El asesinato
Sinopsis de la película
La película cuenta la breve vida de Hachiro Kiyokawa, un ambicioso ronin de finales del siglo XIX japonés. Kiyokawa, un personaje misterioso y experto luchador, se mueve entre las dos facciones enfrentadas (el Shogun y el Emperador) para luchar por sus propios fines.
Detalles de la película
- Titulo Original: Ansatsu (The Assassination)
- Año: 1964
- Duración: 104
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Opinión de la crítica
Película
6.6
80 valoraciones en total
El asesinato de Masahiro Shinoda es un estudio psicológico realista de Hachiro Kiyokawa, un samurái sin dueño que se las ingenia para ascender socialmente en tiempos de cambio. La trama, de índole policíaca, avanza a través de varios testimonios que intentan responder a la pregunta de cuáles son las verdaderas intenciones de Kiyokawa. Este recurso recuerda, en primer término, a la opera prima de Orson Welles, y en segundo, a dos de los mayores exponentes del género chanbara: Rashomon, de Akira Kurosawa, y Harakiri, de Masaki Kobayashi.
El asesinato , sin embargo, es singular en la elección del momento histórico en el que se desarrollará la historia: mientras que la mayoría de obras del género tienen lugar en los años inmediatamente posteriores a la batalla de Sekigahara y la imposición de la Pax Tokugawa, la que nos ocupa se inserta en los años finales del período Edo, esto es, cuando el expansionismo occidental obliga al Japón a abrirse al exterior. Esta peculiaridad permite a Shinoda diferenciarse de otros cineastas a un nivel más profundo. Generalmente, las películas de samuráis exploran la figura del guerrero que, a la manera de Alonso Quijano, pretende vivir con los valores del medievo en un mundo protocapitalista, del mismo modo, en El asesinato , vemos cómo un mundo antiguo muere al tiempo que otro mundo nuevo empieza a cobrar forma, pero sin llegar definirse todavía, no obstante, el foco está puesto no sobre un honorable Aquiles, sino sobre un Odiseo de polimorfo ingenio.
Aquí se nos presenta una figura política típica de las épocas de transición: un Alcmeónida, un Colón, un Hongwu, un bolchevique… aquellos que, por astucia, por suerte, o por ambas cosas, apuestan por la facción que se impondrá finalmente. En este sentido, Kiyokawa es precursor del político asiático oriental prototípico del último siglo y medio, del samurái de clase media que liderará la revolución Meiji o del funcionario chino que, en tanto que lleva a cabo las labores encomendadas con la mayor eficiencia, se enriquece ilícitamente aprovechando su posición. Nunca nos quedará claro si el protagonista cree firmemente en la causa del Emperador, lo que sí es evidente es que la única forma de saciar sus ambiciones de prosperar socialmente es retando al rígido statu quo en un momento en el que las probabilidades de éxito, aunque ínfimas, existen.
Hay que hablar, por último, del personaje de Tadasaburo Sasaki, un maestro de kendo al que un alto funcionario del bakufu encarga asesinar a Kiyokawa. La obsesión malsana de Sasaki por llevar a cabo su misión sirve para ahondar en la idea de que, a lo largo de la Historia, muchas hazañas consideradas heroicas por haber influido positivamente en el porvenir de una nación e incluso de una civilización no han sido más que el resultado de pasiones puramente egoístas que, por casualidad, estuvieron alineadas con los intereses de la colectividad.