El cuento de los cuentos
Sinopsis de la película
Ambientada en el Barroco, narra, con tintes fantásticos, la historia de tres reinos y sus respectivos monarcas. La de la reina de Longtrellis (Salma Hayek) y su marido (John C. Reilly), la de dos misteriosas hermanas que encienden la pasión del rey de Strongcliff (Vincent Cassel), y la del rey de Highhills (Toby Jones), obsesionado con una pulga gigante, que le lleva a romper el corazón de su joven hija. Libre adaptación de El cuento de los cuentos, del napolitano Giambattista Basile, célebre autor de relatos cortos del siglo XVII.
Detalles de la película
- Titulo Original: Il racconto dei racconti (The Tale of Tales)
- Año: 2015
- Duración: 133
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Opinión de la crítica
5.6
97 valoraciones en total
Películas como El cuento de los cuentos siempre son necesarias mas allá del hecho que encuentren o no su publico, más allá de la calidad o de que gusten. El hecho de tener una visión diferente de la narrativa o del objetivo por el que una película llega al cine, siempre es positivo. El cuento de los cuentos (adaptación de una serie de cuentos para niños italianos) es una película extremadamente difícil de digerir: su barroquismo y su crueldad son algo inaudito en el panorama actual de las películas para niños. Aquí no hay termino medio y el cuento es narrado tal y como fue concebido, sin reescribirlo adecuándolo a lo políticamente correcto o no, sin pensar en si lo que se cuenta es acorde a al edad a la que está destinado. Simplemente se ponen en (maravillosas) imágenes unas terribles fábulas y se hace con la mirada puesta en la magia que nace de lo falso. Las historias que se cuentan comienzan siempre con los defectos propios de los humanos y acaban en una fantasía tan barroca como desprovista de todo encanto. Es decir, el director escoge el camino del riesgo y eso siempre es algo que hay que agradecer. Los cuentos son tan hermosos como terribles, tan irregulares como fascinantes, tan ridículos como poderosos. Bascula constantemente entre la parodia y la poesía. Y ese es un hecho diferencial que le otorga un valor a tener en cuenta.
El cuento de los cuentos son cuentos para niños que, en una sociedad políticamente correcta como la nuestra, solo deberían ser vistos por adultos. Y es una auténtica pena… porque la película es dolorosamente hermosa, está muy bien interpretada, tiene momentos sublimes que permanecen en la memoria y además de todo eso, es divertidamente ridícula. Aunque hay que reconocer que es un producto difícil que gustará a pocos (por la crueldad de los desenlaces y lo singular de la propuesta).
Si sois adultos con hijos menores de edad, mejor ved esta película sin ellos, disfrutad de lo ridículo y salvaje de la propuesta y decidid después si vale la pena que vuestros hijos la vean. Yo diría que si… pero son vuestros hijos, no los míos.
El italiano Matteo Garrone presentó en el pasado Festival de Cannes su nueva película, El Cuento de los Cuentos. Por primera vez en la filmografía del cineasta, está rodada en inglés, y cuenta con la participación de actores famosos internacionalmente como Salma Hayek, Vincent Cassel o John C. Reilly. La película adapta los cuentos de Giambattista Basile, autor napolitano del siglo XVII. El film cuenta tres historias diferentes narradas de forma entrecruzada, en las que el director italiano se apoya en una impresionante puesta en escena. La fotografía y la dirección artística, cuidadas al más mínimo detalle y aportando imágenes de enorme belleza, remiten a los mundos fantásticos propios de los cuentos barrocos. Hay algunos planos que evocan a pinturas de la época que poseen una fuerza visual admirable.
La película se respalda mayormente en la parte visual, que es absolutamente impresionante y deja un poco de lado la forma de narrar las tres historias de forma efectiva, por lo que termina resultando bastante irregular. Si bien las tramas que cuenta son atractivas, por momentos el film no consigue despertar todo el interés que debería. El montaje, algo monótono, y una duración excesiva lastran lo que podría haber sido una gran película. Durante el metraje se contrastan situaciones grotescas con paisajes y decorados espectaculares, el humor con la extrema violencia o crudeza de las situaciones, tratando temas como la eterna juventud o la maternidad de forma interesante.
