El fundador
Sinopsis de la película
Biopic del creador de McDonalds. En los años 50, un vendedor de Illinois llamado Ray Kroc conoció a los hermanos Richard y Maurice McDonald, que llevaban una hamburguesería al sur de California. Impresionado por la velocidad del sistema de cocina de su hamburguesería de San Bernardino, Kroc visualizó el potencial de la franquicia y hábilmente se fue posicionando para arrebatárselo a los hermanos y crear el hoy imperio de un billón de dólares. Así nació McDonald’s.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Founder
- Año: 2016
- Duración: 115
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Opinión de la crítica
Película
6.5
78 valoraciones en total
John Lee Hancock hace pleno de nuevo tras sus dos estupendas anteriores películas como fueron The Blind Side y Saving Mr.Banks. Quizás esta sea inferior a ellas en término de conmover y llegar a emocionar al mayor número de personas pero cabalga más en el estilo de La red social y Steve Jobs como bien citaba un crítico que en el biopic emotivo al uso. Michael Keaton hace suyo su personaje y pienso que perfectamente podría haber sido nominado a varios premios y festivales ajenos al término oscar porque verdaderamente es el alma de una cinta donde la evolución y el ascenso al triunfo está más que bien contado. Es cierto que tiene la carencia de Laura Dern quien su personaje no resulta tan interesante y trascendente en su subtrama romántica que bien es cierto que es necesaria y forma parte de la historia real. Hancock te mete en el mundo de las finanzas y el comercio, las técnicas de venta y el ascenso poco a poco del interés del cliente. Te pone hamburguesas por todos lados y provoca que quieras ir al McDonalds al terminar el visionado. Podría haber sido más cruel e indagar más en el tema crítico como bien lo hizo Super Size Me, pero ese es otro terreno y el mensaje va por otro lado al igual que sucedió en Saving Mr Banks quien no contó con los defectillos que tenía Disney. Estupenda, entretenida y diferente dentro de los parámetros que estamos acostumbrados en el biopic además de tener una envolvente puesta en escena en los 50-60.
Es tanta mala publicidad la que rodea a Mc Donalds por estos días, que se ha perdido el foco en la forma en que -independiente de si estás de acuerdo con su norte- se forjó en la gran empresa que es hoy. Acá la parte romántica y también la más cruda del asunto se exprimen de forma entretenida y tan apetitosa como una buena hamburguesa.
En The founder (2016) John Lee Hancock (dirección) y Robert D. Siegel (guión) idealizan un relato que tiene un ascenso prometedor y una evolución destacada en cuanto al cariz de los personajes y el desenvolvimiento mismo de la historia de la principal compañía mundial en cuanto a comida rápida. El sonido, las curvas argumentales, el giro de los personajes, todo va de la mano.
El relato es Michael Keaton, su evolución y sus deseos. Por eso uno de sus títulos en español, Hambre de poder resulta tan acertado y devastador. El idealismo, la ambición bien encausada, la falta de escrúpulos y saber reconocer las oportunidades se entrelazan de una forma que la hace una película muy disfrutable.
La película además contiene momentos y frases notables. Quizás la única crítica o la explicación al porqué la Academia no la consideró tanto en desmedro de otras más subjetivas, es su falta de innovación o esmero por lo tradicional y lineal del relato. Un detalle dentro de una buena película pero que tal vez así como la falta de un clímax más definido sean un punch no tan atractivo para algunos.
Si se trata de recomendarla, esto plenamente se consigue, porque la película funciona, pero adeuda una crítica más frontal porque no obstante, pisa terreno frágil para la identidad estadounidense, no toma partido, lo cual es objetivo pero algo soso. También carece de explosiones en el guión optando por la prudencia y el relato tradicional. El hecho es que si a pesar de todo eso deja algo, está claro que tiene méritos.
Recomendación:
Buena. No tanto para estremecer pero con una bien llevada historia que contar.
=Cité de Lord Buyinski= http://www.buyinski.wordpress.com
La historia real de Ray Kroc, un vendedor ambulante que tomó un restaurante de gestión familiar para convertirlo en un conocido y multimillonario imperio de comida rápida, llamado McDonalds, es la trama en la que se basa El Fundador, dirigida por John Lee Hancock (Al encuentro de Mr. Banks), con guión de Robert Siegel (El Luchador) y protagonizada por un espléndido Michael Keaton (Spotlight, Birdman). Estreno el próximo viernes 10 de Marzo.
El Fundador se trata de un drama autobiográfico sobre Ray Kroc (1902-1984), conocido por ser el hombre que fundó McDonald’s. Se nos cuenta la fascinante historia de un vendedor ambulante de Oakpark, Illinois, que se ha pasado la mayor parte de su vida comerciando infinidad de productos, de los más variopintos, a propietarios de negocios, pero con ninguno ha llegado a nada transcendental e importante. En pleno boom económico tras la guerra, Ray Kroc, de 52 años, es vendedor ambulante de Multimixer, una batidora de restaurantes de carretera muy popular en los EE.UU. de posguerra. El encargo de seis unidades para un restaurante de San Bernardino (California) capta tanto su atención que se dirige allí para conocerlo. Cuando llega, ve un restaurante y un negocio, diferente a cualquier otro visto antes. Esta visita marcará el resto de su vida.
