El botón de nácar
Sinopsis de la película
El océano contiene la historia de la humanidad. El mar guarda todas las voces de la tierra y las que vienen desde el espacio. El agua recibe el impulso de las estrellas y las transmite a las criaturas vivientes. El agua, el límite más largo de Chile, también guarda el secreto de dos misteriosos botones que se encuentran en el fondo del océano. Chile, con sus 2670 millas de costa y el archipiélago más largo del mundo, presenta un paisaje sobrenatural. En ella están los volcanes, montañas y glaciares. En ella están las voces de los indígenas patagones, los primeros marineros ingleses y también los prisioneros políticos. Se dice que el agua tiene memoria. Este film muestra que también tiene una voz.
Detalles de la película
- Titulo Original: El botón de nácar (The Pearl Button)
- Año: 2015
- Duración: 82
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Opinión de la crítica
7.4
51 valoraciones en total
No vi el anterior trabajo de Patricio Guzmán, Nostalgia de la luz, y tengo un buen, pero lejano, recuerdo de Salvador Allende, documental visto hace ya más de diez años. Así que me acerqué a El Botón de Nácar sin referencias sobre el director más allá de las opiniones vertidas sobre la película, casi todas positivas, a raíz de su presentación en la Berlinale y su posterior estreno comercial.
El Botón de Nácar es un documental de apariencia sencilla pero complejo en su ambición. Intentar poner sobre la mesa dos de los aspectos más oscuros de la historia chilena, como el exterminio de los indígenas del sur del país por parte de los colonos entre los siglos XIX y XX, y los crueles crímenes cometidos durante la dictadura de Pinochet, y tratar de hacerlo a través de la relación que ambos asuntos mantienen con el agua, líquido elemento que en Chile adquiere una importancia vital, además de la agreste naturaleza y la influencia del Cosmos, así en general, me parece cuando menos un exceso de ambición, que no tengo nada claro, que la película llegue a siquiera a tocar.
Mientras Guzmán nos habla de los indígenas patagones, mientras sus descendientes, hablan a la cámara, la historia funciona. También funciona el escalofriante relato sobre como los muertos de la dictadura acababan en el fondo del mar. Pero la forma que tiene Guzmán de encadenar ambas historias, valiéndose de un dudoso trasfondo poético que las relaciona con el agua que rodea la vida chilena me parece por momentos bastante gratuita. Queda todo muy bonito desde el punto de vista estético pero inconsistente desde un punto de vista narrativo.
Al final queda un documental sereno y con momentos realmente interesantes pero donde no se termina de entender la intención del director, posiblemente tan honesta como equivocada.
El estilo de Patricio Guzmán y su leit motiv cada vez más depurado para abordar hechos históricos e hitos que esconden dolor e impunidad, nuevamente se hace presente en El botón de nácar (2015), un film que no es fácil de llevar pero eso no lo hace menos interesante.
Este documental es cavilativo, reflexivo pero su ritmo -especialmente en el arranque- puede volverse casi cansino, afectando el afán de nuevos públicos. No obstante, el derroche de belleza visual es destacable y ayuda a aminorar el desinterés de una previa argumental algo laxa.
En El botón de nácar las imágenes hablan por sí solas acompañadas de una música preciosa, pero esto no será suficiente para muchos, y es que este tipo de cine no es para todos, más reposado y analítico, quizás menos habitual y superficial que la parrilla del circuito comercial.
He aquí un film que no es alegre, por el contrario, apela a la nostalgia, la injusticia y otras sensaciones que afectarán el saldo de varios, pero a cambio les ofrece un producto que incluso puede llegar a ser devastador y emotivo, con ingredientes y méritos propios y poco vistos.
El botón de nácar es Patricio Guzmán utilizando otra ruta para intentar exhibir ingredientes conocidos, que son parte de su genoma, en una curva más que interesante en su conjunto pero menos atractiva por largos trazos durante el viaje, y en ello por más que haya calidad, como película le pena algo más de contexto y ritmo.
Recomendación:
Interesante. La apuesta de Guzmán es conocida y sus recetas son profundas pero particular. No para todos los públicos.
