El abismo del miedo
Sinopsis de la película
Janet estudia en una escuela privada. Sus noches se ven perturbadas por horribles sueños en los que ve a su madre, que se encuentra recluida en un asilo psiquiátrico. Expulsada del colegio, a causa de sus persistentes pesadillas, Janet regresa a su casa, donde los sueños continúan.
Detalles de la película
- Titulo Original: Nightmare
- Año: 1964
- Duración: 83
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Opinión de la crítica
Película
6.5
90 valoraciones en total
Aunque los primeros pasos los dio la Hammer, curiosamente, en el terreno de la comedia, e incluso en el del suspense de la mano de El barco fantasma, no sería hasta después de la guerra, cuando comenzaría el verdadero periplo de lo que hoy en día conocemos como Hammer, momento en el que sus dirigentes se dieron cuenta que lo más rentable era dirigirse al cine de terror, intriga y suspense. No obstante, y aunque estos dos géneros también acarrearían cierta importancia, la época dorada de la Hammer llegó a finales de los 50/inicios de los 60 con una destacada incursión en el cine de monstruos y el terror más gótico de mano de cineastas que fueron un verdadero pilar para la compañía como Terence Fisher. Justo en esa época, otro de los habituales de la Hammer, Freddie Francis, dirigía su tercer film para la compañía británica con El abismo del miedo.
Francis, que unos años antes había sido director de fotografía de la magnífica Suspense de Jack Clayton (de la cual hay ligeros ecos aquí), proponía en El abismo del miedo una atrevida mezcla de género donde el terror psicológico y el suspense se fundían en una trama que en sus primeros compases ya dejaba destellos de lo que el espectador se encontraría a lo largo de la cinta. Una iluminación expresionista y una tendencia hacía una intriga de tintes marcadamente psicológicos son el mejor modo de enganchar al espectador a una historia que bien pronto empezará a mostrar sus cartas y dejará constancia de que no todo se jugará en el terreno psicológico y que otros géneros adyacentes tendrán mucho que decir en la propuesta.
El cineasta londinense abre nuevas sendas introduciendo a un personaje cuya función descubrimos pronto y empieza así a destapar algunos de los misterios que se esconden tras el caso de la joven Janet, una protagonista que, lejos de lo que pueda parecer, será efímera. Curiosamente, y tras mostrarnos Francis el doble juego de un film que había emergido de modo distinto, lo hace entrar nuevamente en esa vertiente más psicológica del terror que deja secuencias auténticamente deliciosas, en el que el talento visual del director queda más que patente y vamos descubriendo, poco a poco, los recovecos de una mente que quizá no está tan perturbada como podríamos llegar a pensar. Sin embargo, un hecho desencadena las consecuencias y, a partir de ese instante, El abismo del miedo vira en direcciones totalmente opuestas dejando desconcertado a un espectador que, podrá esperar cualquier cosa ante una propuesta como esta, pero jamás un trabajo conformista o cómodo.
A partir de ahí, se inicia un juego con el propio espectador que deparará sorpresas en ocasiones más cercanas al cine de Alfred Hitchcock que a lo que se suponía que podía ser un film con el sello de la Hammer. No mina ello las posibilidades de una propuesta que se sigue devaneando entre diversos géneros y que sabe como generar intriga entorno al relato a la par que descoloca al respetable con maniobras de guión que, aunque forzadas en ocasiones, le confieren un tono distinto a la obra, tono este, que ofrece cierta disparidad a la obra pero, lejos de restarle enteros, logra que la trama funcione como un todo y cada pieza encaje a la perfección gracias a una realización que se acerca a los cánones clásicos pero los moldea a su voluntad logrando que tenga una entidad propia.
Quizá cabría achacarle algún que otro desliz interpretativo por parte de sus actrices (en especial, cuando llegan los momentos más tensos), e incluso el hecho de que ese jugueteo con su trama se traduzca en alguna que otra asequible trampa, pero lo cierto es que precisamente El abismo del miedo sin características como esa no sería lo mismo, pues le permite entrar en una guerra psicológica, ya no sólo con los propios personajes del film, sino también con el público, que resulta de lo más estimulante y, aunque concluya con un cuadro más racional y explicativo de lo que habría cabido desear, emplea sus armas a la perfección para lograr un notable ejercicio de género que atrapará y gustará a espectadores de toda condición.
Crítica para http://www.cinemaldito.com
@CineMaldito
Un gustazo. Una trama aparentemente sencilla- apenas hay seis actores protagonistas- y sin embargo ¡tan bien escrita y dirigida! Un thriller psicológico de esos que nos va sorprendiendo, apoyado en una excelente fotografía en B/N de Freddie Francis, también el director, que sabe, como nadie, jugar con las luces y sombras de una caserón inglés. No en vano fue el fotógrafo de El hombre elefante de Lynch. Un maestro. Esos paseos nocturnos por sus estrechos y amueblados pasillos angustian y dan aprensión. Consigue transmitir un desasosiego escena a escena. Y también cierto lirismo. Muy japonés. De hecho, podemos empezar a relamernos con la secuencia inicial en el lóbrego sanatorio psiquiátrico. Sin duda, Francis no se quedaba corto frente a Hitchcock. Un director de gran personalidad en sus filmes.