La elección de casting es muy acertada, cada personaje parece que está escrito para el actor que lo interpreta. Y todos los actores están bien. Pero también deja la sensación de que se podría haber dado más lucimiento a algunos personajes o simplemente haber indagado más en ellos. Un claro ejemplo son los interpretados por Salma Hayek y Vincent Cassel, ambos bastante extravagantes e interesantes de explorar, y que sin embargo, el italiano opta por dejarlos en un plano secundario en lugar de profundizar más en ellos.
La música, compuesta por el gran Alexandre Desplat, ayuda a crear el ambiente de un mundo idílico y a la vez feroz, algo que sin ninguna duda, está magníficamente retratado en la película. Esa mezcla de imágenes hermosas con la música de Desplat nos transportan por completo al barroco y a ese mencionado mundo por el que sentimos fascinación y terror (por injusto) a la vez.
Es innegable que la película posee una atmósfera conseguida y que es una película que resulta emocionante de ver, pero también lo es el hecho de que con un montaje más ágil y recortando algunos momentos, hubiera sido una película más redonda y más disfrutable. Finalmente El cuento de los cuentos es algo original y curioso de ver, con capacidad para fascinar al espectador, pero solo de forma intermitente.
Una locura de película. Matteo Garrone reinventa el género de la fantasía con este cuento grotesco, guarro, surrealista, absurdo, gore y, ante todo, maravilloso.
¿Qué pasaría si un día Guillermo del Toro y Alejandro Jodorowsky decidieran adaptar una historia de los hermanos Grimm o, mismamente, hacer una versión de La princesa prometida? Pues saldría algo así.
No esperéis ver un cuento normal de Reyes y princesitas porque todos los estereotipos que nos vienen a la mente al pensar en este tipo de historia queda destruido aquí. ¿Desde cuándo vemos a una reina comer un corazón de una bestia marina o desde cuándo se ha visto a un rey cuidar más de su mascota, una pulga, que de su única hija? Garrone ridiculiza a este tipo de personajes y los lleva al límite.
Son tres historias sobre tres Reyes vecinos. Cada una es independiente de la otra y podrían ir en películas distintas pero si hay algo que les une, es en la desdicha de las figuras femeninas, cosa que es lo que realmente pasa en este tipo de relatos clásicos.
No busquéis el sentido a esta película. Tan solo disfrutad del apartado técnico y de la excepcional banda sonora. No hay muchos diálogos porque no los necesita. Las imágenes, bellísima fotografía, nos guían en todo momento.
https://cinedeautorblog.wordpress.com/2015/09/18/el-cuento-de-los-cuentos-il-racconto-dei-racconti/
Como fan completa de los cuentos tradicionales en sus versiones más puras y menos edulcoradas, sin tanta ñoñería amorosa, creo que Garrone mezcla magníficamente en Tale of Tales, el componente mágico, la ternura con la repulsión, la comedia con lo absurdo igual que sucede en los cuentos de verdad.
Los cuentos tradicionales, que han pasado de boca en boca a través de los siglos, la mayoría se concibieron en épocas donde la gente estaba bastante más familiarizada con la sangre, lo decrépito, lo deforme, en general, con lo cruel y terrible que puede ser la naturaleza muchas veces, desde la infancia.
No he visto película sobre el tema que refleje el espíritu del cuento tradicional, como los que podrían aparecer en Cuentos al amor de la lumbre (la recopilación española de éste tipo de historias infantiles/macabras) como ésta. Contado con mucho gusto, todo resulta extrañamente fascinante y grotesco
Los escenarios y el vestuario preciosos, los seres fantásticos, sin necesidad de llamativos efectos en 3D, maravillosos.
