El caso Litvinenko
Sinopsis de la película
Partiendo de la muerte por envenenamiento de Alexander Litvinenko, ex agente de los servicios de espionaje rusos, el director del documental aborda el caso sin escatimar en acusaciones directas hacia los presuntos responsables de este asesinato.
Detalles de la película
- Titulo Original: Bunt. Delo Litvinenko (Rebellion: The Litvinenko Case)
- Año: 2007
- Duración: 105
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Opinión de la crítica
Película
6.6
51 valoraciones en total
En primer lugar comentar que el documental que denuncia un suceso reciente para criticar una forma de actuar empleada durante décadas, incluso siglos podríamos decir, y no especialmente ni exclusivamente en Rusia. Cierto grado de oportunismo hay. Aunque el documental trate sobre Litvinenko, realmente es una crítica contra la clase dominante en el país. Puede parecer que los argumentos contra Putin son pasajeros y a modo de apoyo para el tema central, pero no es así. El documental se desvía hacia la crítica fácil al Kremlin y olvida por momentos la figura protagonista. Yo encuentro una rápida y fácil respuesta a esta teoría, y es que criticando directamente a Putin la historia gana muchos adeptos más que si fuera un documental que trate exclusivamente a un oscuro personaje. De un modo u otro, la finalidad del documental no es que el espectador reflexione y juzgue, la finalidad es señalar y culpar sin pruebas concluyentes a un gobierno. Generalizando y con una visión partidista en todo momento, Nekrasov guía al espectador por donde él cree conveniente, señalando en todo momento (escribiendo mal y pronto) quienes son los mártires y quienes los malos, corruptos y seres sin escrúpulos sedientos de poder.
Destacable es también, la forma de presentar al protagonista. El núcleo de la cinta empieza siendo un personaje oscuro, del que poco o nada se sabe, hasta que comienza su etapa como disidente. Entonces de él todo se sabe, con quién se entrevista, dónde come, dónde duerme… menos… oh. Menos el momento en el que es envenenado. Poco sólido, cuanto menos, y gran punto negativo para el documental. Un documental basado en un personaje oscuro del que se empieza sabiendo poco y se termina en la misma situación, no puede resultar del todo concluyente.
Antes de ver el documental me planteé una serie de cuestiones, entre ellas ésta: ¿De entre todas las democracias Litvinenko decide acudir a la inglesa? ¿Desde cuando Inglaterra es una referencia por su libertad de expresión? ¿Si pienso en motivos que no aparecen en el documental seré uno de los malos y mi opinión habrá perdido todo sentido?
Dicho todo esto, el documental está bien conducido, aunque dividido en partes de a veces difícil conexión, aunque esto no pasa factura al espectador que le interesa y conoce un poco el tema. Por ello, los 105 minutos se hacen amenos, entretenidos. Otro aspecto a su favor es el ritmo. Siendo documental apenas tiene pausas que ralenticen en demasía el desarrollo de la historia, como pasa en otras cintas del mismo género. Es de agradecer.
Continúo en spoiler
292/28(29/11/08) Técnicamente el documental deja que desear, pero informativamente es brutal la denuncia que hace de la supuesta democracia rusa, una democracia secuestrada por la antigua KGB, ahora llamada FSB, por antiguos comunistas corruptos y por mafiosos, y de cómo utilizan la guerra de Chechenia para sus fines de producir terror y engendrar un enemigo contra el que está permitido coartar libertades, en nombre de un supuesto patriotismo. Lo que nos cuentan ya pasaba en la Rusia de Stalin, el mando asesinar a su mayor enemigo, la asesinaron fuera del país, en México, fue Trotsky, ochenta años después nada ha cambiado, al enemigo hay que eliminarlo este donde este. Para los que quieran atacar la credibilidad del documental les será muy sencillo pues la única prueba que muestran son las declaraciones de unos, donde podría ser la palabra de unos contra los otros, no hay prueba física alguna más allá de los testimonios de antiguos agentes, periodistas y soldados. Aunque la prueba más apabullante es la entrevista a Litvinenko realizada para que quedará constancia de que si algo le pasaba las sospechas fueran en dirección a las altas esferas políticas rusas, la conversación produce escalofríos pues sus temores se hicieron realidad y lo envenenaron. Otra buena y estremecedora entrevista es la que realizan a uno de los dos sospechosos del envenenamiento, con que frialdad lo cuenta, como si con él no fuera la cosa, hay que tener la sangre fría. Un defecto es el afán de notoriedad del director que parece intentar ensombrecer a Litvinenko. Recomendable a los que gusten de documentales muy didácticos. Fuerza y honor!!!
