El beso del sueño
Sinopsis de la película
Margot, una prostituta que ejerce su oficio adaptándolo a los nuevos tiempos, es una experta en el llamado beso del sueño, que no es otra cosa que drogar a los clientes con un fuerte narcótico para robarles después. Su principal campo de acción son los trenes fronterizos, en cuyos compartimentos de lujo algunos viajeros intentan evadir divisas. En uno de esos viajes, Margot conoce a Salvatierra, un ex policía corrupto, con el que entabla una peculiar y peligrosa relación.
Detalles de la película
- Titulo Original: El beso del sueño
- Año: 1992
- Duración: 115
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Opinión de la crítica
Película
4.2
84 valoraciones en total
En esta película hay unos primeros planos de Maribel Verdú que la hacen muy imponente. Sobre todo su rostro. Ya la tenía de Amantes, un poco mas joven, y la interpretación que hacía elevaba de gran manera una historia sencilla. Junto a nada menos que Victoria Abril.
Un personaje de policía corrupto muy convincente el de su pareja y un desarrollo que nos mantiene despiertos hasta el final. Neo Noir latino de buena calidad.
El beso del sueño, es un método que emplean algunas prostitutas para robar a incautos a partir de una seducción erótica.
Margot (Maribel Verdú) es una prostituta que ejerce su oficio de una forma muy particular. Ella es una experta en el llamado beso del sueño , drogar a sus clientes con un fuerte narcótico para luego robarles. Su principal campo de acción son los trenes, en especial los compartimentos de lujo.
En uno de sus viajes, Margot conoció a Salvatierra (Juan Diego), un ex policía corrupto. Salvatierra en realidad es un miembro de una organización ilegal que lleva a cabo acciones fraudulentas, en la que están implicados destacados hombres públicos, pero respetables, entre ellos hombres de negocios y famosos políticos. Entre Margot y Salvatierra surge una relación muy peculiar y ciertamente peligrosa.
Todos lo personajes reflejan con crudo realismo de la decadencia moral de la sociedad actual. En sus críticas, la película ataca por igual a políticos, empresarios, eclesiásticos, entre otros.
La película se gano el Colón de Oro en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, España.
María Verdú (1970- ), es una actriz española ganadora del Premio Goya en España y del Premio Ariel en México. Comenzó su carrera a los trece años de edad, ha actuado en más de 60 películas, la mayoría de ellas españolas.
Su primera oportunidad en televisión fue con El crimen del capitán Sánchez (1985) con tan sólo 13 años, con 27 horas (1986), es una de las experiencias más fuertes que le ha tocado vivir, con la que se empezó a hacer notar.
En el ámbito internacional, destaca su papel protagonista en Y tu mamá también (2001) de Alfonso Cuarón, a la que seguiría El laberinto del fauno(2006) de Guillermo del Toro.
Maribel Verdú ha estado nominada al Goya en cinco ocasiones, Amantes (1991), La celestina (1996), La buena estrella(1996), El laberinto del fauno(2006) y Siete mesas de billar francés(2007) donde finalmente logro el premio.
Es la única actriz española que ha ganado el premio Ariel a la mejor actriz en México por El laberinto del fauno.
Actualmente es la protagonista femenina de la película del director Francis Ford Coppola, Tetro (2009), filmando Buenos Aires, Argentina.
Un viejo y alcohólico ex-policía corrupto con malas influencias, una arrebatadora e inteligente prostituta, unas cuantas personalidades políticas que actúan como gángsters, un asesino profesional y, entre medias, un botín de 100 millones de pesetas…
No sólo en territorio americano se ha hecho buen cine negro, aunque por tradición vaya asociado a él, sí, el noir , como el chambara , el western o el neorrealismo, nace en un lugar y ya pertenece para siempre él, pero se transmite, se hereda, y allá adonde va echa nuevas raíces. En nuestro país (sin llegar al nivel de los clásicos Hawks, Siodmak, Huston, Hitchcock o Lang) también han habido ingeniosas muestras de este cine, aunque por desgracia no muy conocidas para el gran público.
Dos de los más brillantes ejemplos que se han realizado para demostrar que en suelo patrio también se puede concebir noir policíaco de calidad quizás sean las contemporáneas Todo por la Pasta y El Crack . El mismo año que Fernando Trueba es elogiado por su deliciosa Belle Époque y Bigas Luna entra en una nueva (y muy olvidable) etapa de su carrera con Jamón, Jamón , el veterano Rafael Moreno Alba, cuyo mayor éxito sigue siendo su miniserie histórica para TVE Los Gozos y las Sombras y que lleva apartado del cine desde hace cinco años, da una vez más su aportación al thriller clásico que acabó siendo su última película: El Beso del Sueño .
