El Bulli: Cooking in Progress
Sinopsis de la película
Documental sobre el funcionamiento de El Bulli , restaurante de Ferrán Adrià, un especialista en gastronomía molecular: primero, el diseño de los nuevos menús, la investigación, la experimentación, después, el restaurante en pleno funcionamiento. La cocina de El Bulli , restaurante declarado varios años seguidos como el mejor del múndo según la Guía Michelín, es una mezcla de ciencia, pasión y poesía.
Detalles de la película
- Titulo Original: El Bulli: Cooking in Progress
- Año: 2011
- Duración: 108
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Opinión de la crítica
Película
5.8
77 valoraciones en total
Abierto en el año 1962, El Bulli acabó convirtiéndose en uno de los principales motivos de alegría y orgullo que ha tenido nuestra gastronomía en los últimos tiempos. El que llegara a ser considerado como el mejor restaurante del mundo (con las estrellas Michelin saliéndole de las orejas, bien entendu), no solo se erigió en uno de los puntales de nuestra cocina, sino que hizo lo propio con la mediterránea, con la experimental… con la que ha acabado denominándose (como muchos otros movimientos) nouvelle. Sí, hablamos de aquellos platos que poco o nada tienen que ver con aquellos en los que nuestra querida abuela volcaba todo su amor hacia unos nietos siempre hambrientos, siempre deseosos de hincarle el diente a la última de sus creaciones.
¿Quién necesita un horno? ¿Quién es el depravado que hace un segundo plato a base de, pongamos, cordero? ¿Para qué usar esas chorradas de teletienda cuando acaba de salir al mercado el centrifugator 3000, el preferido de las industrias farmacéuticas? ¿Por qué molestarse en ir a buscar un vulgar (pronúnciese el adjetivo como si se estuviera escupiendo) trozo de carne cuando estamos en plena temporada del semen de bacalao? ¿Por qué gastarse dinero en una nevera (de nuevo, escupiendo mejor) cuando el precio del nitrógeno líquido está por los suelos? Un segundo, ¿esto último no debería guardarse en caso de que llegue del futuro un robot asesino hecho de metal líquido? Mejor no pensar en esto ahora, que todavía tienen que confeccionarse las delicias para la nueva temporada.
Y no una temporada cualquiera, sino la última. La ultimísima. En la costa de Roses se acabó lo que se daba, pues el bueno de Ferran Adrià decidió colgar el delantal… de cara al público. La niña de sus ojos, su máxima creación cerraría las puertas para mutar en fundación dedicada a la investigación en creación e innovación de la ciencia gastronómica. Con un poco de suerte, en el año 2014 los mortales podrán volver a entrar en el templo particular de Adrià dedicado a la exploración de los límites de la creatividad. Mientras, tenemos permiso para tratar de descifrar este batiburrillo conceptual, y cómo no, visionar El Bulli: Cooking in Progress, documental de Gereon Wetzel que nos lleva a conocer el funcionamiento de este fenómeno gastronómico a nivel mundial.
Los libros y las películas no huelen aunque entre comer papel y un DVD esmirriado a la plancha me quedo con las hojas y la tinta impresa. El caso del documental de Gereon Wetzel sobre El Bulli y por extensión sobre la figura Ferran Adrià, al que se considera unos de los chefs más innovadores del mundo y que encumbró las listas del mejor cocinero durante algunos años, debe ser analizado desde todos sus ángulos. Desde ‘Con las manos en la masa’, Arguiñano, la proliferación en las parrillas televisivas de chefs, cocineros y reposteros… y por fin algo de clase con El Bulli en todas las publicaciones nacionales e internacionales.
Este documental representa un año de trabajo dividido en seis meses de búsqueda de nuevos y exquisitos platos y otro semestre en plena faena dentro del mítico restaurante. Si alguien piensa que los misterios serán resueltos con El Bulli: Cooking in Progress, quedará notablemente defraudado. Descubrirá, eso sí, que se utiliza el invento del siglo en la cocina contemporánea burguesa, o sea, la Thermomix… aparte de olla express, liofilizadora, minipimer… y se lava con Fairy. El nitrógeno liquido podría deparar anécdotas de cocineros haciendo un homenaje a T-1000 de Terminator 2: el juicio final o explicarnos más y mejor cómo utilizan a los novatos y/o becarios para colocar el empedrado hacía el restaurante, hacer trabajos de jardinería o de mozos de almacén. También observamos que el ‘cuerpo técnico’ se mete entre pecho y espalda unos buenos trozos de pollo asado y pescadito frito mientras dan a su clientela la raspa y el hueso envueltas en miel fosilizada con un trozo de pino (seguramente excedente del trabajo de jardinería mencionado anteriormente).
Adrià prueba de todo si no está hablando por el móvil (¿metáfora de desconexión con el mundo-mundano?) o echando la bronca por no hacer back-up de los discos duros a sus discípulos (pese a que no le vemos utilizar un ordenador en todo el documental y no separarse de su lapicero y bloc de notas). El potencial cómico de El Bulli: Cooking in Progress es lo más destacado en ese eterno ‘WTF!’ cada vez que aparece un plato nuevo en escena. Por momentos pensaba que era una versión española del último episodio de la genial e imprescindible The IT Crowd, ‘Reynholm vs Reynholm’, donde se hizo una parodia de Heston Blumenthal y su The Fat Duck Restaurant, con platos de diseño como radios, trozos de césped, platos con forma de cabeza o velas o postres invisibles. ¡Incluso en el episodio se comen la propia cubertería!
Al final del documental (esto no es spoiler, ¿no?) se nos muestran unas bellas fotografías de todos los nuevos platos que compusieron esa temporada. Lo que no sé es qué opinará la FACUA por no incluir el precio del menú degustación. Al menos se entiende que el precio de la entrada hace que la proporción de ‘ver’ a ‘degustar’ sea proporcional.