El canto del gallo
Sinopsis de la película
El padre Müller vive en un país comunista en el que están siendo asesinados todos los religiosos. El joven sacerdote empieza a comprender qué es el miedo y la soledad e intenta escapar negando su condición religiosa. Durante la huida es detenido por un comisario, antiguo compañero de estudios.
Detalles de la película
- Titulo Original: El canto del gallo
- Año: 1955
- Duración: 95
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Opinión de la crítica
Película
5.5
93 valoraciones en total
El Canto del Gallo es una de esas películas que reflejan el ambiente en el que fue filmada y las ideas que la inspiran. Más allá de todo maniqueísmo, describe el drama humano y espiritual de una persona que se ve en la disyuntiva de negar lo que es para salvar la vida, y de como ese remordimiento le acompañara toda su vida. En este caso es un sacerdote, pero podría ser el caso de cualquier que, por sus ideas, es perseguido y, ante el temor de perder la vida, renuncia a ellas.
De las interpretaciones, destacar la de Paco Rabal en uno de esos personajes desgarrados en los que se lucia dicho actor. De la historia, ambientada en un país y época ficticias, destacar el amplio abanico de personajes y situaciones con las que se topa el protagonista: presos, traidores, oportunistas, delatores…, todos ellos almas perdidas en un mar tormentoso como es el de cualquier guerra o revolución, donde junto a lo mejor del hombre puede aparecer, y lo hace, lo peor.
Por encima de ideologías o creencias, El Canto del Gallo nos ofrece una oportunidad para pensar sobre la valentía y la cobardía, el perdón y la redención que no conocen siglas o creencias, sino que son patrimonio de nuestra débil humanidad.
Durante una post-guerra de un país, que no es España, que puede ser Alemania o Polonia, no se sabe. Un sacerdote es perseguido sólo por serlo y es obligado a renegar de su fé.
De ello el título, el apóstol Pedro renegó de Jesús antes del canto del gallo.
Pero aquí pasan muchas cosas más, Rafael Gil hace un excelente trabajo con una fotografía, en blanco y negro, con sombras amenazantes y perfecta de Alfredo Fraile y con un Paco Rabal ya famoso galán secundado por el convincente Gérard Tichy como malo. Pero es que también sale Antonio Riquelme haciendo de responsable de la vivienda confiscada donde se oculta el padre Müller.
Le he dado un seis, para mí es muy útil revisar estas viejas películas del 55, cuando en semana santa sólo se podía ver cine religioso, esta vez interesante.
Seguramente uno de los mejores ejemplos de cine español propagandístico anticomunista, El canto del gallo parte de la triple negación del apóstol Pedro que se menciona en los evangelios para abordar la historia de un sacerdote que, perseguido por sus creencias, renegará igualmente tres veces de su fe y condición, para salvar así su vida.
Este género, bastante frecuente durante las dos primeras décadas posteriores a la guerra civil, abundaba especialmente en la impiedad y el anticlericalismo de los comunistas, y en una España franquista dominada por una suerte de nueva contrarreforma y por las constantes loas a los mártires del terror rojo , encontró terreno abonado para desarrollar argumentos como el presente, que se ambienta en la posguerra mundial, concretamente en un país innominado que ha caído bajo el dominio comunista.
Lo más interesante del filme es la estética elegida para recrear un ambiente opresivo, caracterizado por las persecuciones, el temor, las venganzas y la ocultación, inspirándose en el más puro cine negro, la película es casi enteramente nocturna, y sus localizaciones sórdidas y desoladas (calles oscuras y solitarias, calabozos, la casa en la que se refugia el sacerdote, etc), todas ellas magnífica y dramáticamente iluminadas por la excelente fotografía. Así, la miseria moral reinante tiene una plasmación puramente visual, haciendo más creíble y efectivo el mensaje que se pretende transmitir, estrategia característica del género antes mencionado, en mi opinión, Rafael Gil toma como modelo El tercer hombre , de Carol Reed, que más allá de su argumento de intriga es una película de claro tono anticomunista, y en la que la sordidez también se traduce en imágenes (además hay otra clara similitud entre ambas, que dejaré para el spoiler*). Las interpretaciones resultan correctas, especialmente las de los secundarios, por lo general caracterizados como malísimos comunistas, pero también más atractivos que el atribulado personaje interpretado -con su habitual solvencia- por Francisco Rabal.
El guión desarrolla eficazmente la historia, aunque como no podía ser de otra manera, cayendo en evidentes simplificaciones y maniqueísmos, como es propio de cualquier filme propagandístico, resultan interesantes los paralelismos entre las negaciones evangélicas y las que que aquí protagoniza el padre Müller, con quien los guionistas demostrarán mucha menos piedad que la que le tuvo Jesús a Pedro, que no contento con advertirle de que le iba a negar tres veces, además lo justificó, citando las escrituras: pues escrito está: Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas .