El caso de la viuda negra
Sinopsis de la película
Alex Barnes es una agente federal volcada en su trabajo y sin tiempo para su vida privada, cosa que no dejan de reprocharle sus superiores. Su trabajo se complicará aún más cuando descubra, casi por casualidad, la muerte, en muy poco tiempo, de dos ricos hombres de negocios entre los cuales, al menos aparentemente, no hay ninguna relación.
Detalles de la película
- Titulo Original: Black Widow
- Año: 1987
- Duración: 103
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Opinión de la crítica
Película
5.7
79 valoraciones en total
Inteligente thriller de investigación criminal con grandes dosis de erotismo sobre la relación amor/odio, seducción/obsesión, envidia/celos entre dos mujeres, hecho que no sería especial sino fuera por las contadas ocasiones en que las dos protagonistas principales son mujeres, con los hombres como meros comparsas en la trama y siempre por debajo o apartados a un lado de ellas.
Una despampanante Theresa Russell y una atractiva Debra Winger se reparten los papeles de inteligente asesina en serie que va sepultando esposos por dinero, y de una obsesiva policía que la detecta y que la persigue hasta la extenuación, en un valioso combate interpretativo novedoso.
Un notable, 7.
La película se deja ver por el buen trabajo de las dos actrices principales, una Theresa Russell perfecta en el papel de loba cazamillonarios a los que luego da muerte para heredar su fortuna, y una Debra Winger haciendo de guapifea sin vida social por su obsesión con su trabajo periodístico y que perseguirá a la Russell para desenmascararla como asesina.
La historia, como thriller, es previsible y bastante plana. El interés lo mantiene a lo largo de la película la relación amiga/enemiga que sostienen Winger y Russell. Hasta Debra (que investiga a su recién y casualmente conocida amiga) cae atrapada por el magnetismo y la sensualidad de Theresa Russell, llegando a flirtear con la bollería fina.
Destacar al protagonista masculino, un doble de Jean Michel Jarre, que acaba pillando con estas dos diosas pese a lo sosainas que aparenta ser. Los hay con suerte (y pasta, claro).
Entretenida.
Hacía muchos años que no veía esta película y ayer por la noche me dispuse a darle un repaso a ver que recuerdos me traía. Lo primero que me llamó la atención es que me pareció igual de simple que antaño. Donde la trama es muy light, el director enseña todas las cartas a los diez minutos, craso error en un género como es el thriller, donde se supone que el quid de la cuestión es dejar al espectador en la incertidumbre hasta bien entrada la historia.
Si al cuarto de hora sabemos quien asesina, como lo hace y porque lo hace…se acabó la historia. Erróneamente en mi opinión la trama gira en torno a la investigación del personaje de Debra Winger, cuando lo que esperábamos todos es ver más detenidamente la actuación macabra de la viuda negra interpretada por la espectacular Theresa Russell. Hasta los secundarios están penosos en dicho desarrollo. No sé como se atreven a poner a Dennis Hopper en los créditos. Duró menos que un caramelo en la puerta de un colegio. Si a esto le sumas que todos a los que Alex cuenta sus sospechas o no la creen o están pensando en tirársela…poca posibilidades tiene de éxito. Y si para más inri tienes que vender muchas de tus pertenencias para arriesgarte a solucionar el caso, se aún menos creíble. Y para rematar la faena el investigador chino, coreano, japonés o lo que sea. Cada nuevo personaje es más ridículo. Y si ya hablamos del último marido de la viuda, es para mear y no echar gota. Ahora estoy contigo, ahora no estoy, ahora te amo, ahora me caso con la otra. Lo dicho, peli de serie C ó D, donde lo único que te mantiene delante es esperar que salgan en escena alguna de las dos bellas actrices que montan el desafío interpretativo.
He querido escribir una reseña sobre El caso de la viuda negra no porque últimamente en nuestro país parezca que la figura de la viuda negra esté de moda, sino porque, sinceramente, tanto este film como la figura de Bob Rafelson, parecen haber caído en el pozo del olvido y no lo merecen.
Bob Rafelson es un neoyorkino, de ochenta y siete años en la actualidad, con una filmografía no muy amplia como director, no llega a la docena, pero cuenta con algunos títulos célebres. Si sumamos sus trabajos televisivos, cortos y videoclips, rondan la veintena de trabajos, algunos míticos en Estados Unidos como la serie The Monkees. También ejerció de productor, creando la respetada BBS y que de allí salieron títulos tan venerados como Easy rider (Buscando mi destino) o The Last Picture Show (La última película). Gracias a él, algunos actores encontraron el espaldarazo definitivo a sus carreras, como Jack Nicholson, con el que ha trabajado seis veces, Cybill Shepherd, Ellen Burstyn, Karen Black, Dennis Hopper, Sally Field, Arnold Schwarzenegger, Teri Garr o Jessica Lange, que tras varios tibios pasos, según la crítica, encontró en la versión de El cartero siempre llama dos veces el reconocimiento indiscutible. Con Mi vida es mi vida en 1970 es la única vez que fue nominado como productor y guionista al Oscar de Hollywood.
El caso de la viuda negra, la cual desgranaremos resumidamente en la zona del spoiler, fue la sorpresa en la taquilla americana en el mes de febrero de 1987, porque sin ser un éxito abrumador, consiguió colocarse entre las más rentables. A España llegó un par de meses después con idénticos resultados, y no fue vilipendiada por la crítica. Vista hoy es un ejemplo de cine muy bien rodado, en el que no hay giros bruscos imprevistos. Puede que por ello resulte previsible, porque no pretende asombrar al espectador, es más un juego psicológico entre sus personajes, pero sí cuenta con ciertas dosis innovadoras, sutiles, como su soterrada tensión sexual. Es algo que Rafelson ha utilizado con mayor o menor sutileza. Sortear los problemas de censura y jugar con el erotismo, sea heterosexual como en El cartero siempre llama dos veces, la homosexualidad masculina, en la épica Las montañas de la luna o la homosexualidad femenina como el caso presente, para mí todas ellas notables.
