El fuego fatuo
Sinopsis de la película
Alain Leroy, un francés alcohólico, casado con una americana, está a punto de terminar un tratamiento de desintoxicación en una clínica privada. Antes de enfrentarse de nuevo a la vida cotidiana decide visitar a las personas a las que estuvo vinculado en el pasado.
Detalles de la película
- Titulo Original: Le Feu follet (The Fire Within)
- Año: 1963
- Duración: 110
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Opinión de la crítica
Película
7.7
85 valoraciones en total
Se dice Alain. Aunque lleve muerto mucho tiempo.
La vida…
Hay personas que sólo mueren una vez. Otras, en cambio, se pasan muertas media existencia mientras intentan recordar qué es la vida. La vida…
… la sonrisa ancha, los ojos bien abiertos y aquellos años de gloriosa juventud. Juventud eterna, bella, maravillosa, extrema, perenne durante aquellos años. La vida…
que se escapa, incontrolable, fatigosa, dolorosa.
No hay necesidad de amor. Su ausencia puede ser sumatoria, pero jamás será decisiva. Si no hay amor, es porque no hay vida que amar, porque no hay causa que justifique su búsqueda.
¿La amistad? ¿Hablamos de aquellos que siguieron avanzando junto al reloj? ¿Aquellos que con ojos misericordiosos nos observan varados en mitad del camino?
Es el ayer. Es lo que se escapa de las manos, que como el viento jamás podremos retenerlo.
Es el tiempo, como siempre.
<
Conmigo no transcurre lo bastante deprisa, así que la acelero. La corrijo.
Mañana me mato.>>
(Alain Leroy)
Es el fuego fatuo una película que intenta representar a una generación entera- generación que Malle no llego a vivir, otorgándole aun más mérito. Todos aquellos jóvenes que vivieron la bohemia parisina de la posguerra. Sus hígados machacados se han convertido en libros de egiptología, drogas blandas con las que alejar el recuerdo o puestos administrativos respetables. Sólo Philip Leroy, protagonista de la historia, es incapaz de pasar página, sigue siendo incapaz de asumir su madurez. A la vez, mira hacia atrás para ver en que se quedaron todas sus juergas: en unas amistades que las arrugas se encargaron de separar, en un matrimonio roto y en la más absoluta de las soledades.
No es ni mucho menos El fuego fatuo una crítica hacia la vida bohemia o libertina, más bien es una reflexión sobre la incapacidad de dejar atras el paraiso perdido, pese a que éste, nunca haya existido más que en el recuerdo. Leroy asume su incapacidad para amar, siempre pendiente de una carrera contra el tiempo que finalmente, le ha alcanzado y ante el que se niega a claudicar. Por eso el principio de la película es tan lento y la segunda mitad tan acelerada. Los primeros 40 minutos representa la monotonía de la vida en la clínica: ese letargo que adormece los instintos de Leroy. Cuando llega a París, los personajes se suceden, las acciones también. La genialidad de Malle radica en hacer ver que ese ritmo acelerado de vida ya no es el de antes, sino una continua negación de él. Todos niegan a Leroy, que se defiende en un momento de la película con una frase memorable: admiro lo que hace, en especial porque no cree en ello . ¿Quien lleva la razon? Malle huye de la moralina y deja que cada espectador saque sus consecuencias.
La preciosa banda sonora y la actuacion de Ronet son la guinda para una película redonda.
Hay algo que necesita comprender Alain Leroy cuando al principio sale del sanatorio. Él tendrá que esperar al final de la historia, pero nosotros lo sabemos casi desde el inicio. ¿Por qué consigue tocar las cosas pero no sentirlas?
Quizás es la pérdida de la juventud. Recordar la juventud es tratar de coger con las manos un manantial: no podemos evitar intentarlo pero siempre se nos escapa.
Quizás los amigos. No los puede tocar, ahora los amigos están muertos en vida, o al menos en un estado tan lejano a su vida que si estan vivos el muerto debe ser él.
Quizás las ideas. Los ideales son máscaras y él lo que desea es eliminarlas todas.
Quizás las mujeres. ¿El amor? El amor se toca en un instante, desaparece en otro más pequeño, ni siquiera hay tiempo para la agonía.
¿Qué queda?
Escrita y dirigida por Louis Malle, se basa en una novela corta (1931) de Drieu La Rochelle. Se rodó en exteriores de París y Versalles y en estudio. Obtuvo el premio especial del Jurado y el premio de los Críticos Italianos de Venecia. Fue nominada el León de oro de Venecia. Se estrenó el 15-X-1963.
