasas bien, te diviertes y al final reflexionas sobre lo ocurrido y ves que todo fue demasiado ridículo, aunque no sus consecuencias.. que siguen presentes ahora y todavía las sufrimos, repitiéndose esté quien esté en el Gobierno.
http://filmsencajatonta.blogspot.com.es/2016/09/hombre-de-las-mil-caras-el-espana-2016.html
Los que tenemos cierta edad recordamos aquellos polvos y los reconocemos en estos lodos. La película de Alberto Rodriguez, al igual que el extraordinario libro de Manuel Cerdan, es un fresco de la España de la picaresca de todos los tiempos llevada al paroxismo. Una historia que parece de ficción y, seguro, se queda, si acaso, corta.
Eduard Fernández es un actor de categoría que recrea a un personaje histórico que termina resultando cercano y hasta agradable porque representa la ambición y falta de escrúpulos del vecino de enfrente…quizás la propia.
Aquellos personajes de LOS LADRONES SOMOS GENTE HONRADA o EL LAZARILLO DE TORMES tan propios de nuestra cultura mediterránea ya no sorprenden pero siguen divirtiendo e indignando a partes iguales.
Excelente dirección, guion, ambientación, música, vestuario, caracterización…y por supuesto la actuación de todos los actores de esta gran película que estará, seguro, entre las más taquilleras del año.