Ya sólo la secuencia inicial tiene una doble e importante función para Alba: presentar a los dos protagonistas que ocuparán la historia y establecer el tono en su obra, premeditadamente influenciado por el cine negro de corte más añejo. Mientras en la sucia habitación de un hotel un tipo desaliñado en cuya frente está escrito perdedor en letras grandes se mete en la bañera para despejarse, por la estación de tren camina una imponente joven seduciendo con su mirada a todos los hombres que pasan por su lado, es obvio que estos dos individuos cruzarán sus caminos.
El primero el Salvatierra y es un ex-policía marcado con contactos que se mueven por las turbias aguas de los bajos fondos, la segunda es una prostituta erigida en femme fatale de nombre Margot cuya táctica es dormir a sus clientes (de ahí el título) para desvalijarlos. Cuanto más tiempo transcurre menos sabemos del hombre (es alcóholico y ludópata porque así se presenta literalmente), que hace tratos con un misterioso personaje llamado Fernando, y más sabemos de la mujer, pues la cámara de Alba la enfoca sin ocultar su admiración por su inmensa belleza. Y es que, como toda mujer fatal del cine negro hay un rastro de tristeza y melancolía que marca al personaje, en este caso su anciano padre.
La intriga se desata en el interior de un tren donde confluyen varios personajes, cada uno con su cometido. Salvatierra ha de escoltar a un traficante de divisas hasta la frontera mientras a su vez es vigilado por un gángster contratado también por Fernando, quien se cree el maestro de ceremonias de la operación hasta que Margot se inmiscuye en el asunto, ella es entonces, como manda la tradición, quien lleva la voz cantante, maneja los hilos a su antojo y quien al final se hace con la gran suma de dinero que debía ser evadida. La tensión en este tramo, que fluye como las tranquilas aguas de un río agitado en su interior, es una buena muestra de la habilidad que posee Alba.
Éste se dedica a zurcir, con mucho esmero y paciencia, los pliegues de un universo corrupto donde lo único que tiene cabida es la mentira, el oportunismo, la violencia, la maldad y la corrupción (el sustento de la amistad entre Salvatierra y Fernando no es más que el chantaje). En este mundo, y a pesar de todo, un romance entre un perdedor y una prostituta parece posible y obligatorio para con los cánones del género, pues el cineasta apunta directamente a él, pues todo en El Beso del Sueño remite al puro noir : la estética, la atmósfera (esas conversaciones nocturnas entre la niebla), la manera de hablar tan literaria de los personajes.
Cain, Chandler y Hammett sostienen la base, Siodmak y Lang perfilan las aristas, El Sueño Eterno y Fuego en el Cuerpo ofrecen detalles, y el amor por Hitchcock es la guinda (literal guiño a Vértigo , con la luz verde bañando el rostro de la chica como a Judy). Las referencias llegan incluso al nombre de la protagonista (la escritora de intrigas Margot Bennett o el personaje de Grace Kelly en Crimen Perfecto ), sin embargo al centrarse el suspense alrededor de la pareja y abogar por lo tópico (pasiones, engaños, venganzas), se abandonan otras grandes ideas, como la de profundizar más en los negocios de esos políticos corruptos.
Aun así Alba factura de forma técnicamente impecable, destacando el trabajo de fotografía de José García Galisteo, el diseño artístico y la puesta en escena, una fábula neo-noir elegante, tensa y dura, cuyo engañoso argumento finalizará del mismo modo que empezó, donde ha de ganar, lógicamente, la manipuladora mujer, interpretada por una Maribel Verdú en estado de gracia que jamás estuvo tan preciosa ni tan acertada en pantalla como en su logrado rol de femme fatale a lo Joan Bennett, que encarna de maravilla. Frente a ella un genial Juan Diego en la línea de los antihéroes de la literatura hard-boiled y secundarios tan buenos como Eusebio Poncela, Tony Isbert, Agustín González y el veterano Manuel Alexandre.
No será muy original y los cánones no son transgredidos en absoluto, pero sigue resultando eficaz dentro de su género, abriendo el camino a futuras obras como La Última Seducción o la también española Blanca Madison .
La obra pasa desapercibida para el público pero gana el Colón de Oro en el Festival Cinematográfico de Huelva al año siguiente, con ella Alba se despide para siempre de la industria, en la que lleva ejerciendo casi tres décadas. Fallecería más tarde en el 2.000 a causa de un cáncer, con tan sólo 58 años…