El ejercicio del poder
Sinopsis de la película
A Bertrand Saint-Jean, ministro de Transporte, lo despierta en plena noche su secretario personal para comunicarle que un autobús ha caído por un barranco. No tiene más remedio que dirigirse inmediatamente al lugar del accidente. Empieza así la odisea de un político que debe moverse en un mundo cada vez más complejo y hostil: luchas de poder, caos y crisis económica.
Detalles de la película
- Titulo Original: Lexercice de lÉtat (The Minister)
- Año: 2011
- Duración: 112
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Opinión de la crítica
Película
6.3
68 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Abdelhafid Metalsi
- Anne Azoulay
- Arly Jover
- Brice Fournier
- Brigitte Lo Cicero
- Christian Vautrin
- Didier Bezace
- Eric Naggar
- François Chattot
- François Vincentelli
- Gaëtan Vassart
- Jacques Boudet
- Jade Phan-Gia
- Laurent Stocker
- Ludovic Jevelot
- Marc-Olivier Fogiel
- Michel Blanc
- Olivier Gourmet
- Stéphan Wojtowicz
- Sylvain Deblé
- Zabou Breitman
A través de la actividad política cotidiana de un ministro, el director disecciona la trastienda del poder. Con un guión inteligente y lleno de matices, llegamos a hacernos una idea del funcionamiento del gobierno, del ejercicio de la política, como sugiere el título. A pesar de que en el cine hay muchos ejemplos de cine político, este film aporta una visión menos solemne o grandilocuente, más pegada a la realidad, sin maniqueísmo y sin recurrir, por ejemplo, a la inclusión de subtramas forzadas de la vida privada del ministro para humanizarlo.
El guión evita la identificación política de los protagonistas (aunque adivinamos su tendencia conservadora) y, sin necesidad de complicar demasiado la trama, nos muestra con verosimilitud las jerarquías del gobierno y sus luchas internas, la vida estresada de los altos cargos, las ambiciones personales, el oportunismo y la dificultad de ser coherente y fiel a los principios, el papel fundamental de los asesores, esos personajes en la sombra que son los que hacen el verdadero trabajo, el frágil juego de las lealtades, la relevancia de la comunicación y de las relaciones públicas, etc. La película no se centra en un asunto concreto (aunque sugiere, de fondo, el tema de las privatizaciones), pero consigue que todo lo que se explica resulte cercano, real y creíble.
Las casi unánimes alabanzas que ha recibido esta cinta me dejan perplejo. ¿Hemos visto la misma película? Claramente no. Esta francesada engolada y cargante pretende ser un estudio sobre la política europea contemporánea, pero brilla por lo que no es y por lo que no consigue más que por lo que logra o alcanza. Un ministro no quiere que se privaticen las estaciones mientras que otros ministerios sí quieren y parece que deviene en una encarnizada lucha de poder con manipulación de las opinión pública pero se queda en mero reportaje del HOLA, es decir, mucha imagen, mucha foto y poca o nula enjundia.
No sabemos nada del ministro protagonista, ni quién es él, ni con quién está casado, ni qué piensa, ni que siente, sólo que tiene una asesora estirada y no menos engolada que la pretenciosidad gala de rigor y que es llevado (porque quiere) de un lugar a otro como si fuera una muñeca de feria sin rigor, sin expresividad, sin contenido, sin doblez, ni descaro. Tanto trajín para acabar en otro ministerio no menos ampuloso y estomagante con otras prioridades y similares tejemanejes donde nada está claro y todo debe ser completado por el sufrido espectador de tan vacuo ejercicio de estilo.
Pretender que la política es esto que se nos representa aquí, es como pretender que Bambi es un certero retrato de la naturaleza que nos rodea (o rodeaba), es decir, que se trata de un posible documental de la vacuidad de los políticos contemporáneos lo que solo es mera vacuidad de la propia cinta que estamos reseñando. Hace falta algo más que una interesante idea inicial para confeccionar un guión de interés que acabe siendo una lograda película final.
Si bastara con una pretendida buena idea para confeccionar un buen film los cines estarían llenos de cintas memorables, pero con tediosas soflamas anti-sistema como esta lo que se logra es vaciar las salas de cine sin por ello incrementar el entendimiento del devenir político contemporáneo. Fallida y tediosa, deplorable e hinchada, pútrida y de encefalograma plano. Un quiero y no puedo sin gracia ni ritmo ni interés. Un fracaso absoluto.
La política es una herida que nunca sana , afirma Bertrand Saint-Jean (Gourmet). No está permitido bajar la guardia. Con la ayuda de su experta en relaciones públicas, Pauline (Zabou Breitman), y de su jefe de gabinete, Gilles (Michel Blanc), Saint-Jean maniobra a través de los complejos trabajos internos de la burocracia francesa, fiel a sus armas de fuego cuando puede , pero capitulando cuando los mas altos poderes así se lo marcan.
Empezando por una secuencia de un sueño surrealista que muestra a una mujer desnuda meterse en la boca de un cocodrilo (el simbolismo es bastante obvio dado lo que viene después), la historia remarca el contraste entre estos dos personajes, estos dos actores. Por un lado, el apetito sensual, lo impulsivo, de Saint-Jean, frente al goce intelectual de Gilles. Uno florece en la luz artificial de los medios de comunicación, el otro en la sombra dorada de los gabinetes ministeriales.
Solo están unidos por la atracción que ejerce sobre ellos el objeto de su deseo: El Estado. En definitiva, el Poder.
Vemos la lucha entre la convicción y el compromiso, el mando y la obediencia. Pierre Schoeller retrata con eficacia el Gobierno y sus tentáculos: Maquinaciones, traiciones, el juego sucio, el papel de los medios de comunicación,…y el abismo que separa a los que gobiernan de los que son gobernados.
Muy interesante película donde, como siempre, los políticos tratan de tapar, en vez de solucionar, los problemas. O donde como mucho, los parchean.
Le conocí muy poco. Era un hombre demasiado discreto, un hombre que se ignora, como lo son todos los seres bellos y nobles, como lo son esos que son incapaces de entrar en la batalla, con el miedo que tienen a la incomprensión, el temor a la ausencia de bondad de este mundo y a la mentira, porque saben con antelación que la lucha es en vano y que el enemigo vencido cubre de vergüenza su vencedor. Estos hombres son escasos y el era uno de ellos…
Ese homenaje, cuyo contexto no revelaré, simboliza la película, una bella película sobre el poder, la ambición, la mentira, y el abismo que separa los que gobiernan y los que son gobernados.
Los actores son magníficos.
De cómo los políticos ya no son (si es que alguna vez lo fueron) depositarios de la voz del pueblo y sus representantes, y sí son los lacayos del poder, patéticos títeres sin escrúpulos capaces de cualquier cosa con tal de hacer carrera.
Denuncia de la progresiva privatización de los sectores públicos con el consiguiente empobrecimiento de la gente.
Análisis frío de los trapicheos y manejos de la clase política .
Todo ello engarzado a través del retrato de la degradación de un ministro. Nos muestran su particular calvario, sus caídas, sus dudas y miedos.
Película seca, directa, áspera y realista que peca de enfatismo y solemnidad (se toma demasiado en serio a sí misma).