El disputado voto del Sr. Cayo
Sinopsis de la película
Basada en la novela homónima de Miguel Delibes. A Rafael, joven diputado socialista, le comunican la muerte de su amigo Víctor Velasco. En el cementerio coincide con Laly, una antigua compañera. Ambos rememoran la personalidad del amigo desaparecido y la historia que compartieron con él durante la campaña de las elecciones de 1977. En uno de los pueblos de la sierra burgalesa conocieron al señor Cayo, un viejo apegado a la tierra, que fue para Víctor como una especie de revulsivo: era la primera vez que escuchaba la voz de la sabiduría popular.
Detalles de la película
- Titulo Original: El disputado voto del Sr. Cayo
- Año: 1986
- Duración: 94
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Opinión de la crítica
6.4
69 valoraciones en total
Será que como casi todo lo de Delibes, me ocurre que me gusta más su adaptación al cine que su novela. Incluso con el ritmo lento y la falta de definición de los personajes de la película,El disputado voto del Señor Cayo me llega a emocionar.
Será que para los castellanos, su murió, para la Virgen hará el año nos suena tierna y cruelmente nuestro, de esa manera de medir los días, las horas y las personas que es propia de esos pueblos de la Castilla profunda de los que pocos se acuerdan y en los que todavía hoy quedan señores Cayo.
En fin, será que cuando Paco Rabal -que debió usar los mismos pantalones de parches de pana que para la maravillosa Los Santos Inocentes de Camus- mira a la cámara se para el mundo. A Galiardo también le creo, le creo en su personaje, en la honestidad y en la duda de quien no sabe qué pinta ahí. A Bosch, como todo lo que hace en cine y en tele lo hace en una especie de tono mohíno, que pega para la ocasión, también me la creo.
El trasfondo político, por otro lado, aunque menos profundo de lo que se deseara, transmite muy bien la atmósfera de la transición, los bares, el vestuario, el Simca. Esos jóvencitos engañados que pensaron que el PSOE era eso, Socialista y Obrero, y luego descubrieron lo bien que les venía que en realidad no fuera así y esos niñatos de Fuerza Nueva que tanto gustaban de arrear con cadenas todo lo que sonara a progreso, y que también desgraciadamente hoy quedan muchos, de los unos y de los otros, sentados en el Congreso.
Seguramente las dos mejores películas del director Antonio Giménez-Rico sean las dos adaptaciones de libros de Miguel Delibes. Como no hay dos sin tres, desde aquí invito a este autor o a otros que quieran intentar llevar al cine El hereje. Es increíble que una novela de tanta calidad e interés haya sido ignorada hasta ahora. ¿Tema de presupuesto? Puede ser, pero yo prefiero menos películas españolas al año y de mejor calidad.
El disputado voto del Sr. Cayo es una preciosa película, donde de un modo directo y sencillo, se nos recuerda que no hace mucho todos nosotros que ocupamos ahora monstruosas ciudades vivíamos en medios rurales y sabíamos distinguir un sauco de un fresno.
Se queja la opinión pública de la falta de conocimiento de nuestros jóvenes en materias como los idiomas, la lengua, la historia… pero con mucha diferencia puedo decir que España es ante todo un país analfabeto en cuestiones sobre el medio físico.
La película no es como dicen algunos una clase de nada, ni una confrontación entre el medio urbano y el rural, es sólo un grito con un fin: Que no les olvidemos. Me decía un amigo hace unos años que el señor Cayo era una especie de Dersu Uzala español. No creo que la metáfora sea del todo correcta, lo que sí es verdad, es que Paco Rabal, hace una de sus más memorables actuaciones.
Toda la historia de principio a fin me resulta tan familiar, por razones que ahora no vienen al caso, que no puedo dejar de sentirme algo más que un espectador cuando la vuelvo a ver.
Y algo más, ojalá que a Miguel Delibes le den el Premio Nobel de Literatura que tanto se merece antes de morir. Parece ser que hay muchas opciones, pero quizá no haya mucho más tiempo. Desde luego que una generación de españoles, muchos de los cuáles ya se han muerto y otros están al caer, se lo agradecerán porque era a ellos, a los que trabajaban de sol a sol, a los que está dedicada buena parte de su obra. Que así sea.
