El enigma de Gaspar Hauser
Sinopsis de la película
Alemania, principios del siglo XIX. Kaspar es un enigmático muchacho que ha pasado toda la vida encerrado y aislado en una cueva: no conoce, pues, el lenguaje ni tiene capacidad para relacionarse con los demás. Cuando, en 1828, alguien lo abandona en Nuremberg con una carta para las autoridades locales, se convierte primero en una especie de atracción de feria y después en una curiosidad científica y social.
Detalles de la película
- Titulo Original: Kaspar Hauser - Jeder für sich und Gott gegen alle (Every Man for Himself and God Against All)
- Año: 1974
- Duración: 110
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Opinión de la crítica
Película
7.3
78 valoraciones en total
Cuando mi profesor de Derecho Penal, nos nombro en clase esta película y escuche el nombre de Werner Herzog, no podía dar crédito a lo que escuchaba y la relación que guardaba una de sus películas, con el principio de legalidad y el precursor de dicho principio Paul Johann Anselm von Feuerbach No hay pena ni delito sin ley previa y que este hombre, fue el que ejerció como tutor de Gaspar Hauser en la vida real.
Esta es una película que te aproxima a la Historia y por lo tanto te hace ser una persona mas culta y cumplir con aquel propósito de nunca te iras a dormir sin saber una cosa mas.
Es una historia que te aproxima a una bonita película y por lo tanto de ahí mi sobresaliente, pues no hay mejor combinación que una película que le haga justicia a la propia historia.
Información interesante en el Spoiler.
La historia de un hombre que había vivido toda su vida en un sótano sin tener contacto con otros hombres y su posterior reintroducción a la sociedad es utilizada por el genial director Werner Herzog para mostrar con una fuerza poética impresionante el misterio de la existencia y para denunciar las contradicciones y la violencia del sistema de costumbres y creencias en que estamos inmersos y que nos impide ser conscientes de cosas que Kaspar es capaz de percibir dada su ausencia de condicionamiento.
Una película profundamente poética, un retrato maravilloso de un pueblo alemán de principios del siglo XIX y una seria declaración filosófica, todo ello bañado en la mejor actuación que he visto (siempre que se vea en alemán).
Poesía pura. Contundente conclusión a través de imágenes e improvisaciones que efectua Bruno S., antihéroe herzogiano salido de la realidad que se pone el disfraz de Kaspar Hauser.
Músico, artista y actor ocasional interpreta al joven desarrelado del mundo exterior, estuvo confinado en una caverna sin luz y a pan y agua, que apareció por las calles de Nuremberg en 1828 con una nota en la mano, pronunciando guturalmente la palabra caballo . Reintegrado en la sociedad, que al principio lo vió como una atracción de feria, en muy poco tiempo aprendió a leer y a escribir. Asombradas, las autoridades y la opinión pública sugirieron que alguien así podía proceder de estirpe noble. Años después de la extraña muerte de Kaspar, el folclore y la Historia lo han situado como presunto hijo ilegítimo de archiduques, aristócratas e incluso de Napoleón Bonaparte.
Si tenemos en cuenta la biografia de Bruno S., se asimila al de su rol. Nacido en 1932, era hijo de una prostituta y pasó casi veinte años en instituciones mentales (nunca hablaba de sí mismo en primera persona, sinó en tercera). Sin embargo su habilidad por las artes (la música y la pintura, especialmente) lo han dignificado y en Nueva York se le dedicó una retrospectiva de sus cuadros. También es capaz de construir sus propios instrumentos musicales. Colaboró en el cine únicamente con Herzog en esta película y la posterior Stroszek más acusada en cuanto a autobiografía (el apartamento donde vive antes de partir a Estados Unidos es el suyo propio) y que el cineasta alemán fué testigo directo de las improvisaciones de su colega, gritaba ante el espejo antes de salir a rodar.
Actualmente hay un proyecto pendiente entre los dos para volver a hacer cine. De momento hay que conformarse con este precioso y oscuro capítulo de la Historia de Alemania y Stroszek .
El Enigma de Kaspar Hauser es un análisis profundo de una mente desgraciada y de una sociedad ansiada por escudriñar en sus recovecos. Como el John Merrick de El Hombre Elefante , versado y precioso fresco. Cualidades que pocas películas de hoy en día pueden ofrecer.
