El colapso (Miniserie de TV)
Sinopsis de la película
Miniserie de TV (2019). 8 episodios. 20 minutos cada uno, filmados todos ellos en plano secuencia. Un suceso -del que desconocemos las causas y el origen- ha provocado el colapso de la sociedad -la francesa y se sobrentiende que la mundial-, y es la espoleta que provoca una serie de historias independientes en diferentes localizaciones, que comparten la desesperación y la huida de las personas que intentan sobrevivir.
Episodios:
1- El supermercado (día 2)
2- La gasolinera (día 5)
3- El aeródromo (día 6)
4- La aldea (día 25)
5- La central (día 45)
6- La residencia (día 50)
7- La isla (día 170)
8- La emisión (día -5).
Detalles de la película
- Titulo Original: Leffondrement
- Año: 2019
- Duración: 160
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Opinión de la crítica
7.3
72 valoraciones en total
230/34(25/07/20) Brillante soplo de aire fresco esta serie antológica francesa creada para Canal+ por el colectivo Les Parasites, compuesto por Guillaume Desjardins, Jeremy Bernard y Bastien Ughetto, que escriben y dirigen todos los 8 épicos episodios. Producción inspirada en las teorías de la colapsología, nueva escuela de pensamiento nacida en Francia que considera los riesgos de un colapso de la civilización industrial y lo que podría suceder a la sociedad actual. Adentrándonos en cada capítulo en un escenario distinto con personajes distintos (aunque algunos se cruzan cual cameos en otros capítulos)y tramas diferentes enmarcadas en una especie de post-apocalipsis donde falta de todo, desde abastecimiento en supermercados, petróleo, o alimentos. Una visionaria en muchos sentidos en el contexto de nuestra sociedad actual marcada por la crisis del Covid-19, donde ya hemos visto el desabastecimiento de las tiendas o los problemas para cuidar a los mayores en las residencias de la tercera edad. Nunca nos dicen el motivo concreto de la situación límite, esto no es importante, tampoco terminan ningún capítulo, lo nuclear aquí es hacernos reflexionar sobre qué haríamos nosotros en la situación de los protagonistas, nos hace sentir el dilema moral, saliendo a relucir lo mejor y lo peor de la Condición Humana, nuestro instinto de supervivencia darwinista frente a nuestra solidaridad, habiendo robos, asesinatos, sacrificios, egoísmo, altruismo, gritos de alerta en el desierto, dejando por el camino un metraje de tensión asfixiante gracias entre otros recursos al virtuosismo en el manejo del plano secuencia para todo el minutaje, que hace nos sintamos inmersos en este purgatorio donde no hay buenos o malos, solo hay gente común intentando vivir un día más, en un escenario y desarrollo de un realismo que duele. Un metraje corto que va de los 18 a los 28 de algunos episodios, pero que se hacen extenuantes y angustiosos por la cantidad intensidad con la que nos empapan, ayudados también por la estremecedora y melancólica música de Edouard Joguet a piano, sublime. Como defecto pondría que su último episodio intentando cerrar el círculo poniendo unas causas al Colapso se queda un poco a medias.
Cada episodio nos pone en una situación crítica que nos embarca en una especie de contrarreloj empujados por que todo sucede en tiempo real azuzados por la espectacular cámara de Clémence Plaquet (tan asombrosa que es capaz de sin cortes subir a un aeroplano y despegar con el piloto, o nadar junto a una mujer para subirse a un barco y volver a tirarse al mar), no hay exploración de los personajes, se muestran en toda su crudeza para lo bueno y malo. Todo filmado con estilo frenético, con guiones hábiles que abren giros sensibles que terminan por tocarte emocionalmente, sintiéndonos presos de este caos, haciéndonos revolvernos en el asiento: Serie que en su honestidad no busca juzgar, simplemente nos pone contra el paredón de nuestras debilidades, nuestro cainismo ancestral.
8 episodios. El título de cada episodio se refiere a una ubicación específica, así como al tiempo transcurrido desde el día D correspondiente al primer día del colapso. Cada episodio que representa un avance cronológico en comparación con el anterior, hasta el día 170 para el episodio 7, solo el episodio final (episodio 8), retrocede 5 días en comparación con el día D.
