El general de la Rovere
Sinopsis de la película
En 1943, los aliados ya han desembarcado en el Sur de Italia, pero el Norte sigue bajo dominio fascista gracias a la ocupación alemana. En la Génova de 1943, Bertone, un estafador con grandes dotes teatrales, es arrestado por los nazis y obligado a hacerse pasar por un militar antifascista, el general della Rovere. Su misión será identificar a los jefes de la Resistencia, pero acaba tomándose su papel demasiado en serio. Se basa en el relato homónimo de Indro Montanelli.
Detalles de la película
- Titulo Original: Il generale Della Rovere
- Año: 1959
- Duración: 132
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Opinión de la crítica
Película
7.7
70 valoraciones en total
Estrenada en 1959, la película supone una vuelta a la ética y la estética del neorrealismo de Roma, ciudad abierta , Paisá y Alemania año 0 . Vittorio de Sica da una lección magistral de interpretación en esta fábula del estafador profesional que acaba siendo más él mismo cuanto más se mete en la piel de otro. Este juego de espejos del hombre acostumbrado a fingir qu,e ante la dura realidad, despierta y da la cara es el meollo de la historia. La película está rodada en un bello blanco y negro, con grandes contrastes entre escenas típicas de estudio y otras de corte documental. El arranque de la película y su desarrollo, justo hasta la mitad del metraje, es trepidante y está cargado de sucesos. En la segunda mitad, la que se desarrolla en la cárcel, el ritmo se hace mucho más pausado y la acción pasa a ser interior, dentro de la conciencia del personaje. El argumento está al servicio de una reflexión moral sobre el deber en los tiempos difíciles. En un momento dado, un personaje reivindica su liberación por no haber hecho nada y otro preso le responde quizá debiste hacer algo . Este es el aldabonazo en el alma del falso general, que guionista y director pretenden traspasar al espectador.
Atraviesa la ciudad en ruinas buscando dinero para seguir jugando: simpático con sus amantes, sus amigas, sus conocidos, sus víctimas de timos espantosos y también simpatiquísimo con los nazis invasores: es el pícaro tantas veces interpretado por Vittorio de Sica que, esta vez, servido en bandeja de plata un guión sobresaliente y dirigido por el mejor Rossellini va más allá de sus recursos característicos y borda con minuciosa sensibilidad el periplo del hombre corriente dispuesto a sobrevivir donde sea y con quien sea… metido de repente y sin quererlo a héroe fabuloso…
Fue un gran director neorrealista y un actor entrañable. Cuando en los años sesenta desesperó por encontrar dinero para seguir jugando, hizo de todo, uno que otro bodrio y estupendas comedias, además de El jardín de los Finzi Contini , un lujo que se dio en el ocaso. Gran director de actores, fue el impulsor del mejor papel dramático de Sophia Loren, en Dos mujeres , con la que ella ganó el Oscar a la mejor actriz, con quien ya había trabajado muchas veces y repetiría en la deliciosa comedia sentimental Los girasoles.
(Hombre de cine de lo más completo fue, también ese jugador pícaro de las películas era él mismo que empeñaba una y otra vez las joyas y las pieles de su esposa, la española María Mercader que lo amaba como para perdonarle esos sofocos. Murió a los 75 años, en una intervención quirúrgica, el mismo año en que unió a Loren con Burton en un tierno melodrama: El viaje, el último viaje…).
Tiene Il Generale della Rovere dos nombres que destacan por encima de todo, Roberto Rossellini y Vittorio de Sica. Ambos venían de abanderar un movimiento que cambió el cine y que hizo de sus nombres algo universal. Sin embargo, eran finales de los cincuenta y ya algo había cambiado. Y podemos elucubrar sobre si fue el talento que simplemente se agotó, o si se acabaron las ganas de innovar, impulsadas a su vez por la juventud, o que estas historias ya no eran tan buenas como antes. Yo, al contrario, pienso que la diferencia entre aquellas obras maestras (Roma, Cittá Aperta o Germania, Anno Zero) y estas buenas películas sencillamente radica en el ambiente, en la situación. Es rodar en Cinecittá o rodar en una Roma recién bombardeada, es pasar de contar una historia basada en un relato real escrito por un periodista (Indro Montanelli), y sucedido quince años atrás, a contar la vida de gente anónima que en ese momento, casi en directo, están sufriendo las penalidades de la guerra y la posguerra. Porque de eso se alimentaba el mejor neorrealismo: de la miseria humana llevada a sus últimas consecuencias. Sin añadir nada. Solo la realidad, la fatal realidad.
