El año de las armas
Sinopsis de la película
Roma, 1978. La sanguinaria banda de las Brigadas Rojas secuestra y asesina a diario. David, un periodista que está escribiendo una novela sobre esta rganización terrorista, regresa a Roma, tras un largo viaje por Estados Unidos para recabar información que le permita acabar su libro. En Roma, después de conocer a una fotógrafa con la que entabla una relación sentimental, se verá envuelto en una peligrosa situación
Detalles de la película
- Titulo Original: Year of the Gun
- Año: 1991
- Duración: 111
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Opinión de la crítica
Película
5
77 valoraciones en total
Las décadas de los ochenta y parte de los noventa marcaron, sin duda, un antes y un después en el cine de acción.
Si hoy en día, salvo honrosas excepciones, la marca de la casa tiene que ser invariablemente alguna floritura de cámara aquí, o alguna filigrana técnica allá, en los tiempos que nos ocupan los directores procuraban, con más o menos acierto, atenerse al camino trazado por el guión.
Sin duda que Frankenheimer poseía un estilo propio, ese estilo que caracteriza las producciones solventes de acción sin concesiones que le hicieron famoso, completamente sucio, dramático, sobrio y sencillo, a la vez que, estéticamente, clasicista.
Sin embargo, su filmografía, como la de otros muchos (Friedkin, Scorsese, Schlesinger,etc.) concedía el protagonismo absoluto a las historias que retrataba. En este caso, el relato se centra en el triste paso de las Brigadas Rojas por la reciente historia política italiana.
¿Cine político? Sí. ¿Cine maniqueo o tendencioso? En absoluto.
En todo momento Frankenheimer hace uso de su experta sabiduría técnica para beneficiar a la ambientación y, de ahí, al guión en si. No se demarca aparentemente hacia ningún bando, aunque parezca que degrada a los rojos conspiradores, pues nos hace identificarnos, en no pocos momentos, con alguno de los personajes supuestamente malvados (no especificaré cuáles).
Los personajes están correctamente interpretados por algunos actores (Pankow, Golino, Stone) y los escenarios romanos nos hacen trasladarnos a esa época convulsa sin mucho adorno ni cambio de textura en el fotograma, más propio del nuevo cine.
No obstante, la obra no es redonda por varias razones:
*ANDREW McCARTHY responde bien a la fragilidad de su personaje gracias a su físico, pero su papel no está bien trazado.
*Papeles como el de Golino deberían haber mostrado más sus motivaciones. Es decir, deberían haberse perfilado mejor.
*La historia posee una premisa ciertamente sólida e interesante. Por desgracia, no desarrolla todo su potencial, quedándose a medias en su discurso.
Por todo esto, la cinta se percibe como un eficiente ejercicio de acción, fruto del buenhacer de su realizador, otrora un gran artesano, pero nos deja esa sensación innegable de que podría haber sido mejor.
Aún así, recomendable y entretenida.
John Frankenheimer fue el más joven de la llamada generación de la televisión. Esos cineastas que, proviniendo del nuevo medio, irrumpieron en el Hollywood de los años 50 convirtiéndose en el grupo que conecta la época de los clásicos con la de los directores del nuevo Hollywood de los 70. Frankenheimer, amigo de los Kennedy, fue un realizador político en el sentido estricto del término (quizá el que más de todos), un aura que trató de conservar toda su carrera, cuando todo aquel eco de los 60 y el sueño americano (como relata en su libro César Bardés) se había apagado hacía mucho. De la misma edad que Clint Eastwood (activo hoy día con casi 90 años). acabó condenado a dirigir obras de encargo y volver a la Televisión, donde había sido un revolucionario 40 años atrás según reconoce Francis Ford Coppola en otro libro reciente (de 2017). Aún aceptando que hay muchas obras menores (y menos que menores tal vez) en sus más de 50 créditos como director es de esos casos en los que se sabe que siempre (casi) te vas a encontrar con algún destello de personalidad que va a hacer de su película algo personal. El año de las armas está rodada a principios de los 90 con una Sharon Stone justo antes de llegar a Catherine Tremell y cambiar su vida y la nuestra para siempre. Se remonta 13 años atrás y narra un thriller con las Brigadas Rojas y el secuestro de Aldo Moro por el medio. El desarrollo de la trama no es del todo satisfactorio, el reparto femenino es muy superior al masculino pero la cámara de Frankenheimer parece escapada de 1978.
Didáctica película. Yo mismo conocía prácticamente nada de las Brigadas Rojas y ahora al menos ya conozco algo más…
Otro de los puntos agradables de la cinta es la ambientación… Me encanta ese ambiente de la Roma conflictiva y ochentera, me parece guapo de ver…
En cuanto al argumento, no me parece muy especial, pero aceptable para ver en general y entender todo aquel clima que rodeaba a las Brigadas Rojas, e introducirse en su historia y acciones (como el secuestro y asesinato de Aldo Moro, que también aparece reflejado en la cinta)
David Rayborne (Andrew McCarthy) es un periodista norteamericano que viaja constantemente a Roma trabajando esporádicamente para el periódico American News. También está escribiendo en secreto un libro que se avecina va a ser una gran novela. Pero ciertos sectores del Partido Comunista han abrazado la Socialdemocracia que han dejado las arcas del país vacías y el estado de sitio irrumpe debido a los atentados de los Brigadas Rojas que se infiltran en las Universidades. Son días anteriores al secuestro y asesinato de Aldo Moro y David aprovecha con su amigo italiano Italo (John Pankow) a recoger toda la información que le sea imposible. Pero Alison King (Sharon Stone) una fotógrafa norteamericana sospecha que Italo podría tener relación con los Brigadas Rojas.
A Frankenheimer le van los thriller políticos con un toque de ficción de base, es decir buscarse un motivo que pueda incrementar más el suspense, y ésta película le fue como anillo a dedo. Pero se le acusa una falta de sensibilidad a la hora de narrar los hechos e implicarse más en los personajes como si de un momento a otro recurriera a Costa-Gavras y Tavernier, por lo que se nota una ligera falta de criterio cuando insiste en añadir escenas de acción y dramatizar a su elenc. Pero no se le puede negar que la película goza de intrigantes y buenos momentos, aunque para ello la palma se la sigue llevando su posterior Ronin (1998).