El cerebro de Frankenstein
Sinopsis de la película
El doctor Frankenstein, con la ayuda de una joven pareja a la que chantajea, secuestra al doctor Brandt, un antiguo colega suyo que se encuentra recluido en un manicomio. Su propósito es obtener una importante información médica que sólo él puede proporcionarle, pero Brandt muere y, entonces, Frankenstein decide trasplantar su cerebro a otro cuerpo.
Detalles de la película
- Titulo Original: Frankenstein Must Be Destroyed
- Año: 1969
- Duración: 97
Opciones de descarga disponibles
Si deseas puedes obtener una copia la película en formato HD y 4K. A continuación te citamos un listado de fuentes de descarga directa disponibles:
Opinión de la crítica
Película
6.7
66 valoraciones en total
Peter Cushing mola un wevo. El tío es lo peor, malvado, misógino, asesino… pero tiene clase, y talento. Es un tipo inteligente, elegante, con las ideas claras y la sangre muy fría.
Aquí Cushing, es decir, el Dr. Frankenstein, se dedica a lo de siempre: el trasplante cerebral. La historia varía del original y resulta bastante original.
Arranca con una secuencia grandiosa (je, je). Monstruos, lucha, sangre, cabezas rodantes… todo junto. No se puede pedir más. Tras este magno inicio, el bueno del doctor se las arreglará para intimidar a una pareja de tortolitos (un yeyé con un flequillo ideal y la rubia tetuda de rigor) y conseguir que le ayuden en su maligna empresa. A la pobre tetuda la denigra sin parar, la tiene todo el día preparando café, y el enclenque del flequillo no hace nada por evitarlo, y el doctor a lo suyo. Es muy malvado.
Buen humor, bajo presupuesto y alto ingenio. 100% Hammer.
Cinta de terror truculenta en sus polémicas alternativas, que posee un argumento que nos presenta la morbosa situación en donde un doctor enloquecido (interpretado por Peter Cushing) ha decidido imperativamente violar la ley y experimentar el trasplante de cerebros para demostrar que la ciencia no tiene límites.
Claro que el filme es naif e inverosímil en sus circunstancias, y que su estructura narrativa es atrapante desde los planteos bioéticos pero muy ingenua vista en los tiempos que corren. Es muy probable terminar riéndonos del guión más que sintiendo horror. No obstante, todas estas situaciones donde se experimentan con humanos violando la ética, siempre acarrean sensaciones que por allí perturban (tal es el caso del hombre al que le trasplantan su cerebro al cuerpo de otra persona, debiendo asimilar ello y además enfrentarse a su esposa que no le reconoce ni la acepta en esas condiciones).
Estamos por ende ante una película sobre Frankenstein que se aleja del monstruo estereotipado para acercarse al sentimiento humano del horror psicológico de quien ha perdido la identidad y no es reconocido por sus seres queridos.
Además el villano de turno (Cushing) es más violento y despiadado que el presentado en el común denominador de esta clase de cintas, ello hace que la película adquiera cierto realce en sus vicisitudes. Frankenstein es aquí un prófugo de la justicia, un vil sujeto que no tiene límites y que desperdiga ensañamiento contra todo aquello que estorbe sus planes.
Veronica Carlson está bellísima como la pobre jovencita que debe seguir las órdenes del despiadado Barón Frankenstein y tolerar además otras vejaciones. (bastante impactante el grado de abuso y de sometimiento al que es sometido, teniendo en cuenta de que se trata de una obra clásica donde no se mostraba con tanta frecuencia tamaña maldad)
Simon Ward –con ese rostro para nada convencional- logra acompañar con su secundario interpretando a un ayudante chantajeado y amenazado que debe colaborar obligadamente con la causa.
Por lo demás, es una cinta muy bien ambientada desde la densa niebla y los sugerentes escenarios interiores, los que sirven de contexto ideal para que las aberraciones cometidas dentro de ellos sean más tétricas aún desde lo visual.
Palabras claves: trasplante de cerebros, doctores locos, experimentación científica, presión policial, monstruosidad, bioética, monstruo humanizado.
(cualquier aporte, sugerencia, o simple acotación a esta crítica serán bien recibidas en el espacio de comentarios de mi blog personal)
Me he permitido darle una calificación tan alta a esta película por tratarse, sin duda, de la más inteligente y profunda que se ha realizado hasta la fecha sobre la novela de Mary Shelley.
En esta maravilla dirigida por el eficaz Terence Fisher y que posee un brillantísimo guión, se plantea la ruptura y el sufrimiento sufridos por cualquier ser humano cuando no se reconoce a sí mismo al encontrarse dentro de un cuerpo que no identifica como el suyo.
También me parece la mejor de la serie de la Hammer sobre Frankenstein porque aquí la perversidad del doctor da un paso más. El barón se ha convertido en una auténtico diablo, enfrentado con la humanidad y capaz de las peores atrocidades. La actuación de Peter Cushing podría ser la mejor de su excelente carrera. Además, la exuberante belleza de Verónica Carlson ofrece un contrapunto morboso que da aún mayor interés a los acontecimientos que van sucediendo durante el film.
Un estupendo trabajo de la mejor productora de cine de terror de la historia y que, lamentablemente, permanece muy infravalorada y merece ser redescubierta.
La más particular y personal de todas las entregas sobre el monstruo con su debido barón. Lo cierto es que este Frankenstein se acerca a la profundidad del libro de Mary Shelley no por su fidelidad argumental (la trama avanza por otros derroteros) sino por su riqueza conceptual.
Mientras que en el libro las tintas iban dirigidas en torno al progreso científico y el rol que ocupaba el ser humano en medio de ese progreso, muy por el contrario la obra de este gran director llamado Fisher enfoca otras cuestiones como la identidad de un ser…borroso por su propia condición: un cerebro trasplantado a un cuerpo extraño. El barón es realmente despreciable y dentro de sus idiosincracias puede observarse una falsa subversión. Falsa porque él habla del progreso científico en relación a los estancamientos de la época pero los resultados nefastos que conllevan sus procedimientos ubican a esta cinta desde una posición conservadora inusual en lo que respecta a los productos de la Hammer: como si el progreso involucrara degradación personal y pérdida de uno mismo. Ambiguo mensaje es el que se produce en última instancia, y dudo que Fisher haya sido conciente de ello. Lo cierto es que, ideologías aparte, nos encontramos ante un guión correctísimo de los que ya no abundan dentro del género.
Vale la pena destacar también el rol de esa pareja de marionetas , quizás más flexibles y moldeables que el monstruo mismo.
Extraña traducción, siendo el nombre original: Frankenstein Must Be Destroyed. De todos modos, esta es la mejor de todo el ciclo, curiosamente la más cercana a la novela de todas las de la Hammer, por mucho que la criatura sea simplemente un cerebro pasado a otro cuerpo. El hecho de que el doctor sea más inhumano que nunca en sus métodos por el bien de la ciencia y el que su experimento sea una víctima existencial que jamás pidió existir de esa manera, ya es más cercano a la sensibilidad de la novela que el resto de las películas de la saga. Por eso, y teniendo en cuenta que esta es la más intensa de todas, así como la que más suspense y tensión provoca, puede que sea la mejor.
Una pequeña joya.