El club
Sinopsis de la película
Cuatro sacerdotes conviven en una retirada casa de un pueblo costero, bajo la mirada de Mónica, una monja cuidadora. Los curas están ahí para purgar sus pecados y hacer penitencia. La rutina y tranquilidad del lugar se rompe cuando llega un atormentado quinto sacerdote, y los huéspedes reviven el pasado que creían haber dejado atrás.
Detalles de la película
- Titulo Original: El Club (The Club) aka
- Año: 2015
- Duración: 98
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Opinión de la crítica
Película
7.1
72 valoraciones en total
Para informarse sobre las virtudes de esta película (a mi juicio sobrevaloradísima), vean las numerosísimas críticas que la otorgan puntuaciones de 7 en adelante. Pero es que para gustos, los colores. Y yo debo ser raro porque la película me ha resultado aburrida, intrascendente y con varios problemas de guión.
El filme se desarrolla en un permanente ambiente lóbrego, pesado y deprimente, lo que es acertado con la propuesta de la película, pero aquí se acaban lo bueno. La calidad de la imagen me pareció bastante mala. Los diálogos no son tan buenos como pretenden tantas críticas. Los personajes y escenas, tanto por su orden de entrada como por su relevancia en la película, no parecen estar elegidos o pensados con especial meticulosidad. Al contrario, todo me parece puesto al hazar y remplazable para contar la misma cosa.
Las actuaciones son modestas, puesto que los roles no permiten un gran lucimiento. Los curas apenas transmiten emociones salvo una escena por personaje, permaneciendo el resto del tiempo impasibles. Desde el comienzo, aprendemos que su reclusión es una penitencia por una serie de crímenes, que se pueden achacar a su trastorno mental, ya sea congénito o como sugiere la película, adquirido por deformación eclesiástica. Las decisiones de los personajes no son creíbles. Entre los pocos personajes de la película, varios no aportan nada a la historia (i.e. los surfistas), y lo que es peor tampoco los personajes principales son necesarios, salvo la monja o el psicólogo. Da lo mismo que sean cinco curas que dos o que siete. Sus historias nos importan poco, sus pasados no afectan a la trama, sus interacciones no permiten saber nada sobre su complicidad o desprecio (spoiler), y en definitiva su contribución al problema principal, a la penitencia o a la ambientación son inexistentes. Hubiese sido interesante por ejemplo que hubiesen tenido un significado simbólico, pero no es el caso.
La trama se resume en dos líneas. Esto no es que sea malo en sí. El problema es que la película se nos plantea de manera que tenemos toda la información relevante en el primer cuarto de filme, y después no sucede básicamente nada. El tema que se trata, de tratarse de una denuncia, no es nuevo (ver por ejemplo La mala educación), y no tiene una manera de ser construida que vaya más allá. Por otro lado, si el objetivo era una intriga, o bien un thriller, tampoco lo consigue. Un incidente se nos plantea nada más empezar, y los acontecimientos que se precipitan como consecuencia del mismo, parece (al menos a mí me pareció) una presentación de un misterio, un dilema moral, o al menos una situación que puede de alguna manera poner en peligro un secreto guardado por los curas. Nada de eso sucedió. Todo lo que nos relatan al principio, es lo que sabremos al final. De modo que durante tres cuartos de película presenciamos un soporífero espectáculo, donde con lentitud se suceden una serie de escenas vagamente conectadas, y que van dejando cabos sueltos.
Lo que me decepciona principalmente es haber ido al cine a ver El Club , con grandes expectativas acordes a las puntuaciones que aquí pude ver. El cine alternativo no tiene por qué saltarse el objetivo de contar una historia de manera decente, con un cierto ritmo, una cierta reflexión de las partes que dan forma a la trama para que el total tenga un aspecto equilibrado. De modo que me siento bastante confuso entre la película que esperaba ver, y lo que he visto finalmente.
Luz crepuscular y fría, como visionado a través de un espeso velo plomizo y ceniciento que enturbia la mirada e impide o dificultad la cabal aprensión de lo que se ve, de lo que acontece, de lo que pasa ante nuestros ojos inocentes y expectantes. Faltan color y calor. Predominan las escenas nocturnas, en espacios cerrados, claustrofóbicos o bien asistimos a fugaces exteriores tomados desde la lejanía, la asepsia, como visto a través de un microscopio – o de unos prismáticos, que no acercan nada, sino que recalcan la infranqueable distancia que separa dos mundos que si bien coinciden en el tiempo, divergen en cuanto a leyes y reglas que les aplica.
Un destierro al fin del mundo. El infierno en vida. Pero sin apenas remordimiento, ni censura, ni contrición, ni arrepentimiento, ni propósito de enmienda. Exiliados de todo, del trato de tus semejantes, deportados para no dar pábulo a las maledicencias, ni el escarnio público, ni al oprobio de las lenguas viperinas, ni a la deshonra de tus vecinos, ni a la humillación por tus acciones u omisiones, ni al vilipendio o la vergüenza que a buen seguro mereces. Allá a lo lejos se reescribe la historia personal (o se olvida o se borra como la espuma del mar), se justifica, se recompone, se tergiversa, se reconstruye hasta hacerla irreconocible. La mentira, el disimulo, la ocultación, el fingimiento, el engaño o la farsa como una segunda piel inmutable.
