El artista anónimo
Sinopsis de la película
Olavi Launio (Heikki Nousiainen) es un veterano galerista obsesionado por un misterioso retrato, El anciano negociante de arte, en otros tiempos muy respetado, ha sido ahora olvidado por la corporativización de la industria. Separado además de su familia, Olavi espera que el cuadro, un icono infravalorado por el resto, haga volver su fortuna.
Detalles de la película
- Titulo Original: Tuntematon mestari aka
- Año: 2018
- Duración: 94
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Opinión de la crítica
Película
6.6
89 valoraciones en total
Olavi, un viejo solitario y marchante de arte, tiene una pequeña y modesta galería en una transcurrida calle de Finlandia. Todo a su alrededor ha cambiado, y tanto él como su tienda han pasado desapercibidas, así como lo hace una piedra en medio de una tormenta. Pero los aires de la modernización llegan a quebrar, poco a poco, monolitos ya muy añejos. Su hija Lea, una mujer que, como una hormiga, ha cargado a sus hombros mucho más peso del que podría, contacta con Olavi para que su nieto Otto, un completo desconocido para él, haga las prácticas curriculares en su negocio.
El papel que juega Otto en la vida de Olavi es crucial por varias razones. Por un lado, el viejo se resguarda del frío del cambio dentro del pequeño oasis que es su tienda, donde todo está pausado. En aquella insostenible armonía, el joven irrumpe hondeando la bandera de la generación millennial, ejemplificada en que un gran número de sus apariciones comportan una coca-cola, los cascos y el móvil. Por otro lado, reabre una herida que llevaba años intentando olvidar en vano: la dañada relación con su familia tras el divorcio y posterior muerte de su mujer.
El artista anónimo forma una espiral argumental, rizando y rizando el rizo, hasta llegar a un mundo etéreo en que recuperamos la más pura esencia de la novela mística en la que, como hacía Santa Teresa de Jesús, el protagonista desempaña su mirada y ve con perspectiva todo el tablero que supone la vida, sus prioridades y errores. Todo este proceso espiritual parte, como no podía ser de otra forma, de un cuadro anónimo en el que Olavi se fija. Lo que no sabe el señor Launio es que sí, esa obra salvará su vida, aunque no de la forma que piensa.
Como se ha dicho al principio, cada detalle hace que esta propuesta típica se revalorice como lo hace un garabato firmado por Monet. El momento en que Olavi espera ansioso a que bajen el Repin, es un ejemplo: un haz de luz entra por un pequeño orificio, un orificio ubicado en contra de la lógica y puesto a conciencia para que los rayos golpeen la grumosa tela y la cara del Cristo, ahora bañada en oro, y acabe mostrándose como una aparición divina.
También nos sirve la figura del tranvía, la cual está presente en toda la trama y constituye una analogía de la vida: pasa deprisa y al margen de él (por delante suyo y de su tienda y, sin embargo, al margen de él) y cuando retoma su relación familiar y empieza a quitar el polvo bajo el que estaba sepultada su vida, aparecen planos de él dentro de la cabina. Lo mismo hará su hija más tarde, y la cámara enfoca los paisajes que se ven desde las vías como si nosotros también estuviéramos subidos. Otro ejemplo, bastante visible, el cambio melódico después de que reciba la llamada del museo contándole a qué se debe la ausencia de firma. En ese mismo instante, es cuando el protagonista comienza su ascensión, y así lo demuestra la música sacra.
Técnicamente, el filme es un conjunto de cuadros más que de fotogramas, en los que la fotografía y la disposición de personajes y decorado es minuciosa. A parte, tiene un tempo muy marcado e irregular que, sin necesidad de grandes efectos ni estímulos, puede llegar a atraparte y ponerte en tensión. Por ejemplo, las primeras secuencias son lentas, con una luz amarillenta, y primeros planos de índole costumbrista, no obstante, la secuencia de la búsqueda del retrato se compone de planos cortos y rápidos, poco iluminados, y con el sonido del paso de las páginas creando tensión.
Para terminar, evidenciar que es una película que habla sobre arte, usando el mismo arte: Hacia el atardecer de Hugo Simberg es el resumen visual perfecto del relato. Hay mil cuadros y se escoge ese: pura narrativa visual. En general, no será ni mucho menos el mejor título del año, pero sí una buena excusa para despertar emociones y reflexionar. Para nosotros mismos.
http://www.contraste.info
Estamos ante una nueva película del director finlandés Klaus Harö, de quien hace 2 años pudimos apreciar su notable El Esgrimista, un film que transcurría durante la 2da Guerra Mundial, donde se podía observar la pulcritud formal y el clasicismo en la forma de narrar de este cineasta que ya cuenta con un total de 6 largometrajes.
En su nueva obra, El Artista Anónimo, el director finlandés, vuelve a dar constancias de sus destrezas narrativas abordando una historia de características lineales en la que su protagonista, Olavi, un hombre mayor, es un viudo solitario que vive alejado de sus afectos, un comerciante cuya obsesión es el arte y en particular, una pintura anónima que él cree pudo haber sido hecha por un pintor renacentista.
