El espía
Sinopsis de la película
Al aspirante a agente del FBI Eric ONeill (Phillippe) le asignan como compañero al veterano Robert Hanssen (Cooper), del que la Agencia tiene razones para creer que está pasando información muy valiosa a los soviéticos. Para no levantar demasiadas sospechas, una de las supervisoras del caso (Linney) le dice a Eric que su misión será vigilar a Hanssen porque es un pervertido sexual.
Detalles de la película
- Titulo Original: Breach aka
- Año: 2007
- Duración: 110
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Opinión de la crítica
Película
6.1
31 valoraciones en total
Breach , a la que aquí en España como somos unos cachondos perdidos le pondremos algún nombre tipo El espia pervertido o Un traidor en el F.B.I. , es una película medianamente aceptable, que cuenta una historia de cierto interés, pero que adolece de garra, le falta nervio o por decirlo de otra manera, tiene más horchata que sangre en las venas ya que apenás se palpa una tensión que la historia si requería por el tema que está contando. Por ejemplo la escena del embotellamiento que cita Happy Fan en la que Cooper sale de muy mala leche del coche y… (no diré más porque ya sería spoiler).
Se agradecen algunas cosas como que Billy Ray no caiga en algún efectismo barato de los típicos del cine americano o que no intente ridiculizar al personaje que le toca interpretar a Chris Cooper aunque era algo sumamemente fácil y que seguro que algún otro director si que hubiese hecho. Pero ciertamente Billy Ray lo único que hace es filmar el guión de principio a fin sin preocuparse demasiado en los detalles, con una frialdad que la historia no requería y que le acaba pasando la factura aunque la película se deja ver.
Las interpretaciones son correctas pero tampoco notables. Cada uno hace su papel e incluso Ryan Phillippe no me ha molestado como me lo esperaba en un principio. Eso sí tanto Laura Linney como Dennis Haysbert me han decepcionado por su poco protagonismo, especialmente en el caso de Haysbert, como también porque sus papeles son poco interesantes y más en comparación con los de los dos protagonistas. Chris Cooper cumple con su trabajo, como siempre.
Así que una película que se puede ver que no es poco. Lástima que a su dirección le falte algo. Billy Ray se debería pasar por esta página mismo donde últimamente se respira más tensión y mala leche que en las películas del tal Scorsese e incluso también en el equipo de F-1 de McLaren que ya es decir.
Historia basada en hechos reales que no da para más de lo que el film nos ofrece, por desgracia. Así pues, el peso de levantar una cinta como El espía , debería recaer, en principio, sobre la figura del realizador y el posible elenco, que nunca llegan a alcanzar el tono necesario para hacer de esta propuesta algo que vaya más allá de un simple entretenimiento que se ve tan fácil como se olvida.
El plantel, a priori, parece bueno con suficiencia como para que podamos hallar un duelo interpretativo, si no notable (con otros actores, quizá), más bien curioso.
La pega, en este caso, reside más en las pobres caracterizaciones de unos personajes poco trabajados, que en dos actores como Chris Cooper (que ha demostrado con sobriedad su talento en films como American beauty ) y Ryan Phillippe (cuya carrera avanza paulatinamente, y cuyo potencial aun está por explotar). Y es que dar a los protagonistas unos rasgos tan ínfimos como los que les otorgan (les definen, sí, pero de modo muy superficial) desemboca en que no se pueda arañar, si quiera, nada bueno en ese aspecto.
Por lo general, pues, la cinta funciona como la hábil distracción que es, pero los episodios alternativos que ofrece Billy Ray para hacer avanzar el entramado, demuestran que no son nada más que eso, y ni se ven ampliados, ni diseminados con calma, pasando sólo de puntillas por encima de cada uno de ellos y usándolos como herramientas para llegar al vaticinado final.
Cierto es que no se propone nada trascendente, pero llegados a un punto donde el cine se ha transformado en una espiral de ideas recicladas y guiones masacrados por pueriles giros, no viene nada mal un trabajo como El espía para distraer la mente, pese a ser tan voluble como eficaz.
El espía es un thriller que prescinde de los recursos habituales del género, como son la acción desbordante y los efectos especiales, para darle cabida a la psicología de los personajes, tan verídicos como que la historia está basada en un hecho real, y aún teniendo el lastre de conocer de antemano el final de la historia se sigue con gran interés.
El director Billy Ray vuelve a tocar el tema de grandes metirosos como ya lo hizo en la interesante El precio de la verdad, y si en aquella se respiraba el ambiente de las oficinas de periódicos aquí ocurre lo mismo con los pasillos del FBI. Tanto las oficinas como los exteriores invernales trasmiten un frío y un mal rollo latente que culmina en el consabido final, aunque hay cabida para la sorpresa en una escena final memorable.
La película no sería lo mismo si no fuera por el gran trabajo de cásting que se ha hecho. Chris Cooper borda su papel de americano al servicio de su país, aparentemente normal y devoto, que lleva una doble vida. Ryan Phillippe, como el joven agente que lo está investigando cumple con su personaje al reflejar todos los cambios que se producen en su personalidad según va avanzando la trama. Y no habría que olvidar a Laura Linney, puesto que aunque su personaje sea secundario consigue dejar constancia de su presencia con el talento que la caracteriza. Las actrices que interpretan a las parejas de los dos protagonistas tampoco están nada mal, y no son simple adorno decorativo como sucede en otras películas parecidas.
Por todo ésto y más, El espía se erige como uno de los mejores thrillers del año, por encima de otros con temáticas similares que apuntaban alto y se quedaron a mitad del camino (como El buen pastor o Fracture).
No te obliga a estrujarte los sesos, no. El malo es el malo y los buenos los buenos desde el minuto 1. Lo triste es que desde ese minuto 1 hasta el final no pasa casi nada. Para ser una de espías le falta intriga, le falta esos momentos de tensión en los que se puede descubrir algo o alguien, esos momentos en los que la operación se puede ir a pique. Le falta mucha chispa.
Un pez gordo del F.B.I. (Chris Cooper) está siendo investigado en secreto por posibles actividades de espionaje a favor del bando ruso. Ryan Phillippe, es un agente que aspira a ser agente especial, y resulta elegido para convertirse en el principal agente de esta operación de contraespionaje. Será la sombra de Cooper, trabajando en su mismo departamento y entablando algún que otro lazo afectivo extralaboral.
La película, por no plantear, no plantea ni dilemas morales. Las cuatro mini-disyuntivas que presenta son triviales y se resuelven en 0.2 segundos. Todo resulta excesivamente superficial, banal, carente de profundidad. Únicamente Chris Cooper, en algunos momentos, consigue reflotar su personaje, el resto ni eso.
Entretiene, pero le falta mucho para ser una película de espías.
Qué manía, coño, de comenzar las pelis con un adelanto del desenlace. Eso de mostrarte lo que va a pasar, además de no aportar cinematográficamente nada, es una soberana soplapollez, y lo único que consigue es rebajar la inquietud del espectador durante el desarrollo de la trama.
Buen trabajo actoral, buena dirección, buen pulso. Es cierto que la cinta, globalmente, es algo plana, pero no hay un comienzo alto y un final bajo, ni al revés, que es lo que suele darse en este tipo de pelis: la tensión se mantiene con firmeza en todo momento a un mismo nivel. El único reproche (aparte del puto anticipo del desenlace) es que, cuando la peli acaba, se te queda la cara un poco como de gilipollas. No es que decepcione del todo, pero te preguntas si ha merecido la pena tanta intriga.