Se trata de una denuncia en toda regla del sistema político ruso. En la mente de cualquier persona están presentes las terribles imágenes del ex agente ruso Alexander Litvinenko en su lecho de muerte, en un hospital británico, tras haber sido envenenado con Polonio 210, una sustancia radiactiva dolorosamente letal. Andrei Nekrasov era su amigo, con el que había mantenido muchas conversaciones y con el que compartía su amor por Rusia y su búsqueda de justicia. Este documental cuenta la historia de Litvinenko, desde que empezó lo que él llamó su Rebelión contra la corrupción del Estado, hasta su asesinato en Londres en noviembre de 2006.
Este documental analiza la llegada al poder del estado policial en Rusia y desvela sus sombras secretas a lo largo de la última década. A través de los testimonios del propio Litvinenko y de otros agentes secretos (con algunas entrevistas realmente asombrosas por el material que revelan) se ofrece la verdadera y siniestra cara del FSB, que viene a ser la continuación del antiguo KGB, pues se trata de una organización que usa métodos igual de persuasivos y definitivos en pro de mantener el estatus de algunos políticos convertidos en los nuevos zares, los nuevos stalins, o quienquiera que represente la autarquía totalitaria.
El director incluye en la película imágenes de archivo, a veces crudas, grabaciones antiguas y filmaciones actuales. Pero, posiblemente, lo más sorprendente del film es que entre las entrevistas se encuentran algunas increíbles, como las realizadas a antiguos compañeros de Litvinenko, convertidos ahora en hombres de Estado que no dudan en referirse a su antiguo colega como una basura , o la realizada a quien se supone que fue su asesino (Andrei Lugovoi, ahora convertido en político de la Duma), el cual parece tomarse a risa los hechos. Nekrasov ofrece asimismo entrevistas con otras muchas personas, entre ellas la viuda de Litvinenko, la periodista Anna Politkovskaya (también asesinada en octubre de 2006) o el filósofo francés André Glucksmann.
No parece que lo que se dice en el documental nazca de una manipulación política o una simple opinión ideológica. De cualquier forma, aun si existiera alguna duda acerca de la verdad objetiva de las acusaciones que se hacen al gobierno ruso, es innegable que lo que descubre este documental obliga cuando menos a una terrible y escandalosa reflexión.
He visto cosas en este documental que literalmente me han dado ganas de vomitar. Después de varios días de su visionado, aún mi cabeza no puede aceptar y comprender cómo se puede tolerar tanta corrupción en el poder y que la mayoría del pueblo ruso lo acepte sin más. Nos quejamos de España, pero echa un vistazo a este documental y lo que se cuece en Rusia… DA MIEDO.
Si te atreves, ponte el documental, te abrirá los ojos acerca de los dirigentes de ese país vecino a Europa y al que tanto le hacemos la pelota por el petróleo…
Saludos!
Adueñándose del énfasis documental del peor Michael Moore (no el que atacaba la posesión legal de armas en EE.UU., ni tampoco el que denunciaba la necesidad de una sanidad pública en esa maravilla llamada Sicko, sino el Moore que se dedicaba a desprestigiar virulentamente a Bush y a los que considera sus enemigos en otros documentales más narcisistas), el realizador Andrei Nekrasov nos cuenta lo que bajo su punto de vista fue la persecución y el posterior asesinato del ex-agente del FSB Alexander Litvinenko.
