El castillo ambulante
Sinopsis de la película
Narra la historia de Sophie, una joven sobre la que pesa una horrible maldición que le confiere el aspecto de una anciana. Sophie decide pedir ayuda al mago Howl, que vive en un castillo ambulante, pero tal vez sea Howl quien necesite la ayuda de Sophie.
Detalles de la película
- Titulo Original: Hauru no Ugoku Shiro
- Año: 2004
- Duración: 119
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Opinión de la crítica
Película
7.8
54 valoraciones en total
Tras la asombrosa El viaje de Chihiro , Hayao Miyazaki baja un peldaño con El castillo ambulante . Si la primera era una película completa, tanto a nivel visual como narrativo, a ésta le falla claramente el segundo aspecto. Porque visualmente sigue siendo extraordinaria y la calidad de la animación es impresionante, pero cuando intentas comprender el hilo de la historia a medida que avanza, no resulta demasiado fácil. Parece como si se diera por hecho que los espectadores ya estamos familiarizados con la historia y por lo tanto decide no explicar el porqué de las diversas situaciones que tienen lugar ni nada que permita comprender qué es lo que vemos y porque ocurre así. Tienes la sensación de que te falta información. Por otro lado, el guión parece lleno de parches por todo por todas partes y algunos diálogos dejan bastante q desear. Por eso, creo que Miyazaki se ha quedado a medias con esta película.
Es una lástima que la historia acabe resultando un poco incoherente, porque no se puede negar que la originalidad y la imaginación de los creadores japoneses no tiene fin, por el diseño de personajes y por los diferentes espacios, y El castillo ambulante es una prueba más de ello. Si merece la pena verla es precisamente por todo aquello que ves. Lo mejor, de largo, el castillo.
Muy bonita película, excelente en lo iconográfico, pero mal contada y absurda en el campo de los sentimientos, en aquello que podríamos denominar psicología y que, aquí, no existe. Los personajes se denominan así mismo humanos : lo son en apariencia, pero su comportamiento lo desmiente, su cabeza no funciona como la nuestra y tampoco su corazón. El argumento, además, es el lío padre, todo se entienda a medias y resulta contradictorio o inverosímil o disparatado (se ve que, como es un mundo de fantasía, los autores se sienten exonerados de dar sentido a nada). A pesar de esto, se disfruta, como uno puede disfrutar viendo una fachada plateresca: es bonita de ver, está llena de filigranas incomprensibles y tiene momentos muy imaginativos y poéticos.
Quizás la trama llegue a enrrevesarse tanto que dificulte su comprensión, acaso se pretendan abarcar tantos temas que no se llegue a explotar a fondo ninguno, o tal vez el final quede como demasiado ajustado o precipitado. Pero de lo que no cabe ninguna duda es de que la impresionante belleza del dibujo, lo muy entrañables que resultan casi todos los personajes, y el magistral ritmo impuesto desde principio a fin, hacen de esta película una delicia para los sentidos. Bravo por el señor Miyazaki y por su buen hacer, del que no iría mal fuese aprendiendo algo la actual Disney.
Es prácticamente imposible que alguien no cite entre sus películas de animación favoritas una de Hayao Miyazaki. Posiblemente sólo se contemple esa posibilidad si no ha visto nada, nada, pero nada de su ya notable filmografía. O es de esos que por llevar la contraria afirmaría que Barbwire y Super Mario Bros son la quinta esencia del séptimo arte.
Tampoco es intocable. La princesa mononoke me resultó tremendamente repetitiva tanto en sus temas como en sus situaciones, conduciéndome hasta el infinito aburrimiento. Aunque para coñazo gana Ôtomo por goleada con su ultra soporífera y preciosista Steamboy .
Hayao Miyazaki despliega nuevamente todo su talento para adaptar una novela de Diana Wynne Jones, alumna de C. S. Lewis y J.R.R.Tolkien, y volver a demostrar a la Disney lo que debe y tiene que ser una película de animación para todos los públicos.
Tal vez Miyazaki haya pretendido abarcar todo el contenido de la obra despertando su peor defecto: demasiados personajes, demasiadas historias secundarias, demasiados temas sin poderlos desarrollar completamente. Y eso que ha tenido casi las dos horas, pero El castillo ambulante tendría que haber sido una obra maestra de mínimo 180 minutos de duración o dividida en dos partes para los más puristas.
Eso sí, creo que Miyazaki capta todo el espíritu de la novela y nos regala magníficos y entrañables personajes secundarios, aunque tenga que recurrir a la cursilería pusilánime en ciertos momentos alejando a El castillo ambulante de sus trabajos mayores ( Porco Rosso y El viaje de Chihiro ). Pero aun así, el filme es superior a casi todos los filmes de animación de la década y fue una de las películas más destacadas del 2004.
Me quedo con ganas de leer la novela de Diana Wynne Jones y conseguir como sea la miniserie de seis episodios que hizo la BBC a principios de los noventa.
Iba con dudas porque sabía que esta película estaba dentro de la corriente de El viaje de Chihiro, es decir, el Miyazaki más extravagante, mientras que yo prefiero al costumbrista de Mi vecino Totoro.
Y una vez vista tengo que decir que me ha encantado y ya entra a formar parte de mis películas favoritas de este genial director.
Realmente la cinta tiene muchos fallos, pero en esta película hay tanta magia y momentos maravillosos que todo eso supera a los defectos. Al salir del cine casi que veía todo de otra manera, como si hubiera magia también en la ciudad…
Lo mejor:
– La animación, los fondos (espectaculares), los personajes principales se hacen querer, secuencias bellísimas, la historia de amor (aunque le falta algo de desarrollo), la banda sonora…
Lo peor:
– Tiene algún pequeño fallo de ritmo hacia la mitad y hay muchas cosas que quedan sin explicar. Quizá mucha gente lo encuentre innecesario, pero me habría gustado saber más acerca de la guerra, de la bruja del Páramo, de la tal Suliman… Y hay puntos que piden a gritos una explicación, como el cambio de actitud de uno de los personajes principales hacia la mitad de la película
– Estéticamente sigue el estilo Miyazaki de mostrarnos en una misma película lo más bello y lo más horrible. Hay momentos realmente horrendos, pero ahí radica la originalidad de este director.
En resumidas cuentas, es una película que desconcierta y maravilla a partes iguales, como los propios sueños.