Ray Kroc se queda sorprendido con aquel local regentado por los hermanos Dick y Mac McDonald. Se trata de un nuevo tipo de restaurante de comida rápida donde cualquiera puede pedir una hamburguesa que estará lista para comer en menos de 30 segundos. En aquella transcendental visita, los hermanos relatan a Kroc toda la historia y el proceso de su negocio. Al principio fue un restaurante de hamburguesas y barbacoas, pero al darse cuenta de que el servicio era demasiado lento, inventan un ingenioso sistema (inspirado en el funcionamiento de las cadenas de producción ideadas por Henry Ford) para hacer y entregar a los clientes hamburguesas en cuestión de segundos.
El concepto de los hermanos McDonald era hacer comida de buena calidad, de forma rápida y que las familias pudieran pagar. Para ello crean un menú reducido, una cocina especialmente diseñada, la eliminación del servicio de mesa y de los camareros, y una envoltura de papel desechable. Ellos describen su método a Ray Kroc como una sinfonía de eficiencia, al que llaman Speedee System. Kroc enseguida reconoce un potente modelo de negocio, la oportunidad de su vida, que no puede dejar escapar, y, aprovechando sus dotes comerciales y su visión global del negocio, les propone crear franquicias para convertir a McDonald’s en un fenómeno nacional.
Cuando Kroc visita por primera vez el restaurante de los hermanos McDonald, con sus arcos de oro iluminados de McDonald’s, automáticamente recorre por sus pensamientos farolas adornando los tejados de las ciudades, al igual que los campanarios en las iglesias o las banderas americanas en los ayuntamientos. Los hermanos McDonald tuvieron una gran idea, pero Kroc, envolviéndose en la bandera del sueño americano fue más allá, con una visión mas global, con el objetivo de convertir aquellos aros dorados en una nueva iglesia americana, pero lamentablemente utilizando prácticas comerciales despiadadas y con la firme voluntad de acabar con cualquiera que se interpusiera en su camino. Dos formas, dos conceptos diferentes de modelo de negocio, cuyos enfrentamientos y distancias son cada vez mayores e insalvables.
El director John Lee Hancock y el guionista Robert Siegel parecen querer celebrar las antiguas virtudes americanas de la autosuficiencia, la ambición y el trabajo duro bajo el prisma de dos formas diferentes de llevarlas a cabo. Por un lado, los hermanos McDonald, que nunca estuvieron desinteresados en hacer franquicias, de hecho hicieron varias intentonas que acabaron en fracaso, eran unos emprendedores idealistas interesados en una forma de capitalismo (el productor Don Handfield lo ha denominado capitalismo sostenible), en busca de un control de calidad exhaustivo sobre el producto y el servicio, el cuidado de sus empleados, y un compromiso con los valores familiares donde podrían obtener un beneficio saludable, y vivir cómodamente sin tratar de superar a su competencia. Por otro lado, el capitalismo salvaje, la globalización masiva de la cultura estadounidense y el progreso de Kroc como una forma de llegar a lo más alto, donde no existen principios éticos, todo vale para conseguir el éxito y se trata de triunfar cueste lo que cueste.
Se describe a Ray como un personaje complejo cuyas motivaciones son controladas por la desesperación y el miedo al fracaso, y Michael Keaton refleja perfectamente todas esas complejidades con su magnífica interpretación. Tras ver esta película es difícil imaginar a otro actor para este papel. Laura Dern, como Ethel Kroc, la esposa de Ray Kroc, interpreta de forma estoica y convincente a una mujer desesperanzada, antes de que se convierta en una de las numerosas víctimas del delirio de grandeza floreciente de su marido. Una historia real, cuyo título suena a ironía, cuando nos enteramos de que el hombre que fundó el imperio McDonald’s se apropió de la idea de dos emprendedores idealistas y perfectos desconocidos para una gran parte de la población americana.
CINEMAGAVIA
Si quieres un amigo… cómprate un perro . Esta lapidaria frase del personaje principal de Wall Street , Gordon Gekko -interpretado magistralmente por Michael Douglas- no sólo define a esta película, sino a la esencia misma del capitalismo salvaje, ese que está presente en muchas empresas norteamericanas. Todos coincidimos en que el sueño americano es precioso, pero muchas veces deberíamos mirar por el reverso de la moneda del dólar, porque más que dorada, estará probablemente llena de la peor mierda.
¿Cómo demonios Ray Kroc, un cincuentón vendedor de batidoras, termina siendo el dueño de uno de los mayores imperios económicos de Norteamérica, y líder en comida rápida del mundo entero, McDonalds? Esa apasionante reflexión es el camino que nos hace recorrer con gran inteligencia el guión escrito por Robert D. Siegel sobre la vida del magnate que consiguió alimentar diariamente al 1% de la población mundial (dicho así igual nos parece poco, pero estamos hablando de millones de personas a través de todo el planeta tierra, en el que vivimos). El mismo magnate que literalmente le robó/compró la idea de comida rápida a dos hermanos que tenían un restaurante familiar en San Bernardino (California) y que hizo además que tuvieran que cambiar el nombre de su restaurante -que era el de su apellido, McDonalds-.