Episodio 1: El Supermercado. 2 días tras el Colapso. En un momento en que se agotan los recursos, Omar (Bellamine Abdelmalek), un cajero en un supermercado, tiene que enfrentar las demandas singulares de los clientes preocupados por los problemas de suministro. Su novia aparece sin previo aviso con algunos amigos para abastecerse de comida y huir esa misma noche de la ciudad. Omar duda en sí quedarse en la ciudad o ayudar a sus amigos a robar los suministros, Excelente presentación donde ya nos muestran una situación tan cercana como que incluso ya la hemos vivido. De como el nerviosismo, el miedo chocan con nuestro sentido cívico del deber.
Episodio 2: La Estación de Servicio. 5 días tras el Colapso. En un mundo apocalíptico, las necesidades básicas son escasas. El trueque se ha generalizado. Christophe (Philippe Rebbot), propietario de una estación de servicio, raciona el poco combustible que queda a cambio de comida. Sin embargo, los clientes cada vez son más violentos y la cosa se complica, Arrollador metraje que muestra a una sociedad dependiente del oro negro, masas de gente que termina comportándose como zombis.
Episodio 3: El Aeródromo. 6días tras el Colapso. Laurent Desmarest (Thibault de Montalembert), hombre de negocios, recibe la llamada telefónica del departamento gubernamental responsable de evacuar a personas influyentes para ponerlas en lugar seguro. Solo tiene 15 minutos para llegar al aeropuerto más cercano, donde espera el último avión que evacuará gente. Hará todo lo posible por conseguirlo, sin importarle la gente que deja atrás, Extraordinaria crítica al capitalismo salvaje, a su hedonismo, a su avaricia llevándose cuadros en medio del caos, reflejada en este hipócrita protagonista, un millonario egoísta que se cree que todo se puede comprar con dinero, impresionante cuando se sube al aeroplano y comienza a volar en plano-secuencia. También reflejo como en las crisis hay clases.
Episodio 4: La Aldea.: 25 días tras el Colapso. Las ciudades se han vuelto peligrosas debido al caos y la escasez de alimentos. Así que Stéphane, Carine, Mathieu y un grupo de alrededor de treinta personas, llegan a una aldea donde unos veinte hombres y mujeres se organizan en una pequeña sociedad autosuficiente. Los habitantes se reúnen para decidir si aceptan o no a todos los recién llegados. El miedo a ser rechazados les llevará a tomar decisiones sin vuelta atrás, Formidable episodio donde la paranoia y el instinto de supervivencia se apoderan de las personas hasta realizar el peor de los actos, y continuar en una huida hacia adelante, sensacional.
Es casi imposible visionar, en los tiempos que corren, esta serie francesa sin preguntarse -y no con poca inquietud- si no estará la humanidad cerca de vivir realmente una situación similar a la narrada en su pesimista argumento, donde el caos se ha apoderado de la sociedad tras colapsar el sistema no por un virus sino -se puede intuir- por motivos ecológicos y financieros, aunque nunca lleguemos a saberlo exactamente, ni falta que hace. No es difícil imaginarlo, en cualquier caso, por las situaciones narradas, algunos diálogos y hasta simplemente viviendo la situación de pandemia que el mundo real afronta desde hace meses, que nos está instruyendo forzosamente sobre los posibles problemas y crisis venideras.
Inevitablemente irregular al tratarse de episodios (semi)independientes (el leit motiv común es el colapso social y el caos consecuente, pero cada uno está localizado en escenarios -y con personajes- diferentes), es realmente atractiva, en todo caso, por el enorme mérito técnico y de producción que implica estar filmados todos los episodios mediante planos secuencia, lo que le otorga una gran fuerza visual, como siempre en estos casos.
Confiando en que no sea premonitoria, sólo cabe recomendar el conocimiento y visionado de esta miniserie que se ve del tirón, con capítulos muy breves y adictivos que te meten en situación enseguida y que invitan a la reflexión, no sin un cierto temor, sobre el posible futuro que nos espera como sociedad.
