El círculo perfecto
Sinopsis de la película
En Sarajevo, Adis y Kerim, dos hermanos de siete y nueve años, encuentran refugio en casa de Hamsa, un poeta abandonado por su mujer y su hija. Los niños han perdido a sus padres durante la guerra, aunque buscan a su tía Aisa. Muy pronto, entre los dos niños y el poeta se establece una relación muy cordial y afectuosa que les ayuda a sobrellevar las dificultades que presenta una ciudad en ruinas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Savrseni krug
- Año: 1997
- Duración: 104
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Opinión de la crítica
Película
7.1
100 valoraciones en total
Fuera de nosotros, en muchos puntos del planeta hay fuerzas que se mueven, injusticias indecibles, sufrimientos sin parangón. Llega un punto en que ninguna pesadilla puede superar a la realidad ( nada puede ser peor que lo que vemos aquí , me he meado encima porque he soñado con algo alegre , pues entonces llora hijo, llora ). Ésta es una película triste, nadie tiene porque engañarse, viéndola se sufre. Al mismo tiempo toca muchos temas y se extiende por una infinidad de cuestiones de interés para cualquier ser humano que se precie: relaciones matrimoniales y de familia, la bondad, la fraternidad, las dificultades en tiempos de guerra, la muerte, la vida, los intentos por huir de la realidad, etc. Este trabajo de Ademir Kenovic hace plena justicia a los padecimientos de la ciudad de Sarajevo, es un homenaje que para mí llega a la altura de una obra maestra. Su trabajo tiene un gran valor porque enfrenta la dura realidad de la guerra en el momento mismo de su final y nos la muestra sin tapujos, tal y como fue en el difícil día a día de los habitantes de Sarajevo.
Desde un punto de vista histórico se pueden extraer muchos puntos interesantes:
En primer lugar vemos el despertar de unos marcos de referencia que llevaban dormidos casi medio siglo. La niña, encerrada en el cerco de Sarajevo desde el comienzo, queriendo saber qué sentido tenía toda aquella locura pregunta a los dos co-protagonistas que huían de un pequeño pueblo de los alrededores de la capital (éstos fueron conquistados por las fuerzas serbias que pusieron cerco a la ciudad) cómo eran los chetniks . Sin quererlo ellos dan un discurso que parece fantástico y, al mismo tiempo, niega a éstos la condición de humanos: no tiene cabeza , dirá el pequeño de los dos hermanos. Una de las cosas más fascinantes (sin ánimo de ser macabro) de la Guerra de los Balcanes es ver la pervivencia de los viejos marcos de referencia de la época de la Segunda Guerra Mundial. Inmediatamente, desde el comienzo de la guerra los croatas empezaron a ser identificados como ustachis (concepto nacido durante la ocupación alemana cuando los croatas fascistas formaron un estado títere que colaboraba con Berlín en la represión) y los serbios como chetniks (concepto surgido en el contexto de las luchas contra los otomanos en el siglo XIX pero que pasaría a la Historia como modo de identificar a los guerrilleros monárquicos serbios que lucharon contra la ocupación alemana, pero que en realidad eran apoyados por los alemanes en su lucha contra la guerrilla comunista de Tito). La película trata de ser un fiel reflejo de ello. En las mentes aún están presentes los sufrimientos de la última guerra (los chetniks llevaron a cabo operaciones de limpieza étnica contra los musulmanes de las regiones que hoy conforman la República de Sprska) que habían sido transmitidos de forma oral (el régimen de Tito había impuesto una reconciliación del silencio).
Qué mejor para retratar los escenarios bélicos en una película, que la propia guerra. De El círculo perfecta hay dos cosas que destacan sobremanera, en primer lugar la capacidad que tiene la historia para imprimir ternura en el espectador en un escenario de caos, bombardeos, fuego, terror y miedo, y en segundo lugar la propia escenografía, las calles naturales de Sarajevo que imprimen, por desgracia, una fotografía maravillosa para rodar, chatarras de coches desperdigadas, tranvías oxidados, casas prácticamente sin paredes, trincheras, barreras… ni todo el dinero de Hollywood hubiera conseguido retratar con tal fidelidad la destrucción de un conflicto bélico, como coger las propias calles de Sarajevo recién mancilladas.
La magia la consigue la buena elección de personajes que componen esta fábula, de un lado un poeta que tiene que sobrevivir a la guerra, dos niños abandonados, uno de ellos sordomudo, y un perro con las patas traseras destrozadas que tiene que andar en un carrito, una de las imágenes más fuertes y potentes de la película. Esta disparidad de personajes, unidos por los azares desgraciados de la guerra es lo que le da un carácter especial a la película y los momentos que estos desconocidos viven juntos protegiéndose mutuamente son impresionantes y hermosos.
Técnicamente es sencillísima, sin ningún ‘estruendo’ que pueda dinamitar la candidez de la obra con la que se desarrolla extrañamente pese a las continuas explosiones. Pese a esto el sonido también tiene un papel importante especialmente para resaltar las emociones del niño sordomudo.
El final, tristísimo y emotivo, casi diez minutos sin apenas diálogo y de una suavidad inmensa, deja un gran final de boca.
http://palomitasconchoco.wordpress.com
Que una película termine con una larga lista de agradecimientos, donde, dolorosamente, destaca una compañía de pompas fúnebres, te da una cierta idea del ambiente que se respira en toda la película.