En un marco de encierro, representado por el decadente local comercial del propio Olavi, donde el anciano pasa la mayor parte de las horas del día tratando de ordenar bastidores y cuadros, aparece sorpresivamente la solicitud de ayuda de su hija para que su nieto Otto haga tareas de reinserción social ordenadas por un juez como consecuencia de su mal comportamiento escolar. El adolescente pasará una temporada de trabajo en el negocio de su abuelo ayudándolo en tareas básicas.
Ese encuentro entre el abuelo y su nieto adolecente será un magnifico disparador de la confrontación de dos mundos contrapuestos: el de un hombre anciano, viudo y solitario, ensimismado en cuestiones de arte y obsesionado por una pintura, con el de un joven adolescente, algo iracundo, libre de ataduras, y abierto a la experiencia. Esta polaridad generará la necesidad de una mutua comprensión: respeto, orden, disciplina.
La película puede ser vista como una reunión de opuestos. Un encuentro entre la juventud y la vejez, entre la energía y el entusiasmo de uno y el gusto y la pasión por el arte del otro, que iniiciará una búsqueda donde el pragmatismo del joven inexperto abrirá el camino hacia la apertura del encierro intelectual del abuelo liberándolo de todo prejuicio.
Es un film que también nos habla de la responsabilidad individual donde no importa la edad ni el sexo ni el color de la persona, sino el hacerse cargo, tanto de sí mismo como de las consecuencias de sus actos. Sobrevuela en el film una idea de culpabilidad.
Lo que al principio parece será la descripción del proceso de crecimiento de un adolescente, se transformará entonces en la búsqueda de perdón de un hombre mayor, de aprovechar la oportunidad de una salida de alguien que ha vivido ensimismado, encerrado en su mundo intelectual obsesionado por una pintura cuyo autor desconoce.
Esa necesidad de restablecer vínculos familiares está siempre latente en el film, lleva implícita, incluso, una búsqueda de redención y en consecuencia, una reconciliación que el protagonista trata buscando comprar barato una pintura que considera una obra de arte cuyo valor es imposible de calcular.
No obstante ello, en la resolución propuesta existe un sentido materialista que pareciera colisionar con la espiritualidad que necesita la recomposición de la relación familiar, incluso más allá de los vínculos sanguíneos, para dar lugar a la construcción de una relación familiar firme y duradera basada en afectos sólidos y estables.
No estamos ante una obra trascendental, pero si estamos ante una película cuyos valores artísticos son destacables. En ese sentido, tanto la actuación de Heikki Nousiainen como Olavi y Amos Brotheurs son estupendas comoasi también la música de Matty Bye y especialmente la fotografía de Tuomo Hutri.
Una buena película, magníficamente interpretada, con un guion que se ofrece sólido, armónico… bien medido. Un lienzo es la base del argumento que se desarrolla prestando atención a esa tensión sostenida que pocas veces se da en este tipo de género.
Sus pilares son: la afectividad, el egoísmo, la ausencia de compromiso, la ambición, el gusto por el trabajo bien hecho. Debo admitir que me sorprendió, por su producción cuidada, incluso suntuaria.
Profundamente creíble la relación entre abuelo y nieto, la cual enraíza hasta que ambos (casi unos desconocidos) se descubren… Y es en ese instante cuando la realidad se hace presente.
Es sutil, desde una total ausencia de sentimentalismo inútil, sus valores se encuentran bien expuestos, carentes de afectación. Una pequeña joya que pasará por las plataformas streaming, totalmente desapercibida.
Profundamente equilibrada, se ofrece sin precipitación. La historia surge en apariencia decadente, y esto, lejos de ser negativo, le otorga ese lustre que con frecuencia acompaña a las obras clásicas de calidad.
Fluctúa entre la emoción, el egoísmo, la supervivencia, el enfrentamiento generacional… Posee tensión e intriga y aunque fría en gran medida, lo que la acompaña nos llega e invade como si de una obra de acción se tratase, acción que se encuentra en lo que no muestra, aunque pueda sentirse.
Continúo en spoiler, revelando algunos datos del argumento.
Joya del cine nórdico, es este caso Finlandia que condensa en una hora y media, la realidad de la era digital, pero todo mezclado y texturado con gente que ya vivió toda una vida y otra gente nueva que asomó la cabeza al mundo en una época totalmente diferente y con otros valores. Muchas locaciones acogedoras, llena de cuadros de autores que no han trascendido tanto en la modernidad, pero que fueron iguales de buenos. Muchos libros de papel, catálogos de pinturas, investigaciones. Un joven adolescente que con su indolencia en un principio le pone a la obra el toque fresco y juvenil que se requiere para aflojar un poco tanta solemnidad, un descubrimiento, una investigación por tablet incluida, una hija que pasa factura a un padre que en algún momento no estuvo todo lo presente que se requería, una ilusión por haber descubierto una piedra preciosa a la que no se le habia dado trascendencia por estar cubierta de polvo, un malentendido, un cliente coleccionista desconfiado o más bien caprichoso y como resultante una de las mejores peliculas de cine sobre cuestiones familiares reales que vi en los últimos tiempos