No podemos negar que el relato es bastante lineal, pero consigue algo que pocas biografías cinematográficas no logran: entretener desde el primer momento hasta el final de la historia (claro que esto podría deberse a la apasionante vida del protagonista, que en la realidad fue así). Lo que más me interesó de todo el discurso no es la ambición y la obsesión por perseguir un sueño -que está presente en cientos de películas en la historia del cine, con la reciente referencia El lobo de Wall Street , basado también en un caso real- sino en la reflexión (que también hizo Scorsese…) en que las cosas no son blancas ni negras: ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos. Porque aquí todo el mundo piensa en su interés, y como dice el personaje que ejemplarmente interpreta Michael Keaton: esto es una guerra, y aquí sólo puede haber un ganador .
Quizás la reflexión de la constancia y el esfuerzo -origen y epicentro del supuesto triunfo del sueño americano – está algo manida, pero es un leit-motiv en la vida del propio Ray Kroc, el fundador de McDonalds Company. A destacar la excelente banda sonora de Carter Burwell -añadiendo incluso elementos de música minimalista heredada del mismísimo Michael Nyman-.
Devorar a cambio del éxito es algo muy estadounidense, y más cuando se es una persona locuaz con una ambición que no tiene límites. Te como a ti, les como a ellos y me acabo comiendo a todo el que aparezca con tal de seguir lucrándome. Michael Keaton protagoniza este biopic tan interesante sobre uno de los negocios más prósperos y que más crecen en todo el mundo. Las hamburguesas de McDonalds entran al cine de la mano de John Lee Hancock, que entra en la vida de Ray Kroc, cuya desmesurada ambición hizo que el negocio familiar de los hermanos McDonalds despegara de una manera inimaginable.
En los años 50, Ray Krock era un vendedor de batidoras a domicilio. Ni que decir tenía que no vendía apenas, pero la llamada de los hermanos Dick y Mac McDonald pidiéndole ocho hace que se desplace hasta el sur de California para ver en qué demonios andan metidos. Allí se dará cuenta de que el negocio de los hermanos funciona como un reloj con un sencillo menú: hamburguesa, patatas y refresco. En quince rápidos segundos tienes el menú preparado y listo para comer, sin tenedores, cucharas ni mesas en las que comer. Una auténtica revolución que Ray Kroc, por supuesto, entiende como un filón. Sin duda esta primera parte es la más interesante, la que nos hace abrir los ojos ante la iniciación de algo muy grande.
Los hermanos McDonald no están muy por la labor, así que Kroc les compra los derechos para establecer franquicias por todo el país. Firman un contrato que limita al locuaz protagonista a extenderse más allá de sus métodos y este se pone manos a la obra. Con una ambición desmesurada y escasez moral, Kroc convierte a McDonalds en todo un imperio. Eso sí, por el camino se quedan los hermanos que iniciaron el negocio junto a él. Ray Kroc es una figura con cierto carisma, pero carente de escrúpulos y obsesionado con el éxito. Algunas de sus frases son demoledoras, lo que nos llevará a preguntarnos si es necesario ser así para triunfar. Está claro que en Estados Unidos funciona.
Una demoledora crítica al capitalismo al ver que una persona con los valores de Ray Kroc acaba arrebatando no solo la idea de los hermanos McDonald, ¡sino también su propio apellido!. El trabajo de Michael Keaton, de nuevo, brillante. Un Ray Kroc al que empezaremos incluso a querer en el primer tercio de la película, es un vendedor frustrado al que le atisbamos dotes para llegar a lo más alto a costa de cualquier cosa. Y eso también le pasa factura en su matrimonio, con una mujer a la que apenas ve (Laura Dern) y con la que el espectador empatizará de inmediato. La frialdad de Ray Kroc a la hora de dar determinadas noticias es casi escalofriante.
EL FUNDADOR, por lo tanto, no tiene ni el apellido ni la idea original del sistema de fastfood más conocido del mundo, demostrando así cómo funciona el sistema: yo llego antes y para mí el éxito. Se recrean a la perfección los años 50, la primera parte de la película es la más interesante, pues asistimos a la explicación del método de trabajo ideado por los hermanos McDonald, los altos estándares de calidad y el inicio del despegue del imperio de franquicias de Ray Kroc. Una película que, sin embargo, parece ensalzar su figura a pesar de su clara crítica al capitalismo. Quizás en Estados Unidos tengan claro que la ética y la moral en los negocios nunca van de la mano. Desde luego, si véis la película ya no volveréis a visitar McDonalds de la misma manera.
En definitiva, EL FUNDADOR es una película muy entretenida, incluso didáctica y obligatoria para aquellos emprendedores que deseen motivarse y también preguntarse hasta dónde deben llegar para alcanzar el éxito. Ray Kroc lo tenía bien claro pero, ¿Y vosotros? Michael Keaton está estupendo, como siempre, el alma de la película. No os la perdáis.