Preciosa y triste película en homenaje a los habitantes de Sarajevo, a los que murieron, a los que sobrevivieron, a los que pudieron huir y a los que quedaron atrapados. A esas personas que fueron cercadas por todo un ejército, bombardeadas y hostigadas por francotiradores, mientras escaseaba la comida y el agua. A esas personas que los cascos azules debieron de proteger.
El filme tiene varias imágenes para el recuerdo, como la escena de las carreras de los protagonistas por las calles de Sarajevo huyendo de los posibles francotiradores, resguardándose entre tranvías amontonados para la ocasión para cubrirse de las balas. O la escena del río. Los momentos de alegría del trío protagonista también llegan muy hondo, así como todos los sueños que tiene el nuevo padre de los chavales, o sus instantes donde continúa viendo y hablando con su mujer y su hija, exiliadas en algún lugar de Croacia.
Pero la película no se recrea con el sufrimiento de la población o de los protagonistas. No. Y ahí reside el mayor encanto de la película. Siempre se nos tratará la amabilidad, el compañerismo, la camaredía entre los seres humanos más necesitados, como cuidan unos de otros, y se dan una de las pocas cosas que no puedes arrebatarle la puta guerra, el amor entre iguales. Obviamente, también se nos mostrará algunos contrastes, como la desesperación, la falta de fe o la propia locura, pero durante la mayor parte del metraje, son las primeras ideas expuestas las que triunfan o se nos muestra durante mayor duración.
Los mejores momentos son aquellos donde los niños y el adulto disfrutan de la vida como pueden. También es de destacar cierto humor negro que impregna a toda la obra. Todo con frases y diálogos para el recuerdo.
El final nos recuerda, que tarde o temprano la guerra volverá. Es un círculo perfecto. También nos enseña la muerte de la inocencia, y por tanto, el triunfo del horror y de la guerra, que se cobra sus víctimas y destruye todo lo que queda en los corazones de los niños.
A veces, olvidamos que en la vieja y decadente Europa ha ocurrido una guerra hace menos de veinte años. Una guerra brutal, como todas, cargada de xenofobia, odios religiosos y viejas rencillas que venían de otra, la II Guerra Mundial. Como en todas las malditas guerras los que sufren las consecuencias, no son ni los políticos de turno, ni los militares con muchas chapitas en sus inmaculadas chaquetas caquis. Los verdaderos perdedores son la población civil, en la mayor parte de los casos ajena a esos odios sin sentido o las ansias de poder de algunos.
El círculo perfecto dirigida por el bosnio, Ademir Kenovic, es la historia desgarradora de unos pocos habitantes de Sarajevo condenados a sobrevivir en una ciudad sitiada. Los protagonistas son un poeta de mediana que ya no puede escribir, dos hermanos huérfanos, uno de ellos sordomudo y un perro abandonado. Con estos mimbres está claro que sólo se puede hacer un drama y eso es El círculo perfecto. Un drama humano sobre una guerra en la que todos pierden.
El poeta que ya no puede escribir sobrevive a duras penas en una ciudad fantasma donde el francotirador es el Átropos que decide quien vive, quien muere. En esas circunstancias prefiere que su mujer e hija tengan alguna posibilidad en el extranjero, mientras él resiste a base de una dieta de alcohol y de los paquetitos de comida que su mujer escondió por toda la casa. Los niños escapan de una muerte segura en manos de las milicias serbias, pero su mundo queda destruido y ellos desamparados. Ironías del destino, el poeta que envió a su familia a un lugar seguro, tiene ahora que hacerse cargo de dos niños sin familia.
En una de las secuencias, un francotirador frustrado por errar sus disparos, intenta matar a un pobre perro. Uno de los niños, pregunta atónito ante tal acto de maldad sin sentido, ¿por qué? Y esa es la pregunta clave de toda la película, ¿por qué los seres humanos se deshumanizan de ese modo?
Técnicamente la película es muy sencilla, pero los escenarios naturales de una Sarajevo sangrante, las fantásticas y creíbles actuaciones de los tres protagonistas y la historia, dejan en un segundo plano cualquier tipo de consideración técnica y alguna debilidad en la trama, en beneficio de una mayor carga dramática.
Para corazones sensibles y antibelicistas.
Lo mejor: la sensibilidad de la historia, los actores.
Lo peor: que la realidad supera a la ficción.
La escena: el final, desgarrador, diez minutos de alta tensión, casi sin diálogos, un monumento a la estupidez humana.
Buena película que nos ofrece el punto de vista de una nueva familia que se forma en Bosnia durante la guerra que asoló los Balcanes a principios de los 90. La fuerza de la película, a mi juicio, recae en el personaje protagonista, un poeta que sin comerlo ni beberlo se ve a cargo de dos huérfanos de guerra poco después de que su mujer y su hija partan hacia el exilio. Esta dispar aparición le hará reflexionar sobre la vida, la familia y, sobre todo, le aportará un nuevo rayo de esperanza para las generaciones venideras, que por desgracia tienen que crecer entre casquillos de balas y escombros. Geniales las reflexiones del protagonista cuando parece que pierde la esperanza.