El barco
Sinopsis de la película
Un marinero que sale a trabajar con normalidad se ve incapacitado para realizar sus tareas diarias ante la presencia de una densa niebla que no le permite salir a navegar. Sin embargo, es capaz de vislumbrar lo que parece ser un velero abandonado al que trata de acceder en busca de algo de compañía. Lo que el pesquero desconoce es que esta decisión le llevará a protagonizar una lucha por la superviviencia ante una presencia desconocida y mortífera.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Boat
- Año: 2018
- Duración: 100
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Opinión de la crítica
Película
5.2
33 valoraciones en total
The Boat (2018) se trata de una de aquellas películas que vienen a darnos la razón a los que decimos que con un presupuesto limitado pueden hacerse maravillas si se tiene el talento adecuado. Y a pesar de que no estamos ante una película perfecta, aquí no solo hay talento, sino también una firmeza y un savoir faire muy claro, a pesar de que se trata del debut en la dirección de Winston Azzopardi (quién si es verdad que ha estado involucrado en el mundo del cine, especialmente como productor).
La película cuenta con un presupuesto ciertamente bajo, que puede comprobarse en el propio desarrollo de la acción, que transcurre prácticamente de manera entera en un solo escenario (el mar y una barca) y con un solo actor. Actor, Joe Azzopardi que por otra parte es el propio hijo del director, Winston Azzopardi. A pesar de que cuenta con poca experiencia en el mundo cinematográfico, el intérprete consigue salvar las tablas, más si tenemos en cuenta que todo el peso interpretativo cae sobre él, al estar solo en el reparto.
La película ha sido un relativo éxito dentro de la crítica (por ejemplo cosechando buenas reseñas en páginas especializadas como Bloody Disgusting o en Film School Rejects) y actualmente Winston Azzopardi está tratando de buscarle cierta distribución comercial a la película. Veremos en que acaba todo esto, aunque la película tiene cierto potencial para triunfar moderadamente en festivales especializados, como mismamente en Sitges.
No hace falta ser un genio para saber, solo leyendo la sinopsis, que nos encontramos ante una película que se encuadra dentro del subgénero conocido como supervivencia. En este caso, un personaje que se encuentra ante una situación límite y que tendrá que rebasar los suyos propios para poder sobrevivir. Como muchas de estas películas, la obra se divide en diversos fragmentos que están relacionados con obstáculos que se interpondrán dentro del camino de nuestro protagonistas.
Quizá, la singularidad del filme provenga más del hecho de que en esta ocasión solo hay un personaje que se encuentra en una situación peligrosa, y no varios. Así, se pone de relieve una de las características más bien empleadas por la película, como es la práctica ausencia de diálogos, que no de sonido. Obviamente, nuestro protagonista no habla más que en contadas ocasiones. Incluso aun cuando esto es perjudicial para el entendimiento del espectador (porque a veces puede que no entienda que está pasando), lo cierto es que este hecho está muy bien llevado por el director, quien consigue crear una atmósfera de desasosiego realmente impactante.
Y no digo de sonido, porque este tiene un papel básico en la película. El aparente sonido apacible del mar se va convirtiendo poco a poco en una tortura, así como otros relacionados con la embarcación, como el propio viento chocando con las velas, o la radio. Además, para los momentos de más tensión la película emplea una banda sonora de corte clásico para el género, que firma Lachlan Anderson, y que resulta realmente efectiva.
Desafortunadamente la película no es perfecta. Y como le sucede a muchas otras del mismo subgénero, acaba perdiendo fuelle en algún que otro momento de la trama. Especialmente se nota en The Boat con una de las secuencias que parece no terminar jamás, como es la que tiene lugar en lavabo del barco. Es entonces cuando la película puede ser acusada de ser demasiado reiterativa, porque más allá de que la propia situación resulte un tanto absurda, parece que se acaba estirando demasiado. Tampoco ayuda algún que otro elemento que parece incluido simplemente por el hecho de dar más metraje a una película, que por otra parte, agradecería un corte de unos diez o quince minutos.
La película hará las delicias de aquellos que disfruten de propuestas dentro del género survival. Además, tiene algunos detalles que hacen que a pesar de que no sea perfecta, si sea una película que se deja ver con mucho interés y que tenga el suficiente potencial como para ir ganando el estatus de culto, especialmente si el cineasta vuelve a dirigir algo más dentro del género, después de esta película.
Crítica escrita para https://cinemagavia.es/
El mar azul y profundo tiene muchas leyendas y misterios, así como desapariciones extrañas que dan mucho juego.
Aquí nos cuentan la historia de un velero abandonado rodeado de niebla, que el protagonista encuentra a la deriva.
En fin, que solo haya un personaje ya es algo un poco aburrido. No tiene nadie con quien hablar, así que el guion tiene menos diálogo que el de Conan el bárbaro y poco más que En busca del fuego.
Entiendo que no es plan de que se desvele el misterio pronto, pero me parece bastante lenta, y más siendo tan corta.
Si el argumento fuera algo mejor, se podría alabar el mérito de ser una película hecha con pocos medios, pero gasta mucho tiempo en sus escenas, de manera que se pierde toda la tensión que trata de transmitir. Por no hablar de que, durante un buen rato, lo único que vemos es a un tipo navegando.