Su guion, bien urdido, deja lo mejor para el dúo protagonista: el estupendo trabajo de Winger y Russell. No estoy de acuerdo con que sea un guion flojo, ya he explicado antes mis motivos. De hecho es al año siguiente cuando se encumbra a su guionista al llevarse el Oscar por Rain Man, (que llevaba en algunos países un subtítulo absurdo que hoy nadie recuerda, El hombre de la lluvia). También es en 1988 cuando al prestigioso Conrad Hall se le nomina por la fotografía de Conexión Tequila, cuando en este caso su resultado es bastante superior y no les mereció reseñarlo.
Michael Small se encargaba de su banda sonora, haciendo un buen trabajo, inquietante y rica en matices, aunque dentro de Hollywood nunca contó con el reconocimiento debido: Klute, Marathon man, Las dos vidas de Audrey Rose o Las amigas entre muchos ejemplos, fueron algunos de sus trabajos.
La primera en llegar al proyecto fue Debra Winger, reservándose el papel de investigadora, bien por su afinidad con el personaje, ya que en la vida real cursó estudios de criminología o bien porque no le apetecía encarnar a la sexy mantis religiosa. Winger es una actriz de gran honestidad en su vida y en su trabajo, lo cual le ha acarreado fama de difícil y de insobornable, encontrando en Bette Davis una gran defensora. Luchadora por los derechos de la mujer y de cobrar igual que sus compañeros, declinó papeles de éxito como en En busca del arca perdida o Ghost por encontrarlos irrelevantes y aceptó, tras unas pruebas y rechazarlo Sissy Spacek, su papel en Urban Cowboy. Consiguió ser nominada en tres ocasiones como mejor actriz al Oscar. En la actualidad está feliz, haciendo teatro con Arliss Howard, su pareja y padre de su segundo hijo, y alejada del mundo del cine del cual despotrica sin cortarse.
Su labor en este film, repito, me parece muy buena, así como el de su compañera que debió disfrutar de lo lindo, estupenda, elegida por Rafelson y con la bendición de Winger: Theresa Russell. Esta californiana, musa del cine independiente que estuvo casada con Nicolas Roeg, debuta con Elia Kazan en El último magnate con diecinueve años. Cantante en clubs noctunos, acompañada por su compañero, el mítico músico de jazz Michael Melvoin, ha trabajado en series y films malditos, como en los films de Roeg, la notable pero muy denostada Kafka, la verdad oculta de Steven Soderbergh o Puta, de Ken Russell.
Ambas están secundadas por Sami Frey, para muchos un sex symbol que trabajó con Godard, Vardá, Franju, Sautet, Doillon, Tavernier… Todo un icono del cine francés más vanguardista, que le da un toque de qualité al film. La aparición de Dennis Hopper la veo más como un cameo que lo hace un amigo, es muy breve. También algo corta se nos hace la aportación de la siempre eficaz Diane Ladd. Más oportunidad de lucimiento tienen Nicol Williamson, James Hong o Terry O´Quinn como Bruce, el superior de Winger. Nadie desentona, es un casting de lujo.
En fin. No se tratará de una obra maestra, pero sí es un film estimable y por lo tanto reivindicable, estando por encima de la media de lo que se produce en este género, muy grato de ver y que, con el tiempo, como ya ocurre en algunos países, se convertirá para un sector en un film de culto.
Típico thriller sobre la enfermiza investigación de una poli looser, personaje que en los noventa solía interpretar Sandra Bullock pero aquí caía en manos de la Winger. Tenemos a la patito feo sin vida personal que se la pasa trabajando, y en este caso, se obsesiona con su antítesis, una seductora cazafortunas.
Lo más interesante del film es ese toque que le da la relación de amor/odio y admiración/envidia entre las protagonistas, creando por momentos un tono de thriller psicológico bien llevado, donde la intriga no decae. Bass tiene la virtud como guionista de hacerte creer que sabes más de lo que realmente sabes, lo que hace de esto algo más interesante. La pena es que al final no profundice en esa relación morbosa y provocativa entre la Winger y la Russell, y se quede en los tópicos clichés de la intriga rutinaria. Desperdicia todos los elementos que tiene para crear una atmósfera asfixiante, un grave error ya que lo que a intriga refiere lo desvela a los 10 minutos de empezada cuando vemos a la primera víctima.
Rafelson dirige usando los planos típicos de este cine, algo provocativos, insinuantes y muy obvios, tiene una falta originalidad terrible a la hora de la puesta en escena lo que provoca algunos déjà vu involuntarios.
Debra Winger está muy bien en su rol pero la que verdaderamente se roba la cámara es sin dudas Theresa Russell y sus súper mega uñas postizas. El resto del reparto no tiene casi protagonismo y algunos secundarios de lujo como Dennis Hopper son desaprovechados de forma imperdonable.
Una lástima porque este film podría haber dado mucho más de si, pero acaba optando por un desenlace flojito, pegado con cinta mojada y hasta un poco previsible si has visto otras de su tipo.
Lo mejor: la escena donde le regala la viuda negra .
Lo peor: una manía constante por caer en el tópico.