*La teoría de la colapsología
El colectivo francés denominado Les Parasites está formado por antiguos alumnos de L’ École internationale de création audiovisuelle et de réalisation (EICAR) situada en La Plaine-Saint-Denis. Empezaron realizando cortometrajes que colgaban de forma gratuita en YouTube, financiando sus proyectos a través del crowdfunding. Esa independencia creativa les ha servido para afrontar su proyecto El Colapso (L’Effondrement).
La serie nos sitúa en un mundo distópico donde se ha producido un colapso ecológico y social que, sin embargo, nos recordará en muchos aspectos al mundo actual. Y más especialmente con el impacto que está teniendo en nuestras vidas la pandemia del Coronavirus. En El Colapso (L’Effondrement) no se explican demasiado las causas, pero no hacen falta demasiadas cábalas para entender lo sucedido, solo hay que echar una ojeada a nuestro alrededor.
De hecho, la teoría de la colapsología existe en realidad y es algo que engloba desde el aspecto ecológico al geopolítico. En ella, se pronostica el fin de la civilización, tal y como la conocemos, tras la conjunción de varias crisis provocadas por el género humano que van desde lo medioambiental y energético a lo político y económico. Algunas de esas crisis las estamos viviendo en nuestras carnes y otras vemos como se avecinan. Aunque existe base científica para considerar muchas de estas teorías, es cierto que también existe una tendencia hacia lo catastrófico con afirmaciones tales como que en 2040 no existirán los coches y todos nos desplazaremos sobre caballos…
*Planos secuencias de gran virtuosismo técnico
De esa forma, los distintos episodios de El Colapso (L’Effondrement), nos situarán aleatoriamente en los días posteriores a ese fin de la civilización moderna, exceptuando el último episodio donde regresaremos a cinco días antes de que todo se desencadene.
Cada episodio funciona como un cortometraje independiente, aunque en alguno existe trasvase de personajes. Los ocho episodios tienen una duración de menos de media hora cada uno, en los que se muestra a unos personajes que deben afrontar una situación límite. Ese desencadenante dramático sirve a sus directores para reflejar el comportamiento humano en momentos de crisis, donde se suele sacar lo mejor y lo peor de uno mismo.
Los ocho episodios están grabados en un plano secuencia en constante movimiento. Es un auténtico prodigio técnico que nos lleva a vivir situaciones sin solución de continuidad tan extraordinarias como subirnos con un personaje a una avioneta que se eleva en el cielo o a viajar en barco por mitad del océano. En ese sentido, destacaría el Episodio 7 (La Isla), una verdadera genialidad que cuesta creer se haya rodado de un tirón.
*Un retrato descorazonador de la humanidad
En general, todos los episodios de El Colapso (L’Effondrement) demuestran un manejo asombroso de la puesta en escena a través de la cámara en mano. Pero también en la utilización del espacio y la coreografía escénica de los personajes. Supongo que todo está planificado al detalle y que cada escena costaría varios días en rodarse, sin embargo, la sensación es tan realista que parece improvisado. Eso es el gran hallazgo de la serie.
Lo peor es que no hay espacio para profundizar en la psicología de los personajes. Enfrentarlos de principio a fin a una situación desesperada, nos muestra casi siempre una cara poco favorecedora de la humanidad donde prevalece el egoísmo, el individualismo y la mezquindad. Eso hace que sea muy complicado identificarse con los personajes y que en muchos de los casos no puedas empatizar con ellos, lo que te distancia en su sufrimiento. En muy contados casos aparece la verdadera humanidad y la solidaridad como acto necesario para sobrevivir sin perder nuestra identidad. Ahí es cuando la implicación emocional del espectador será mayor como, por ejemplo, sucede en el Episodio 6 (La Residencia).