Nota: 6,8.
Entrañable i más que correcta película que funciona tanto des del punto de vista testimonial sobre un determinado momento histórico, político y social de nuestro país, como del de ejercicio reflexivo sobre los temas universales del propio Miguel Delibes (autor de la novela sobre la que se basa): El amor a la naturaleza y su comunión con el hombre, en un ecologismo bien entendido, su incompatibilidad con determinado progreso de la civilización, de la que está al margen. Todo ello de la mano de Giménez Rico, uno de los directores que más y mejor ha sabido reflejar el mundo personal del escritor vallisoletano (con permiso de Mario Camus en los santos inocentes ).
La única pega, en mi opinión, es el innecesario dibujo maniqueo del grupo de fascistas que irrumpen violentamente. De esta manera su maldad queda reflejada i definida por sus actos y no por su ideología.
Hablar de algunas películas es hablar de literatura, eso sucede en todos los países aunque lamentablemente un número amplio de grandes escritores no tienen una gran deuda con el séptimo arte por la adaptación de sus novelas, véase el caso de Gabriel García-Márquez, pero no siempre pasa y en España tenemos el ejemplo de Miguel Delibes, cuyo universo se ha sabido encajar con la gran pantalla.
Obviamente si relacionamos Delibes y el cine se nos viene a la mente Los Santos inocentes , con un inolvidable Paco Rabal haciendo el mejor papel de su carrera, pero hay más títulos cinematográficos basados en la obra del escritor que tienen buen tono, y uno de ellos es El disputado voto del señor Cayo .
El argumento es el mismo de la novela, aunque quizá para hacer más amena la cinta, Gimenénez Rico tuvo la idea de contar la historia mediante flashbacks. El tema también es el mismo, puro Delibes, un retrato de la Castilla más profunda, que en este caso trata el éxodo de las zonas rurales a a las ciudades, provocando el aislamiento más absoluto de personas no precisamente jóvenes que se aferran al lugar en el que han pasado toda su vida, y que tanto la izquierda como la derecha política ignoraron por completo, algo que hace reflexionar al protagonista.
Cuando me leí el libro, ignoraba la existencia de esta película, y yo pensaba que el actor ideal para interpretar al señor Cayo era Paco Rabal, y no me equivoqué porque está fantástico en esta película, probablemente lo mejor a pesar de que sea necesario para algunos defectos de la cinta, tales como los momentos sentimentales que llegan a ser excesivos y huelen a trampa del director por todos lados para conmover al espectador teniendo como ejemplo el final con los aullidos del perro como banda sonora de fondo.
Una película recomendable para ver a Paco Rabal y adentrarse en el mundo de Delibes de una manera distinta, a pesar de que no sea redonda y algo aburrida, lo mejor de Delibes en el cine siempre será Los Santos inocentes .
Sin haber leido el libro, que no dudo de que será más interesante que la película, este trabajo transmite la sensación de ser un desdoblamiento. Por un lado, una interpretación de gran altura de Francisco Rabal, metido a pueblerino sabio de sus cosas, que transmite como nadie la España rural, quizás una España un tanto anacrónica, considerando que estamos en la segunda mitad de los años 1970, pero bien expresada y muy reconocible. Por el otro, una película donde unos tipos van a hacer una campaña electoral y dicen vaguedades muy a menudo, mientras que unos flashbacks nos remiten a un presente con dos actores completamente acartonados y sin ninguna credibilidad como personas de vuelta de todo. Y en medio, un Juan Luis Galiardo que intenta, con cierto éxito, estar a la altura de Rabal mientras da algo de credibilidad a ese otro lado de la película en que cada vez que vemos pasar a Lydia Bosch nos sonrojamos pero que no se sostiene mayormente, por superficial y previsible.
Y así transcurre una película que no se sabe muy bien donde lleva, en donde dos actores como Iñaki y Lydia tienden a destrozar a sus personajes, privándolos de toda profundidad, y en la que en ningún momento te acabas de creer que el descubrimiento del candidato sea tan grande como para cambiar su vida por completo.
A pesar de todo, pues bueno, se puede ver, pero no forma parte de las imprescindibles del cine español, aunque si de las imprescindibles del Paco Rabal en estado de gracia.