=Cité de Lord Buyinski= http://www.buyinski.wordpress.com
Sobre el agua y los líquidos misterios que acumulan su vasta inmensidad nos habla uno de los auténticos maestros y teóricos que mantienen en activo el género documental. El chileno Patricio Guzmán traza un personalísimo recorrido sociológico-histórico, imponiendo como eje central la importancia que, en su país, posee la presencia del hábitat marino. Claro está, EL BOTÓN DE NÁCAR en modo alguno se postula como un documental naturalista, de interés científico, dedicado a calibrar etnográficamente la preponderancia del agua en un Chile que, entre otras características, posee más de 2.600 kilómetros de costa y el archipiélago más grande del mundo. Resulta muy fácil predecir que el interés de el autor de LA BATALLA DE CHILE es muy otro.
Tras un arranque en el que se define esta particularidad geográfica, el film, poco a poco, va a ir revelando su interés. Y así, desde un tratamiento que transcurre desde lo paleontológico (el trozo de cuarzo que es analizado en el primer plano) hasta lo astronómico (los impresionantes telescopios que han descubierto agua en recónditos espacios estelares), el hilo de concatenaciones significativas que establece Guzmán se da de bruces con el peso luctuoso de la historia que la infamia del hombre ha lanzado al mar. El océano, como aliado inocente de genocidios cometidos en el nombre del interés todopoderoso, el agua, como cementerio y como patria arrebatada a quienes la poblaron hace siglo. En definitiva, el consabido relatos de vilezas y oprobios que han ocupado con demasiada persistencia el relato de la historia del hombre sobre la faz de la Tierra.
En ese sentido, la firmeza narrativa y la cruda elegancia expositiva de las que hacen gala los dos últimos tercios convierten a el EL BOTÓN DE NÁCAR en un muy interesante documental. Percibimos en ellos a un Patricio Guzmán dominador absoluto del tempo y la dosificación de los datos. Tanto el apartado dedicado a la denuncia de las tropelías cometidas contra los indígenas que poblaban las costas chilenas hace siglos, como el que nos relata la forma en la que más de 1.200 cadáveres de prisioneros políticos fueron lanzados al agua con un trozo de raíl de hiero atado a su cuerpo (impresionante la carga simbólico-denunciativa que logra con el plano del hierro lleno de impurezas marinas) se revelan como un material de una pertinencia documental absoluta.
A EL BOTÓN DE NÁCAR le mengua la magnitud de su pegada un arranque acaso desorientador en exceso, un acabado formal nada innovador, aunque eficacísimo siempre, y el desnivel evidente a los distintos personajes entrevistados. La fuerza de los testimonios y los rostros de los indígenas vivos (impagable el momento de la mujer que confiesa que la palabra dios no existía en su lengua porque no tenían), obviamente, ensombrecen las excesivamente aclaratorias aportaciones de los poetas e historiadores convocados, excepción hecha del que ayuda en la excelente y brutal recreación del encapuchamiento de cadáveres antes de ser subidos al helicóptero). Con todo, la película supone una estimulante muestra de necesario documental político.
Este es un nuevo documental de Patricio Guzmán (ha realizado treinta a la fecha), cuyo punto de vista siempre es comparativo, informado, sobretodo poético. Tal como en Nostalgia de la Luz (2010), donde comparaba la distancia entre la luz y los seres humanos, entre la mirada hacia las estrellas y la de aquellos que buscan la historia enterrada por la infamia, en este nuevo trabajo, Guzmán busca la memoria del agua, la voz de cada indígena y de cada desaparecido por la dictadura de Pinochet.
El guion es perfecto: imágenes de gran belleza contrastan con la dolorosa verdad surgida desde el fondo del mar, donde la analogía inteligente surge siempre de la mano de este gran cineasta.
Patricio Guzmán realiza un excelente registro poético de las historias contenidas en el agua. Es el agua la contenedora de la historia de la humanidad, dice el autor que el agua no solo tiene memoria, sino también voz.
Un guión excelente, con una narrativa firme y elegante y testimonios majestuosos, sumados a una fotografía impresionante, con paisajes espectaculares y maravillosos hacen del Botón de nácar un excelente documental.