El caballero del Mississippi
Sinopsis de la película
Mark Fallon (Tyrone Power), un jugador profesional, se embarca en un vapor de los que navegan por el Mississippi y gana una fortuna en sólo cinco días de viaje, pero también se granjea la enemistad de algunas personas.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Mississippi Gambler
- Año: 1953
- Duración: 99
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Opinión de la crítica
Película
6.1
64 valoraciones en total
Drama romántico ambientado en Nueva Orleans y en los barcos con casinos de juego que surcaban las aguas del río Mississippi a la altura de 1854. Muy bien ambientado con un espectacular despliegue de trajes tanto de caballeros como de señoras, de todas las hechuras, de todos los colores. Mucho fru-frú de sedas, encajes, puntillas y calados. Tal vez demasiado.
¿Argumento? El amor repentino que surge a las primeras de cambio entre dos personalidades poderosas. De una parte Mark Fallon (Power), un excelente jugador profesional de póker que no tolera trampas ni sospechas en su mesa. De otra Angelique Dureau (Laurie), una joven mimada de la alta sociedad acostumbrada siempre a salirse con la suya. De entrada, claro, saltan las chispas a cuenta de la belicosidad de un tiro de caballos: A veces los caballos y las mujeres bonitas se asustan con un silbido. -Usted parece conocer bien a ambos , Señorita, un caballo de pura sangre necesita una mano suave que lo dome . El amor y el odio que a menudo andan bastante cerca en el celuloide rancio.
Lo han adivinado, estamos ante los alter ego de Rhett Butler y de Scarlett OHara, a los que se suma luego la bondadosa Anne (Adams) que hace las veces de Melanie. El simpático Policarp Sanyon (McIntire) con un poco de imaginación representaría a Ashley Wilkes. Coincidencia que no debe llevarnos a equívocos pues la obra de Maté está muy por debajo de la de Víctor Fleming. Y ello pese a la notable interpretación de los galanes y damas de Mississippi entre los que destaca un Power en un papel hecho a su medida, una suerte de jugador de fortuna que despluma a los poderosos para repartir luego el dinero entre ricos venidos a menos.
Y es que tanto dramón romántico con sus duelos a pistola y sus tiradas de florete, sus toneladas de camelias, su caballeresca caballerosidad, la bondadosa bondad de Mark, su eterna suerte en el juego y en el amor acaban aburriendo un tanto y resultando un producto acartonado con cierto olor a naftalina. Hay momentos de acción que alternan con otros donde esta languidece.
Excelente fotografía con bellas imágenes nocturnas, lo mismo que la música que alterna los valses imperiales en los bailes de etiqueta con toques autóctonos de danzas frenéticas de negros de ébano alrededor de un pollo blanco sacrificado al efecto.
Con todo una película interesante que debe verse.
De las muchas secuelas cinematográficas, surgidas al hilo del clamoroso éxito de Lo que el viento se llevó , ésta puede considerarse como una magnifica cinta, que permite disfrutar de una aventura del género, sin tener que añorar otras. Maté, con sus buenos oficios, y Power, Laurie, Adams y McIntire, con sus grandes dotes interpretativas, nos introducen, desde el primer minuto, en una historia que nos engancha hasta el final. Los que disfrutamos del Genero encontramos en la película todos los ingredientes para quedar satisfechos después de su visionado.
Una entrega bastante agradable y correcta sobre Nueva Orleans, el famoso barco que cursa aquel famoso río, el juego del póker, el honor y el amor entrelazado, el amor imposible, el amor de amar a quien no puede ser amado o amada y de no amar a quien se lo merece.
El malogrado Tyrone Power, que murió muy joven, nos adentra en un sin parar de situaciones límite con ese porte del caballero que sin presumir, evidencia todas sus intachables virtudes a cada momento, el caballero perfecto.
Una película algo más que entretenida.
Mi valoración estaría entre interesante y buena
Una romántica cinta de época, lejos del Western, con más aire europeo que otra cosa ya que se desarrolla la acción en Nueva Orleans. Toda la cinta es un ejemplo de las maneras de la alta clase social: exquisita educación, clases de esgrima, duelos y bailes de salón. No hay que suponer por ello que sea una cinta aburrida y elitista en la que la trama se encierre en una previsible historia de amor, porque aunque Tyrone Power es un auténtico caballero (el título no miente), se hace interesante su devenir en tierra y por el río con sus partidas de póker.
La película mantiene un nivel de credibilidad y coherencia. Tyrone Power tiene presencia de sobra para verse acompañado de 2 bellezas del cine como Piper Laurie y Julie Adams. Creo que el espectador se decantará por la belleza de Julie Adams y su personaje, es una apuesta personal que hago ya que me he metido mucho en el ambiente del juego.
El amigo de Tyrone, el sabio John McIntire, le dice en plan metafórico: Si miras a muchas ventanas iluminadas, malo, pero si miras a una sola, peor. Se aprende mucho con el juego del amor.
Los juegos de cartas, con el póker claro está como estrella principal, son un clásico en las historias que se desarrollan en los no menos clásicos barcos que surcaban el Mississippi, ahora, y bajo la tutela del siempre interesante Rudólph Maté, le toca el turno a nuestro buen amigo Tyrone Power para brindarnos una aventura muy agradable de ver.
Hablemos un poco de este interesante director. De forma intermitente, a lo largo de la historia del cine se ha producido el tránsito de cineastas de la dirección de fotografía a la realización en el campo del largometraje, sin embargo, los resultados han sido desoladores en la mayoría de las ocasiones. La respuesta a esta frustrante realidad ha sido, por regla general, retornar a su cometido inicial, convirtiéndose su paso por la dirección en un paréntesis en sus respectivas carreras, pero a diferencia del periplo cinematográfico que siguieron o han seguido gran parte de los operadores, Rudolph Maté se reveló como una de las raras excepciones, afianzándose en la industria cinematográfica en ambos cometidos. Su labor desplegada como director de fotografía denotaba la capacidad ecléctica de la que haría gala Maté en su traspaso a la dirección, siendo apto para conferir un tratamiento expresionista a los films de Carl Theodor Dreyer (Vampyr, la bruja vampiro, La pasión de Juana de Arco) y Conrad Wiene (A puerta cerrada), o bien adecuarse al cromatismo de los musicales de la Fox (Esta noche y todas las noches, Locamente enamorados y La diosa de la danza). Precisamente esta serie de films musicales —preferentemente interpretados por Rita Hayworth— marcaría el punto y final de la trayectoria de la variopinta pero brillante ejecutoria como operador de Rudolph Maté. Su primera etapa ligada a la Columbia y a la Paramount, se podría analizar como una adecuación a propuestas ajenas, desde el material de origen teatral de Cerco de odio hasta su incursión en el género noir con Con las horas contadas, un pequeño clásico del cine negro de serie B. A partir de entonces, Rudolph Maté se adecuaría a la combinación de elementos melodramáticos dentro de films presumiblemente de género, ya sea en el terreno del western (Hombres violentos, La ley de los fuertes, Horizontes azules), en el cine negro o el thriller (Union Station y Perseguida, la primera producción en tres dimensiones de la RKO).
Dentro de este género de películas podemos encuadrar también la cinta que hoy nos ocupa, El caballero del Mississippi, un entretenido film de aventuras románticas, en el que Tyrone Power se mueve como pez en el agua en un personaje hecho a su medida y flanqueado por dos auténticas bellezas, Piper Laurie y Julie Adams.