El fascismo ordinario
Sinopsis de la película
Se presenta como un documento histórico dividido en una serie de capítulos, en los cuales se analiza el surgimiento del fascismo en Alemania como consecuencia de la gran crisis del capitalismo a finales de los años 20 y el auge del nazismo apoyado por el capital financiero alemán. Usando materiales fílmicos provenientes de los archivos nazis, Mikhail Romm, discípulo de Eisenstein, analiza mediante en un relato ameno e impactante, y muy irónico, el carácter populista del fascismo y el efecto de la propaganda en la psicología de masas, que llegó a extremos tales de hacer del ser humano simples máquinas de matar.
Detalles de la película
- Titulo Original: Obyknovennyy fashizm aka
- Año: 1965
- Duración: 138
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Opinión de la crítica
7.7
53 valoraciones en total
Se debería estudiar y ver en institutos, universidades o televisiones públicas de todo el mundo. Más aún en estos tiempos en que el capitalismo se desmorona y morirá matando, sacando a pasear a su perro de presa, el fascismo.
Obyknovennyy fashizm (El Fascismo Cotidiano, 1965) es un extraño y desconocido documental soviético sobre los orígenes, desarrollo y ¿Futuro? Del Nacionalsocialismo alemán (así como también ofrece una perspectiva más amplia del fascismo en general). La película documental, dirigida por Mikhail Romm (quien fue discípulo de Eisenstein) cuenta con su propia voz como narrador, que se desliza en numerosas ocasiones entre la ironía y la el humor negro pero sin abandonar nunca la importancia del tema tratado.
El mecanismo del documental es aparentemente simple. El cineasta se dedica a montar numerosas imágenes y pequeñas secuencias, tanto de archivo como algunas contemporáneas (estas últimas buscan deliberadamente el confrontamiento con la agresividad de las primeras, mostrándonos la tranquilidad apacible de un día cotidiano en los mismos sitios donde se libraron cruentas batallas de la segunda guerra mundial, para que el espectador tenga un cierto temor a no estar preparado ante una nueva hecatombe), mezclándolas en un montaje certero, que trata de desarrollar la idea principal: La formación del Nazismo y el apoyo recibido de las grandes élites para su surgimiento.
El filme nunca se habría podido rodar durante el mandato de Stalin. En muchos momentos, la película ataca la irracionalidad de las masas y el poder que emana de ellas, que pierden su identidad en favor de un líder, un Dios al que adorar. La película, que me evoca a aquella obra cumbre del filósofo español, Ortega y Gasset, La Rebelión de las Masas, se centra en parte en la deshumanización del pueblo alemán ante el surgimiento de un movimiento que convirtió a las personas en un simple rebaño, gracias en gran medida a la crisis económica (aunque es cierto que el filme no define demasiado bien este contexto). Incluso puede leerse como una propia crítica al gobierno de Stalin, que por otra parte, debido a la política de desestalinización impulsada por el mandatario del PCUS, Kruschev (que en el 1964 ya había sido substituido), aparece totalmente oculto a lo largo del filme. Se hacen alusiones al pueblo eslavo y a la comunidad rusa, pero no al gobierno de Stalin o incluso a la unión soviética del momento.
El documental es totalmente singular, y gran parte de esta proviene del propio narrador y del modo y tono en que trata el cineasta el material que tiene entre manos. Mikhail Romm sabe combinar a la perfección la multiplicidad de temas, mediante una vía entre lo nauseabundo del tema, pero también sabe utilizar en ciertas ocasiones un tono distendido, que no por ello deja de ser más certero. Por ejemplo, algo tan intrascendente como la colocación de las manos del Führer durante las fotografías. A partir de lo que parece una simple anécdota, Mikhail Romm consigue desarrollar su discurso: Lo que al principio parece un gesto banal (la torpe manera de Hitler delante de las cámaras) es seguido por todos sus seguidores, lo que acaba dejando unas fotografías curiosísimas y para qué negarlo, bastante graciosas (Con todo el aparato nazi al poder cruzando los brazos). Este es sólo un ejemplo de cómo Romm es capaz de encauzar el discurso mediante la utilización de lo que parecen simples anécdotas.
Aún así, es importante remarcar que el documental no se toma en broma el fascismo. En los momentos en los que tiene que ser serio, el filme lo es de manera decidida. Por ejemplo, cuando el director recuerda La Otra Alemania, en ese momento, Romm sabe mostrar un emocionante homenaje a todos aquellos alemanes que decidieron no doblegarse ante el tercer Reich, mostrándonos sus rostros. O Cuando nos presenta una galería de horrores perpetrados por las tropas de las SS durante la guerra.
Momento clave es el tercio final del filme, cuando Mikhail Romm prepara su golpe final, buscando directamente al espectador. Después de haber asistido al nacimiento del Nazismo, el locutor se interroga inteligentemente sobre la posibilidad de que este se vuelva a repetir en un futuro. ¿Es posible que vuelva a suceder lo que hemos estado presenciando?¿Estamos libres del nazismo de una vez por todas? El documental no es esperanzador, y es ahí donde Romm consigue diferenciar su obra de otros documentales convencionales, añadiendo numerosas pistas y señalando con el dedo, hechos que nos inducen a ser poco optimistas. Romm no se corta ni un pelo, revelando las fuentes capitalistas que auparon a Hitler pero que sin embargo no cayeron cuando este lo hizo, como es el caso de Thyssen o Krupp, quienes muestra el director en la última parte del metraje tan campantes y tranquilos a sabiendas del horror que el espectador ha tenido que presenciar.
En definitiva, con los pocos recursos que en teoría cuenta el cineasta (apenas montaje reciclado, un par de tomas contemporáneas) el filme se convierte en uno de los documentales más interesantes de la segunda guerra mundial, más teniendo en cuenta la novedosa perspectiva que aporta la película para nuestro punto de vista puramente occidental.
https://neokunst.wordpress.com/2015/12/19/el-fascismo-cotidiano-1965/
Documental dividido en diez capítulos. Su apariencia casi inofensiva de su inicio deja paso a momentos que cortan la respiración de cualquier espectador.
Vista hace muchos años en algún pase televisivo marginal, me ha costado mucho dar con este material, para darme cuenta recientemente que está al alcance de todo el mundo en la web más famosa del mundo.
Este fascismo me ha hecho recordar la importancia del tono, incluso musical, que se le da al montaje de imágenes documentales. Acostumbrados como estamos en la actulidad a que el material de archivo se coloque en cualquier formato audiovisual, desde las noticias, hasta en complejos ensayos que las manipulan, es interesante ver cómo cineastas como Mikhail Romm, en los años sesenta, en los que conseguir material de archivo y moverlo en moviolas era algo más complejo que tener muestras digitales facilmente manipulables, confieren a sus obras un tono completamente personal y absolutamente reflexivo. A pesar de que indudablemente es una obra personal y en el que la manipulación es necesaria, la impresión que se tiene como espectador es que tú eres el está descodificando lo que el realizador parece que no ha querido decir. De esta manera se consigue que una apariencia nada enfatizada sea verdaderamente más eficaz que cualquier efecto estruendoso que nos hubiese querido afectar a nuestro pensamiento.
El contenido y la forma están en esta obra en una absoluta consonancia, se consigue una eficacia total entre el planteamiento moral de la obra y la respuesta del espectador.
Explicar el mal, el horror más absoluto, no ha sido nunca fácil, pero siempre necesario, pues solo intentando comprenderlo empezaremos, quizás, a evitarlo. Sin duda ese fue también el objetivo de Romm cuando realizó este excelente documental, y es que a cualquier persona con inquietudes o intereses históricos le ha intrigado siempre el ascenso del fascismo o del nazismo.
A estas alturas son muchos los documentales y películas que se han realizado en torno a este asunto, y muchos de ellos son magníficos, pero pocos son los que logran o intentan sinceramente penetrar en el corazón tenebroso del problema: ¿por qué los alemanes siguieron a Hitler? Los historiadores han vertido ríos de tinta, aduciendo causas políticas, sociales, económicas…han explicado paso a paso la construcción de una sociedad totalitaria, pero siempre han encontrado mayores problemas para explicar -y explicarse- el comportamiento colectivo del pueblo alemán. Y esto, que es lo más importante, es lo que trata de analizar Romm en esta cinta, que mantiene siempre un tono personal, pues al realizador le interesa guiar al espectador a través de su estupefacción, de sus dudas, del horror que observa.
Dividido en dieciséis episodios que tratan de ilustrar diversos aspectos del fascismo y conducido por una narración en off que evita la neutralidad y la asepsia (incluso, en muchos momentos, es notable la ironía con la que comenta lo mostrado en las imágenes), el documental se centra no en los grandes acontecimientos del nazismo, que en general son apenas apuntados, sino en los aspectos menos llamativos (de ahí el título) pero al tiempo más recurrentes de la nueva sociedad nacionalsocialista. Así, mediante un exhaustivo trabajo de documentación, se nos muestran las fiestas, los desfiles, los cuadernos escolares de los niños, el arte, y en general todos los ámbitos en los que el nazismo intervino o influyó con su inequívoca vocación totalitaria. Con extraordinaria habilidad el documental nos conduce desde lo cotidiano hasta lo extraordinario, estableciendo así un nexo de unión entre las pequeñas acciones del día a día y los horrores del mañana, o lo que es lo mismo, desde una simple celebración popular con los jerarcas nazis bebiendo cerveza, hasta Auschwitz.
Pero tal vez lo más inquietante sean algunos nexos de unión que el director hace con su tiempo (1965), pues de algún modo parece sugerir que la sociedad que dio lugar al nazismo no fue, en esencia, tan distinta a cualquier otra, y que por tanto, en cualquier momento la locura fascista puede revivir, acaso sólo son necesarios un hábil embaucador y un determinado estado de ánimo, proclive a dejarse llevar y sobre todo, a no pensar. Romm insiste mucho en este punto, enfatizando que el hombre, desde la más remota antigüedad, se ha caracterizado por tener inquietudes, por ser curioso, reflexivo y creativo, son estas cualidades las que el fascismo corrompe, incluso hasta su negación, diluyendo a la suma de seres pensantes en masa manipulable y ciega.
Por tanto, y a modo de conclusión, parece que Romm centra en esa negación de lo humano la causa esencial del ascenso del fascismo, perspectiva en el fondo muy ilustrada. En efecto, si la mayor negación del espíritu ilustrado fue el fascismo, parece lógico que el mejor remedio contra él no sea otro que el que apuntara cierto filósofo alemán: Sapere aude ( Atrévete a pensar ).
¿Qué sabemos del fascismo? ¿Sabemos que un día fue una máquina de generar muerte y destrucción? Parece que algunos lo han olvidado, y es este el documental para ver los entresijos de la Alemania Nazi (y en menor medida la Italia del fascio).
Aporta un interesantísimo punto de vista con imágenes reales extraídas de los archivos del III Reich sobre como la demagogia y la violencia pueden desencadenar unas consecuencias tan aterradoras. O cómo los mismos que auparon al poder al NSDAP fueron los mismos que seguían manteniendo el poder económico en la Alemania de después de la guerra, ya saben, los Thyssen, Krupp y cía.
El fascismo como nunca lo habían visto. Muy recomendable.