Película escrita, producida y dirigida por Herzog. Nominada a la Palma de Oro, ganó el Premio de la crítica (FIPRECI) y el Gran Premio del Jurado, de Cannes. La Academia Alemana le otorgó dos premios (mejor dirección y producción).
La acción tiene lugar entre mayo de 1828 y diciembre de 1933, en la ciudad de Nuremberg y alrededores. Narra la enigmática historia de un muchacho autista que, tras permanecer atado y aislado en un habitáculo, a los 16 o 17 años es abandonado en Nuremberg con una carta dirigida al capitán de caballería del lugar. Acogido por un personaje acomodado, en pocos años aprende a hablar, escribir y tocar el piano. A partir de un argumento histórico, Herzog construye una obra compleja sobre una criatura inocente que se mueve en un universo cruel y despiadado. Para contribuir a su sustento es exhibido ante el público en un espectáculo humillante que incluye un enano, un faquir indio, un indio americano y el muchacho. La escena resulta desgarradora al situar en un mismo plano la discapacidad de dos personas (una física y otra psíquica), la ficción circense del faquir y la normalidad de un amerindio convertido en espectáculo de feria porque viste a la manera milenaria de los suyos y habla una lengua propia que suena rara y de risa a un auditorio ignorante. La mezcla de trucos con el fuego, dos personas con discapacidad y la normalidad diferente del indio americano, resulta profundamente dolorosa. El retraso y la ignorancia de Kaspar se erige, así, en denuncia de la ignorancia colectiva. Constituye motivo de desgarro la imposición a Kaspar de una educación cívica y religiosa diseñada para uso general. La resistencia del muchacho a aceptar algunas propuestas ideológicas es tomada como prueba de su inferioridad. Por el contrario, respuestas del muchacho mucho más intuitivas y sensatas que las de los maestros son rechazadas despectivamente. Un tercer desgarro que experimenta el espectador se asocia a la disección forense del cadáver en busca de anomalías en hígado, cerebelo, cerebro, etc., dejando de lado toda consideración sobre sus años de encierro, sus capacidades demostradas y las latentes en él a causa del desafecto de educadores y vecinos. El enigma de Kaspar se convierte en manos de Herzog en una crítica social ácida, descorazonadora y sobrecogedora.
La música se basa en temas de Mozart y otros compositores. La fotografía, muy realista y con acentos bucólicos, busca efectos visuales reales y rechaza el uso de efectos especiales. Los sueños de Kaspar se muestran con imágenes ligeramente veladas e inestables. La interpretación de Bruno S., antiguo enfermo mental, en el papel de Kaspar, es excepcional. La dirección muestra a través de la tragedia de un muchacho autista, el drama de una sociedad fría, egoista, ignorante y cruel.
Una de las películas culminantes del autor, que combina realismo visual con un estilo narrativo próximo al expresionismo. Obra interesante y conmovedora.
El misterio de la condición humana, personificado en la figura del protagonista, constituye el eje central sobre el que gira el argumento de una de las obras más emblemáticas del director alemán Werner Herzog. Una nueva visión de la realidad, cargada de ciertas dosis de ingenuidad que delatan la falsedad e hipocresía de la sociedad alemana del siglo XIX, surge como un soplo de aire fresco en el Nuremberg de 1828. La asombrosa aparición de Kaspar Hauser trae consigo numerosos interrogantes que ponen en tela de juicio los valores que, tradicionalmente, han definido la forja del ser humano moderno. Con algunos puntos en común con ‘El pequeño salvaje’ (1969) de François Truffaut, Herzog expone un retrato pesimista de un individuo que, quizá de forma inconsciente, se enfrenta con todo lo establecido. Privado de todo contacto social desde su nacimiento, cautivo en una cueva, Hauser experimenta la libertad cuando su misterioso captor lo abandona en una plaza de la ciudad con una carta en la mano, dirigida a uno de los mayores exponentes de las instancias dirigentes. Sin apenas saber leer y escribir, Hauser es acogido en el seno local entre signos de extrañeza y fascinación, lo que no tarda en convertirlo en atracción de feria, mientras trata, a marchas forzadas, de aclimatarse a unas costumbres y a un modo de vida que no se ajustan a la concepción que tiene, carente de prejuicios, de un mundo al que no pertenece y al que no quiere pertenecer.