El hijo
Sinopsis de la película
Olivier (Olivier Gourmet) es un carpintero belga dedicado a enseñar su oficio a adolescentes conflictivos. Un buen día aparece en su clase Francis (Morgan Marinne), un chico recién salido del reformatorio donde ha cumplido cinco años de condena por homicidio. Entre los dos surgirá una relación marcada por el respeto, la distancia y, sobre todo, por un terrible secreto que comparten sin saberlo.
Detalles de la película
- Titulo Original: Le fils aka
- Año: 2002
- Duración: 103
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Opinión de la crítica
Película
7.1
98 valoraciones en total
Extraordinaria película de los Hermanos Dardenne !. Cine con Mayúscula. De gran humanidad, intenso, conmovedor.
Narrada de modo áspero, seco, frío, sin artificios, sin música, nos irá sumergiendo en un clima de tensión desde el principio. Inquietante y de cierto suspenso. No se nos dice demasiado, y simplemente advertimos un estado de tensión, que irá acrecentándose. Vamos a ir siguiendo a su extraño protagonista a través de una frenética cámara, adviertiendo sus miradas, sus silencios, sin saber desde un comienzo qué es lo que esconde, qué es lo que pasa. Los sonidos de la carpintería, el chirrido de las sierras, la aspereza de la madera, acompañarán este inquietante clima.
Necesitaremos ir transitando toda la cinta para comprenderlo, y para desembocar en un final desgarrador, de una potencia emotiva como pocas veces vi en el cine.
Y no desearía decir más que esto. Por que esta es una película que hay que ver para descubrir su maravillosa humanidad.
Alcanza el cine de los Dardenne en esta Le Fils su lado más contemplativo. Como ya hicieran en la aburridísima Rosetta, los cineastas belgas renuncian a cualquier tipo de narración o estructura dialéctica para contar una historia que durante gran parte del metraje se ahoga en la monotonía más absoluta. Y a mí esto no me gusta demasiado. Me parece una manera de hacer cine fría y que termina por aburrirme.
En otras muestras (La Promesse, L´enfant o El Secreto de Lorna) ese estilo que les caracteriza, de mirar, de poner la cámara cerca de los protagonistas y dejar que las cosas pasen, se mezcla muy bien con unas historias contadas magníficamente donde unos personajes, bien definidos y que se mueven en un ambiente urbano centroeuropeo retratado con acierto, protagonizan un cine social comprometido y bastante atrevido. Estas propuestas, sobre todo la fantástica La Promesse o la impactante L´enfant, se reivindican para mi gusto como lo mejor de los hermanos y sirven para mejorar y superar, por ejemplo, al Loach más reconocible.
Sin embargo, en esta película vuelven a desaprovechar muchas cosas principalmente por empeñarse en hacer de lo contemplativo el ingrediente principal de su producto. Así vemos como se desperdicia el enorme talento de Olivier Gourmet, actor de innumerables registros, que es siempre grabado desde atrás, poniendo su hombro por delante y dejando al espectador sin ver el rostro de una historia impactante a más no poder. O como el discurrir de los acontecimientos quedan resumidos en unos diez últimos minutos terribles y cuya calidad deja bastante en entredicho al resto del film.
Mirar y contar, eso me gusta de los Dardenne cuando hacen cine. De esta manera me han entretenido, me han gustado e incluso me han llegado a emocionar, con relatos contemporáneos que nos muestran sin tapujos los problemas más candentes del día a día de la sociedad europea. Cuando solamente miran, contemplan y no dicen nada, me llevan por un camino que por regla general no suele resultarme nada satisfactorio haciendo de sus películas un mero trámite a cumplir pero que rápidamente son borradas de la memoria. Esta vez tocó la de cal.
No es nada nuevo decir esto de los hermanos Dardenne, pero es el título más adecuado para describir sus películas. A mí, personalmente, me interesa muchísimo este cine. No hay música añadida en posproducción, ni artificiales filtros de cámara, ni saltos temporales importantes… Es Dogma en un sentido bastante estricto, con todas las ventajas y desventajas que ello implica.
En este tipo de producciones es importante tener una historia interesante que contar. En este caso, hay cierta lentitud en la sucesión de los acontecimientos, pero siempre mantienen la incertidumbre sobre algo, y, justo cuando empiezas a desear que te lo cuenten, lo hacen, te dan una patada en el estómago, te noquean.
Una de las peores situaciones, de las más salvajes, con las que puede encontrarse un padre.
Perdonar es algo necesario pero que resulta en ocasiones muy difícil, y si ésto lo llevamos al cine una esplendida muestra es El hijo .
Durante casi una hora solo se ven escenas carentes de lógica, alargando un planteamiento ausente de rumbo. Miradas que no trasmiten, gestos que no dicen nada. El abuso de primeros planos y el manejo de cámara oscilante, convierten su realización en un extraño trabajo, que de no conocer a sus directores, pudiera pensarse de aficionado.
El guión es oscuro, sin dirección ¿Qué es lo que sucede realmente, entre el profesor de taller, y su alumno?
Debo reconocer que he aprendido mucho de tablones de madera, así como la mejor manera de transportarla, pulidos con lijadora, ajustes, mediciones, cortes… etc.
No encuentro sentido a un final que te deja estupefacto. Entiendo lo que quisieron transmitir pero… Aguanté hora y media para ese apoteósico resultado que a los críticos impresiona…