*Conclusión
El Colapso (L’Effondrement) es una miniserie francesa de 8 capítulos, dirigida por el colectivo Les Parasites, formado por antiguos estudiantes de L’ École internationale de création audiovisuelle et de réalisation (EICAR). Los episodios están rodados cámara en mano y en plano secuencia. Es un prodigio narrativo que consigue transmitir la asfixiante sensación que sufren sus protagonistas. Los ocho episodios funcionan como cortometrajes independientes cuyo eje argumental se sustenta en la lucha por la supervivencia tras el colapso de la civilización moderna.
El Colapso (L’Effondrement) es una serie formalmente brillante que te deja sin aliento. Los episodios son píldoras que te producen adicción y se hace difícil no verlos de un tirón. La inmediatez narrativa perjudica la implicación afectiva, al no conocer apenas a los personajes, pero la fuerza visual es tal que te arrastra en su vorágine emocional. Destaca el Episodio 7 (La Isla), un brutalísimo plano secuencia protagonizado casi en solitario por la actriz Lubna Azabal, que se deja literalmente la piel.
El Colapso (L’Effondrement) es una serie realista que muestra el salvajismo egoísta inherente a la mezquindad humana, con leves destellos sobre la solidaridad en momentos de crisis. Más allá de las reflexiones y conclusiones que podamos extraer para emparentarla con nuestro mundo actual, tan dependiente de la economía y sacudido por las pandemias, se trata de una serie de ciencia-ficción apocalíptica que asombra por su puesta en escena. Absolutamente recomendable.
Escrito por Daniel Farriol
Mis sobrina, de 7 años, a menudo me pregunta mientras vemos alguna peli: ¿ese es bueno o malo? El mundo es así de sencillo para los más pequeños, del mismo modo que es así de complicado para los mayores, pues casi nunca podemos responder con rotundidad a dicha cuestión fuera de la pantalla.
En El colapso yo no dejaba de preguntarme qué haría en cada una de las situaciones que se plantean. No hay buenos, no hay malos. Todos tienen sus razones y todos son egoístas, claro, para que llore mi madre que llore la tuya , que decía alguien.
Con episodios tan cortitos es evidente que el visionado se hace muy fácil, el tiempo pasa volando, porque es situación angustiosa tras situación angustiosa. Sin cortes, como si realmente estuviéramos allí. Frenética. Totalmente verosímil.
Muy recomendable para aquellos que no son capaces de ver una película sin mirar el móvil… apostaría a que nadie ha sentido la necesidad de apartar la mirada ni un minuto.
Podríamos ponerle la pega de que ninguna historia termina del todo, pero… a mí no me molesta, no me siento estafada. Creo que el desenlace no importa demasiado, al fin y al cabo, según avanza la serie podemos hacernos una idea del destino de cada uno. Ya depende de nosotros salvar a los más ricos, a los más productivos, a los más fuertes…
Al igual que el año pasado para mí lo mejor fue la distópica Years and years , este año, Leffondrement del colectivo francés Les Parasites se presenta como una serie magistral aún más realista e imediata que la anterior.
El coincidir con la pandemia y plantear claramente el colapso económico, ecológico y social de nuestro presente la hace aún más providencial e inquietante.
La técnica con la que está rodada no puede ser más oportuna, inmersiva y técnicamente deslumbrante: ocho planos secuencia, virtuosos hasta decir basta, a destacar el del séptimo episodio por tierra, sobre el mar y bajo él, con una planificación que te deja la mandíbula desencajada para una buena temporada.
La serie además de darnos mucho mucho miedo debería hacernos reflexionar no ya sobre lo injusto del sistema económico predominante y el estar abocado al desastre, no sólo sobre el colapso ecológico global si no y tal vez sobre todo sobre la mezquindad y el cinismo de una sociedad incapaz de generar mecanismos de solidaridad que garanticen la continuidad e integridad de nuestra especie.
Hay vida más allá de Netflix, Amazon, disney, HBO, Disney y demás mayoristas de lo audiovisual (bueno, canal plus no es precisamente una empresa pequeña independiente) y hay que tener olfato para no perderse joyas como ésta que esperemos que pasen a la historia no ya como premonición si no como testigo de una encrucijada histórica que nadie sabe enfocar con lucidez.