Y la verdad es que las cosas que le pasan podrían llegar a ser emocionantes si no parecieran cogidas con pinzas. Son un poco como las muertes de Destino final, con efectos mariposa muy forzados y poco creíbles, como lo que le pasa al principio en el cuarto de baño.
Así que, entre lo malo que es el actor y lo increíble de sus aventuras, la película no me convence. Me he aburrido bastante viéndola.
*Un survival con un solo personaje y sin diálogos
Son muchos los ejemplos que el cine de supervivencia nos ha regalado. Es fácil recordar películas con estrellas como Tom Hanks, Robert Redford o Matt Damon enfrentándose a situaciones límite, ya sea en una isla, en las montañas o en un planeta lejano. Menos habitual es asumir una película con un solo personaje, casi sin diálogos y con poco presupuesto como hacen en The Boat.
Es una apuesta valiente y arriesgada que requiere de mucha pericia en la dirección y un guion con suficientes sorpresas para mantener el ritmo y la atención del espectador durante todo el metraje. The Boat lo consigue casi siempre, aunque su parte central se vuelve cuesta arriba, siendo un poco repetitiva y poco imaginativa. Aún así, es un film estimable que saca partido a sus pocos recursos escénicos y que logra momentos de tensión bastante destacables.
*Aeolus, el señor de los vientos
The Boat nos sitúa en mitad del océano. Un hombre que viaja en una pequeña barca, se topa (literalmente) con un barco de mayores dimensiones que parece abandonado. Esa primera secuencia, envuelta en una espesa niebla que crea una atmósfera terrorífica, es un gran inicio para la película. El barco tiene el nombre de Aeolus, el señor de los vientos e hijo de Poseidón (según algunos textos mitológicos). No es una referencia hecha al azar.
Subir a ese barco supondrá el inicio de la pesadilla del marinero. Como si fuera el Plymouth Fury apodado Christine por Stephen King, ese barco parecerá tener voluntad propia. Una voluntad maligna que buscará por todos los medios que la travesía marítima no sea un plácido paseo. Y ahí empieza el verdadero survival. Con algunas ideas astutas y otras demasiado obvias, la historia avanzará mientras vemos al protagonista buscar la manera de escapar del barco, sin perder la vida en el intento.
*Un ejercicio de estilo que saca partido a los espacios claustrofóbicos
The Boat sabe resultar angustiosa y asfixiante cuando lo necesita. Hay momentos en espacios muy reducidos que son francamente claustrofóbicos. Casi siempre están subrayados por un buen tratamiento del sonido y algunos golpes musicales de Lachlan Anderson, entre lo efectista y lo efectivo. Cuando la cámara respira desde el exterior de la cubierta o en su tramo final, la fotografía de Marek Traskowski nos regala algunos momentos de gran belleza plástica que contrastan con el agobio de esos interiores.
No es una película redonda. La escena del cuarto de baño se alarga hasta la extenuación y con un poco de tijera hubiera resultado más resultona. Pero, The Boat, es un ejercicio de estilo apreciable que nos hará pasar un buen/mal rato. Tras esa parte central tan repetitiva, sorprende más que su desenlace sea tan rápido en una situación que daba juego para haber originado mucha más tensión dramática.
*Conclusión
The Boat es un survival juguetón sobre un hombre que queda atrapado en un barco en mitad del océano. Mantiene el interés, pese a contar solo con un personaje en escena, un par de localizaciones, unas pocas frases de diálogo y un presupuesto reducido. Cuando hablo de un solo personaje, me refiero a un solo actor, porque está claro que en el film el barco tiene la entidad de un personaje antagonista.
Sin que la película sea para nada redonda, ni tampoco especialmente sorprendente, sí logra alimentar el suspense con una puesta en escena que saca partido a los espacios reducidos. The Boat es, pues, un entretenimiento palomitero bastante estimable que te hará plantearte seriamente el subirte a un barco.
Escrito por Daniel Farriol
Las películas de sobrevivencia deben de ser de las más complicadas de narrar, ya que en general solo tenés un personaje interactuando consigo mismo, no hay diálogos, y que crear suspenso, drama básicamente entretenimiento a base de las diferentes desgracias que le suceden al protagonista.
Acá tenemos a un pescador del que no sabemos ni el nombre, que nos damos cuenta que es una persona honesta, porque cuando sube al yate y descubre que no hay nadie en ningún momento intenta robarlo, tampoco es un resentido, ni un paria o anti social porque tampoco lo vandaliza, e intenta comunicarse con la costa para reportar su abandono.
El resto es la odisea de este hombre encerrado en el barco pasando una cosa detrás de la otra.
La resolución no me gusta, la verdad que a la conclusión que llega me parece un poco estúpida.
Destacar a Joe Azzopardi que se aguanta el peso bajo sus hombros, en este tipo de películas es fundamental un actor que transmira y si bien no es el más expresivo, si logra que uno empatice con él.
No me alargo tanto como las dos críticas que hay aquí y que están muy bien. Personalmente, no me gustan las películas angustiosas y esta lo es. Con un solo personaje a la deriva. En situaciones a veces muy aburridas, como la de encerrado en el cuarto de baño.
Un buen detalle es la escena de la amistad de los delfines con el ser humano, algo que se remonta a la Grecia clásica.
El único actor, hijo del director, lo hace muy bien y se gana la simpatía del espectador.
Lo demás, en spoiler.