La historia en sí nos podría recordar algún episodio de La dimensión desconocida con moraleja incluida. No se confundan, no hay ni gore ni sustos fáciles. Vale la pena descubrirla y pasar ese satisfactorio mal rato, mientras acompañamos a las protagonistas de noche por los pasillos. Sin duda, lo vale.
A pesar de que siempre suele destacarse más su trabajo como director de fotografía antes que su labor como realizador, Freddie Francis es para muchos (entre los que me encuentro) el mejor director inglés del género fantástico y de terror después de Terence Fisher. El nivel medio de su filmografía, su profesionalidad y la dedicación casi exclusiva a este tipo de cine así lo demuestran.
Durante el periodo en que Francis trabajó para la Hammer, al margen de un par de buenas incursiones en el horror gótico, se especializó en cintas de terror psicológico y nos dejo unos cuantos títulos muy estimables. Nightmare es, a mi juicio, el mejor de ellos. El director, que volvió a contar con un buen guión de Jimmy Sangster, logró acentuar el tono siniestro de la historia gracias a su estilo visual elegante y oscuro, y a una puesta en escena realmente encomiable.
Gracias a esas imágenes inquietantes y llenas de fuerza nos adentramos en la trama
desde el punto de vista de la protagonista, a la que Francis muestra siempre rodeada de un ambiente sombrío (El colegio, la estación, la casa…) y de unos personajes nada tranquilizadores.
Hay que destacar las buenas interpretaciones de todo el reparto, a pesar de que no encontramos dentro del mismo ningún nombre demasiado conocido.
También son destacados los momentos de shock, sobre todo esas muertes que beben de Psicosis y parecen anunciar la inminente llegada del slasher como subgénero.
El abismo del miedo es una joya del horror clásico que hará las delicias de cualquier aficionado al terror de la vieja escuela.
Inquietante producción de la Hammer, dirigida por Freddie Francis, ese excepcional director de fotografía, ganador de dos Oscar en este apartado, en 1960 por Hijos y amantes de Jack Cardiff, y también en 1989, por Tiempos de gloria de Edward Zwick, pero que además dejo otros trabajos memorables como El hombre elefante (1980) y Dune (1984) ambas de David Lynch.
Alterno ambas direcciones con mejores resultados en la fotografía que en la dirección cinematográfica, pero aún así dejo trabajos relevantes aparte de este que nos ocupa, como El alucinante mundo de los Ashby de 1963 o El necrófago de 1975…y también sosadas como Trog (1970).
Nightmare título original de este desconocido y apreciable film, es probablemente su mejor trabajo en lo que a dirección se refiere, inquietante de principio a fin, y que la maligna atmósfera que rodea el film, y los vericuetos del guión hacen de este, que sobresalga por encima de la media de los productos Hammer de la época. Muy interesante en su desarrollo, la película consigue mantenernos en vilo hasta su sorprendente final.
Su desconocido plantel, no le resta ni un ápice de interés, además de conseguir que nos centremos exclusivamente en la historia. Jennie Linden (Doctor Who y los Daleks,1965) es tal vez la cara más conocida junto con el secundario John Welsh (Krull,1983). Del resto pocos trabajos cinematográficos, pero que no impide que aquí estén soberanos todos.
Imprescindible, para los amantes del suspense, o seguidores de la Hammer…pero creo que sorprenderá a cualquier aficionado al cine.
Gran director de fotografía donde los haya, Freddie Francis también dirigió un puñado de películas, la mayoría pertenecientes al género de terror. Sus mejores logros se encuentran en los principios de su carrera como realizador, bajo el patrocinio de la Hammer. Si el otro día hablaba de El alucinante mundo de los Ashby, hoy le toca el turno a El abismo del miedo (Nightmare), dentro del subgénero de terror psicológico que desencadenó Hitchcock a partir de su magistral Psicosis. Janet tiene unas pesadillas espantosas, en las que ve a su madre dispuesta a matarla con un cuchillo, tal como hizo con su padre. Pero la madre se halla recluida en un asilo. De vuelta a casa, sabremos que sus tutores la han empujado hacia la locura para hacerse con la herencia. Pero la tutora enseguida empieza a ser presa también de pesadillas… Con una cámara fluida y elegante, que se pasea por la siniestra mansión en un blanco y negro resplandeciente (la dirección de fotografía de John Wilcox es calcada a la de Francis, hay que repasar las cintas en B/N de la Hammer para ver lo bien que utilizaban este tipo de fotografía, con independencia de que el guión fuera mejor o peor). Y hablando de guiones, el de Nightmares pertenece al incansable Jimmy Sangster, quien siempre osciló entre lo infausto y lo correcto, sin más. Eran los realizadores quienes le sacaban las castañas del fuego, porque Jimmy nunca fue una lumbrera, que digamos. Trabajador y entregado, sí, pero sus dotes literarias dejaban mucho que desear. Con un grupo de actores poco menos que desconocidos, la película avanza hacia su (ya intuido) final y proporciona una velada de honrado y agradable entretenimiento. Tal debía ser su propósito, y así sucedió. Para fans de Hammer Films y amantes del género.