¿Cómo?, ¿que el documental no es neutral?. Evidentemente, y más cuando el mismo director es amigo del principal damnificado. Durante el documental, le llama cariñosamente Sasha mientras ambos se dedican a usar toda su labia para poner a caldo sin cuartel a Putin y compañía delante de una taza de café. Sin cuartel y sin pruebas también. Eso sí, para hacer la cosa algo menos de andar por casa meten a un francés y a un alemán friki de los libros del padrino a echar bilis de su país, que eso fijo que hace al documental algo más neutral y cosmopolita.
A decir verdad, su nivel de credulidad va disminuyendo con el paso de los minutos hasta que aparece en escena el señor Boris Berezovsky, en una entrevista en la que intentan pasar por un simple empresario en el exilio a un sujeto buscado por blanqueo de dinero, estafa en general y apoyo a grupos terroristas en varios países. Sí, como lo leen, en VARIOS PAÍSES, no sólo en el corrupto/petrolífero/mafioso/asesino/fascista/comunista/judeomasónico y maloso gobierno de Rusia. Así que o el señor Vladimir Devil Putin controla aparte del FSB a la policía de medio mundo o es que algo hay. Así son las cosas, los criminales occidentales buscan asilo en Rusia y los criminales rusos buscan asilo en Occidente. Así nos va.
También creo que es interesante cuando el propio Litvinenko dice algo así como que cuando ocurre un atentado como el de Moscú, es lógico sospechar de una organización con un pasado criminal como es el FSB . ¡Vaya!, o como su querido amigo el señor Berezovsky, por cierto, que ya ha sido acusado desde algunos sectores como el autor intelectual de los asesinatos de Anna Politkovskaya y del mismo Litvinenko, con el objetivo de desprestigiar a Putin. Cierto o no (tampoco hay pruebas de eso), lo cierto es que la muerte del pobre Alexander y de Anna le hizo más daño a la imagen del presidente ruso que todo lo que le pudieron hacer en vida, lo cual ya es bastante sospechoso. Y fuera quien fuera el autor de los dos crímenes, lo que sí me queda claro con todo esto es que algo huele a podrido en Rusia cuando ciertos asesinatos quedan sin resolver. Eso sí, la manera de salir de esta situación es mediante una investigación seria y responsable, no elevando el dedo acusador y señalando sin pruebas. Para eso ya es suficiente con la prensa rosa.
El caso Litvinenko, de Andrei Nekrasov, trata sobre lo peor del ser humano, relacionándolo con su representación legal (el gobierno) y los aparatos de seguridad del estado (servicios secretos y policía). En este documental aparece el caso ruso post caída del telón de acero, pero cada una de las denuncias achacadas a la administración rusa son fácilmente extrapolables a las democracias punteras del mundo desarrollado, puede que en menor número e intensidad, pero el abuso de poder y la corrupción son inherentes al hombre, por eso estamos como estamos.
A muchos nos conmovió la noticia surgida hace un par de años, en donde el espía ruso Alexander Litvinenko, exiliado en el Reino Unido por realizar graves acusaciones al gobierno en el que trabajaba, fue envenado con polonio 210 tras haber mantenido una cita con otros agentes rusos. Que el hecho se realizase en territorio extranjero sirvió para remover la conciencia de la comunidad internacional. Se produjo un lógico cuestionamiento sobre la impunidad de las grandes superpotencias, que aún hacían y deshacían con las mismas formas que en los momentos más crudos de la guerra fría.
La Historia resulta emocionante en sus ejemplos paradigmáticos y El caso Litvinenko narra uno de estos episodios claves. El director, con un afán de protagonismo molesto, realiza una obra correcta en forma, aunque ligeramente arcaica y con fallos estructurales evidentes. La labor de documentación es excelente, desde el contexto histórico hasta la plasmación del FSB (servicio heredero del KGB) con entrevistas carentes de morbo. Las más destacadas son la del propio Litvinenko antes del atentado, la entrevista a los familiares de este, a algunos insurgentes rusos, a varios analistas europeos e, incluso, a uno de los sospechosos de haber envenenado al protagonista del documental.
El film es un buen y útil documento sobre el panorama político de la actual Rusia, pero, sobre todo, es interesante para percibir que el abuso de poder y las conspiraciones para eliminar las voces denunciantes están muy vigentes en la esfera internacional industrializada.