Con esto no quiero decir que Il Generale della Rovere sea una mala película, todo lo contrario. Solo que es bueno poner en perspectiva y no entrar en comparativas que, en la mayoría de los casos, no tienen mucho sentido. Cierto es que Rossellini terminó casi renegando de esta película a la que calificó como simple alimentación personal, afán recaudatorio vamos, pero creo que, sinceramente, de todos los admiradores de este gran director son pocos los que no identifican a Il Generale… como una cinta totalmente rosselliana. Yo sí lo hago. La reconozco como suya. Y es que todo se resume a que este tipo era tan bueno que incluso bajo estas circunstancias poco favorables para la excelencia filmó una cinta que hoy en día podemos calificar como obra importante. Y lo es también porque de Sica hace un trabajo soberbio. De lo mejor en su carrera como actor. Además de que el papel está elegido para él, nos deleita por momentos con un registro dramático muy importante y poco esperado para un actor de sus características (ya sabemos todos hacia donde derivó su cine con Marcello y Sophia como protagonistas).
(sigue en el spolier sin desvelar partes del argumento)
Ése es el asunto central que se dirime en esta obra de Rossellini, cómo un hombre, con su personalidad característica e intransferible es capaz, en el contexto de una realidad trágica y desesperada, de asumir un destino heróico para el que nadie le hubiera creído capaz.
Por lo visto y leído, esta película nunca fue muy valorada por su autor, quien reconoció haberla realizado por encargo, y con fines estrictamente alimenticios . Resulta sorprendente, y sin duda un rasgo de genialidad que un filme tan despreciado por su creador sea, en cambio, tan bueno (algo parecido me ocurre con Crímen Pefecto, de Hitchcock), sobre todo teniendo como referencia lo que hoy entendemos como una película alimenticia.
El protagonista absoluto del filme es Vittorio De Sica, cuyo personaje ejemplifica, además de lo ya expuesto, una redención moral. En efecto, al principio nos cae bien, es el típico bribón simpático, pero pronto empezamos a atisbar en él rasgos más oscuros de su personalidad, que llegan a rozar la miseria moral, la ausencia de escrúpulos y el todo vale , con tal de salir airoso. En la segunda parte de la obra es cuando se produce el cambio, al principio involuntariamente, y después con plena conciencia, asumiendo el personaje un heroísmo con el que trata de redimirse, no tanto de cara a los demás, sino sobre todo, ante sí mismo.
Formalmente, destacar la sobriedad característica de Rossellini, un director que creía en un cine que muestra y no demuestra , y que debía servir al hombre como un camino práctico de acceso a las ideas. El elenco actoral se desempeña perfectamente, destacando un magnífico Hannes Messemer, que interpreta al coronel nazi, personaje de suma importancia, pues es el único que acaba conociendo (y reconociendo) el heroísmo del protagonista.
¡Buen provecho, Roberto!
Una historia de instintos y mentiras. De lo justo y lo injusto, de lo verdadero y de lo falso, de lo aparente. La película propone un crucigrama sobre las dualidades del hombre: al estilo de La chaqueta metálica, pero en plan metafísico. Con menos sangre y más dulzura. El círculo se cierra, y la vida continúa. Y mañana seguiremos siendo falsamente sinceros. Malos y buenos. Según se mire. Personas que interpretan su papel con entereza y hasta sus últimas consecuencias. Porque somos seres humanos. Como el general de la Rovere. Quien dijo: Mi último pensamiento es para ti,
Viva Italia .