Sobresale la consecuente estética mísera, menesterosa, carente de todo del relato. Falta humor, falta amor, falta calor y colorido, falta cariño y cercanía. Se amontonan las fórmulas vacuas de los rezos, las pálidas plegarias, los pueriles cánticos ñoños, meras artimañas falaces para rellenar un vacío vital que no hay forma cobijar en el pecho herido. Destaca también que todos los personajes sean de una grisura anodina, de un maldad zopenca y timorata, incapaces de llamar a las cosas por su nombre. Ni siquiera el supuesto personaje positivo tiene nada de que alardear. Su carácter áspero y hostil está en abierta contradicción con su supuesta labor salvífica que se le ha encomendado, de limpiar, rectificar y deshacer entuertos.
No hay posibilidad de expiación cuando ni tan siquiera hay un mínimo atisbo de culpa. Son siempre los demás los que no han sabido ver y entender la realidad, que han malinterpretado las vivencias o que han retorcido los hechos hasta deformarlos y desvirtuarlos. Estamos ante una película adulta, nada mojigata ni complaciente, en absoluto fácil de ver ni sencilla de digerir. Más que una denuncia es un retrato, pero la pintura es tan tóxica e implacable que genera sarpullidos y urticaria. Vayan advertidos y bien pertrechados… porque las fabulaciones producen monstruos.
Y vio Dios que la luz era buena, y separó Dios la luz de las tinieblas . No es gratuito este epígrafe proveniente del Génesis, sino uno necesario, y quizás aviso de que la película será de un tinte oscuro. La imagen es a propósito brumosa y crepuscular, de poca nitidez, resaltando la pobreza y fealdad del pueblo de La Boca. El contrapunto es la impecable simbología de lo filmado durante las cenas en penumbra y los primeros planos al rostro y pies de Sandokan. La historia es potente y encierra una irónica, pero sepulcral visión de algunos sacerdotes de la Iglesia Católica, es hiperrealista en su puesta en escena aunque esconde un soterrado humor negro en medio de cánticos religiosos. De alguna forma nos insinúa las atrocidades que cometería la Iglesia para esconder a sus ángeles caídos. Las personalidades de los sacerdotes recluidos en la casa de acogida se confunden en un cinismo demencial proveniente de verdaderos delincuentes que son incapaces de reconocerse como tales. Estos viles seres no tienen redención (prácticamente no existe una sola gota de bondad en el filme) y la verdad, no se requiere de un guión demasiado elaborado para acontecimientos narrados linealmente y que se disponen a la manera de una crónica maniqueísta de claroscuros, con diálogos que pueden resultar procaces a un nivel casi escatológico y muy poco espiritual, aunque hay que reconocer que el final es tan sorprendente como poco probable de que ocurra en la realidad. Es una película mucho más cruda que El Bosque de Karadima , debido a que da cuenta de los sacerdotes del Chile real y no solo de uno de la elite. El guión de esta última debe alinear no solo más personajes, sino complejidades de dulce y agraz de los protagonistas. El Club sostiene actuaciones memorables, pero menos complejas que la de Karadima y de su pupilo Thomas Leyton, lo anterior debido a que la retorcida historia es la verdadera protagonista de este Club.
En primer lugar nobleza obliga: Bien por ti Pablo , y ahora explicaré porque puse una calificación alta a esta película aún cuando es un ejercicio que deja cabos sueltos en la trama. Pablo Larraín se ha atrevido a desnudar el alma segregadora, clasista y violenta que poseemos los chilenos. El mismo Pablo ha definido a los chilenos en una entrevista como: Hijos del rigor , y que él mismo, que proviene en esencia de una clase conservadora y violenta con los que no son sus iguales (en general en Chile no hay pobres sino rotos, cumas, indios, feos y hediondos), se atreva a realizar este notable ejercicio fílmico habla de que en Chile, algo debemos estar haciendo bien, entre muchas cosas malas.
El club es una película terrible de principio a fin, con una, sólo una nota de humor negro. Estuve solo en la sala y me regodee, pero nunca me sentí tan participe de las contradicciones y del fascismo que llevamos dentro.
Cuatro sacerdotes y una monja, luego cinco y otra vez cuatro, para terminar en cinco nuevamente y la misma monja, un perro galgo y un débil mental, en la boca de mi querido pueblo de Navidad. Pablo ejerce una dirección férrea y nos direcciona a su visión propia de una vida teñida de grises y claro oscuros, como la obra de ese querido y hereje Isaac Bashevis Singer en la literatura. Ahora bien por más que diga que no hace referencia a casos reales, extrañamente todos los personajes de su Film son representativos de los casos más conocidos en que la Iglesia Católica se ha visto envuelta en Chile.
Los sacerdotes no son buenos, ninguno de nosotros lo es, son réprobos en todo (la monjita igual), y si bien poseen rasgos de humanidad, lo que es más visible es que salvo uno de ellos alienado y viejo los otros están hasta el cuello de individualismo y auto justificación.
Es un film simbólico en varios aspectos, pero nos parece estar recorriendo el infierno de Dante, y es que la Iglesia en Chile, es variopinta y ya, debido a sus errores, a nadie le importa demasiado, salvo por el morbo muy chileno, de ver despeñarse las instituciones debido a sus propios errores. Es como ir a la arena a ver como los gladiadores deshacen a unos tribunos. Pero vamos al análisis:
El título lo he tomado de otra crítica (gracias compañero) y me parece que denota dos cosas muy claras: la película es muy cruda, necesariamente salvaje, y bucea en la inhumanidad de los personajes, metiendo el dedo en la llaga hasta el mismísimo fondo.
Mucho de interesante se ha dicho en otras críticas, pero también se han olvidado o no se han visto algunas cosas interesantes que el film apunta. No digo más, sigue leyendo en el apartado de spoilers, solo si ya has visto la película. Si no, ¡¡¡a qué estás esperando, no seas mojigato!!!