La acción tiene lugar en París y Versalles a lo largo de 48 horas, en 1962/63. Narra la historia de Alain Leroy (Maurice Ronet), de 28 años, escritor, sin afinidades políticas, casado con una norteamericana (Dorothy) desde hace 3 años, vivió con ella en NY hasta hace medio año. No se adaptó a la vida de NY y cayó en el alcoholismo. Regresó a Francia para curar su adicción. Lleva 4 meses sin beber, pero se siente presa de angustias y miedos. Decide visitar a sus antiguos amigos y conocidos en busca de calor humano, apoyo y amistad.
La película expone el proceso interior de un hombre débil, ex-alcohólico, interno en una clínica privada que le ha llevado a la abstinencia, sin investigar las causas de su adicción y sin curarla. Las adicciones son una enfermedad que exterioriza carencias profundas que se han de investigar y tratar hasta la reinserción social y laboral del enfermo. Es excelente el crudo realismo con que la película describe la patología de Alain, olvidando tentaciones románticas, idealistas o surrealistas. Tampoco busca culpables o responsables de los hechos. Para Malle la realidad es tan compleja que no permite entrar en este tipo de cuestiones. No explica, pero indica las causas del problema. En este sentido resulta desolador el panorama de desinterés, frialdad, egoismo y rechazo contenido que Alain encuentra entre sus antiguas amistades. Nadie está dispuesto a darle el apoyo que necesita, busca y pide. Dos imágenes muestran con elocuencia la desesperación interior del protagonista: su curce a pie de una calzada saturada de coches en una tarde lluviosa y el paso inesperado frente a la clínica de Versalles de una carrera ciclista (tal vez la última etapa del Tour) que atrae mucho público e impide la circulación. Malle incluye un breve homenaje a Scott Fritzgeral: Alain lee un ejemplar de El Gran Gatsby .
La música para piano solo, de Erik Satie, aporta el apoyo sonoro más brillante y adecuado que se podía esperar. La fotografía, de Ghislain Cloquet ( Las señoritas de Rochefort , 1967) ofrece largos travellings, junto a una cámara que busca y acaricia a los personajes y destaca detalles relevantes (teléfono, pistola, mano temblorosa). El guión se centra en la exploración del proceso interior de Alain en su itinerario desolador de 48 horas. El narrador es uno de los elementos de trasmisión de los pensamientos y sentimientos ocultos de Alain. La interpretación de Maurice Ronet es extraordinaria. La dirección construye un drama psicológico, complejo y realista, de gran profundidad.
Película realizada por Malle a los 31 años. Confirma sus grandes aptitudes y muestra su pasión por el drama humano.
Tengo casi 40 años, aún siendo bastante joven estoy ya cansado. Siempre he sido guapo, para que negar y la modestia es algo que no comprendo ni comparto.
Mujeres nunca me han faltado, os sorprendería conocer a las bellezas que me he llevado a la cama, muchos me envidiaríais pero para mí siempre fue demasiado fácil. El dinero nunca fue un problema real, para comer y beber siempre he tenido aunque no fuera yo el que se lo ganara. Siempre había alguna dama dispuesta a permitirme todos los lujos que se me pudieran antojar. Antes de que se me olvide, os comento que me casé en un último intento de ser uno más. Ella me amó, tantas otras también, pero nunca me he conformado y sigo sin entenderlo. Ella es neoyorquina, dejé Paris para vivir con ella pero esta jungla de asfalto ha sacado mis más terrible demonios que ni con grandes cantidades de alcohol he conseguido aplacar. A parte, como anécdota, me siento atraído por su mejor amiga.
Amigos nunca me faltaron, en mis años locos tuve cientos de conocidos y me moví con las personas más inteligentes e influyentes de la época. Bebíamos todas las noches, hacíamos locuras todo el tiempo y las mujeres bonitas eran una en nuestras vidas. Como echo de menos esos años, donde el ritmo precipitado de los acontecimientos no me permitían pensar en el futuro o en mi vejez. Era un carpe diem continuo donde los planes o compromisos a medio plazo eran automáticamente desechados. Añoro esa vida, no sabéis cuanto, pero las dudas sobre la forma de vida que elegí me abruman, tengo la sensación de haber perdido el tiempo o de que el mundo a mí alrededor se ha vuelto loco. Siento que nadie me comprende, que nadie puede entender mi agonía.
Con el paso de los años toda esa vida libidinosa, se fue apagando, mis amigos fueron asentando la cabeza, ¡odio esta expresión!, por lo que opté por intentarlo también casándome y yéndome a vivir a New York. Como ya dije, no estaba preparado para esa vida, ni creo que pueda, por lo que me di a la bebida cayendo en un profundo pozo. Todo me daba igual, estaba cansado de esperar algún cambio e intenté comenzar de nuevo. Para ello e fui a una clínica de desintoxicación en Francia. Creía que si dejaba el alcohol podría retomar las riendas de mi vida, no sé si me equivoqué pero la respuesta a esta duda la encontrarás en este filme que espero que encuentres tan intenso como yo mismo lo viví.