El crepúsculo de los audaces
Sinopsis de la película
El Caníbal es un viejo velero que hace la travesía entre una isla del Pacífico y México, con una breve escala en las islas Marquesas. David (Rock Hudson), su capitán y propietario, es un hombre marcado por su expulsión de la Marina tras ser considerado responsable de un naufragio con muchas víctimas. Componen el pasaje Inés, una joven y atractiva viuda (Cyd Charisse), un clérigo, un matrimonio de ancianos y un empresario teatral y su estrella.
Detalles de la película
- Titulo Original: Twilight for the Gods
- Año: 1958
- Duración: 114
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Opinión de la crítica
Película
5.5
36 valoraciones en total
Las películas de aventuras antiguas suelen tener el encanto de responder a una trama más bien simple, pero que se nos presenta de una manera directa y entretenida. Y si además están rodadas en color, entonces el encanto es todavía más cautivador.
Así parece ser el comienzo de esta película cuando se nos van presentando los variopintos pasajeros que se enrolarán en este viaje. Y, sobre todo, cuando contemplamos al capitán y al barco tan destartalados ambos y que contrastan con el colorido de los paisajes y gentes de polinesia.
Pero no, resulta que luego el viaje es lento y aburrido. No llega a pasar nada de interés hasta los últimos veinte minutos de la película. Y en lugar de acción trepidante, bostezamos ante una serie de diálogos entre los pasajeros y entre la tripulación que ni nos van ni nos vienen.
Si hay algo cierto es que El crepúsculo de los audaces es una película interesante. Pevney combina -y no con acierto- una aventura marina, digamos convencional, con un excelente retrato psicológico de los personajes. Es chocante observar como la historia va avanzando sin apenas acción (renegando de esta manera del espíritu de aventura) pero, al mismo tiempo, ofreciéndonos Pevney no solo el ya mencionado análisis psicológico de los personajes sino siendo, además, capaz de recrear unas atmósferas casi claustrofóbicas donde esos mismos personajes dan rienda suelta a sus temores, dudas, pasados oscuros, etc. No cabe duda de que si Pevney hubiese logrado que el espectador olvidara el carácter aventurero de la cinta -en otras palabras, que el espectador cambiara su punto de vista durante el visionado- la crítica habría sido mucho más benévola y se hubiera entendido, por ejemplo, el amargo e inesperado final.
En cuanto a las interpretaciones, Hudson anda bastante perdido (me temo que por la inconsistencia de su personaje), Kennedy brillante pero, por encima de ellos, una espléndida Cyd Charisse lleva con maestría el peso de la película y aún lleva mejor cada hermoso vestido que se pone. Vestidos con una variada tonalidad de colores que el fotógrafo de Pevney acierta a contrastar una y otra vez con la sordidez del destartalado barco.
Un grupo de pasajeros de lo más dispar y David Bell (Rock Hudson), el capitán de un destartalado navío mercante, son los protagonistas de esta película cuya historia se centra en un viaje de lo más tormentoso. Durante el mismo habrá tiempo para todo, peleas incluidas, pero también tendrá cabida el romance, el que mantiene David con una de las pasajeras, la enigmática Charlotte (Cyd Charisse), e incluso el terror en forma de posible hundimiento.
Uno de los grandes problemas de la cinta es que nunca centra su discurso, mezclando con desigual fortuna géneros (principalmente drama y romance, aunque también se acerca, ligeramente, al cine de aventuras). El otro gran fallo lo encontramos en sus personajes, los cuales, y a excepción del interpretado por Hudson, no están demasiado bien definidos, resultando en su mayoría esquemáticos (prácticamente la totalidad de los secundarios) o fríos (el de Charlotte, por muy justificada que esté su frialdad). El crepúsculo de los audaces es una película que, a pesar de todo lo expuesto anteriormente, entretiene y no deja mal sabor de boca.