Me ha encantado.
Es extraña la imaginación que se derrochaba en los cuentos clásicos.
Un mismo párrafo podía contener las frases vivían felices gobernando un reino lejano donde nunca faltaban las fiestas de palacio y acto seguido le sacó el corazón a la bestia, que seguía palpitante en su interior . En apenas unas líneas de diferencia cabía lo divino y lo terrible, lo humano y lo salvaje, la creencia y lo terrenal.
Pero funcionaban precisamente por eso, porque no se entretenían en justificar su mezcla de impresiones: existían, y ya está.
Es justo lo que El Cuento de los Cuentos busca recrear.
Acostumbrados a la representación más tradicional y adornada de los cuentos, resulta en principio confuso acercarse a un batiburrillo de historias que se van hilando en un tapiz cada vez mayor.
Una Reina Infértil busca la manera a cualquier precio de tener descendencia. El Rey Lujurioso de un país vecino un día se levanta de la orgía agotadora y carente de placeres, para verse prendado de una deliciosa voz. Una Princesa busca pretendiente a la sombra de un padre tan cariñoso como acaparador de su cariño.
Historias sencillas, terrenales. Hasta que la Reina Infértil busca comerse el corazón de una bestia marina para tener un niño, o la voz que el Rey Lujurioso ha descubierto pertenece a dos viejas callosas que ven una oportunidad para salir de su miseria. Aunque nada supera al padre de la Princesa fascinado y alimentando con sangre a una pulga que crece a pasos agigantados.
Hay una caminata al principio, en la que seguimos a un bufón durante un largo rato. Casi se diría que Matteo Garrone busca anclar con bases fijas la realidad, dejar que la sintamos en la piel, para que luego la transición a lo fantástico apenas tenga importancia.
Son historias extraordinarias, pero en ellas hay seres humanos: egoístas, inocentes, pasionales. Sobre todo jóvenes, y viejos, o viejas en busca de su juventud. Brechas generacionales, de amor y cariño, que con el tiempo pueden convertirse en rencor o despreocupación.
A la Reina Infértil viene un día a visitarla un extraño. Y la susurra que sus anhelos tienen un precio, pues el mundo necesita de un equilibrio. Un acto enorme de violencia, vendrá acompañado por otro en igual medida, no se puede luchar contra lo que debe ser.
Es eso lo que deben hacer todas las almas que aquí vagan en busca de su tranquilidad: equilibrio. Pero ninguna de ellas es capaz de librarse de sus obsesiones, llamas que devoran la piel y la mente, ya sea la búsqueda de juventud al remendar una marchita piel o el amor de un hijo al prohibirle ver a su otro igual.
Si hubiera una moraleja que extraer aquí, no sería una metáfora sobre nuestra situación actual, ni siquiera un paralelismo de carácter con nadie. Como cuento orgulloso de serlo, esta historia solo dispone las piezas, y nos muestra hábilmente por qué sucumbirán a su destino o lograrán enfrentarlo.
Una pista: el secreto estaba en el riesgo, o más bien en el sacrificio. Se ha dicho que un acto de enorme violencia recibe otro en igual medida, pero nadie dice qué ocurre si el segundo es un acto de amor desinteresado.
Y ahí está: el equilibrio, estable mientras se sostiene en la soga, dando forma al mundo.
Un mundo en el que cada uno de los hijos sufre la catarsis de enmendar el error de los padres al madurar, y donde la búsqueda de la obsesión nos lleva a la automutilación o al autoengaño (diferentes, ninguna menos horrible).
Pero también un mundo de castillos al borde de la cima de la colina, de bestias durmientes en las profundidades abisales, ogros trepadores de la montaña, muchachas desnudas que manchan con su deseable juventud el bosque, dragones con oscuras intenciones cegados por bestialidad, o princesas que aprenden a salvarse sin ayuda de nadie.
En la frontera entre ambos, existe este cuento, y todos los demás.