Duro de pelar
Sinopsis de la película
Phil es un camionero de aspecto bonachón a quien le entusiasman la cerveza fría, la música country y hacerse respetar por medio de sus puños. Phil, que se hace acompañar por un orangután que ganó en una apuesta, está enamorado de una cantante llamada Lynn, pero ella no quiere compromisos serios.
Detalles de la película
- Titulo Original: Every Which Way But Loose
- Año: 1978
- Duración: 114
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Opinión de la crítica
Película
5.6
87 valoraciones en total
Divertida, aunque bastante irregular película, en la que Eastwood interpreta correctamente a un rudo camionero aficionado a los combates de boxeo clandestinos que, acompañado de un enorme orangután y un zoquete caradura, (Geoffrey Lewis), se gana la vida como buenamente puede.
Un Clint Eastwood muy cerca de la cincuentena, nos produce envidia con una excelente forma física, y con algunos chistes malos.
Se puede ver, pero no espereis demasiado de ella, porque os decepcionareis.
Entretenida comedia protagonizada por Clint Eastwood en la que encarna a un camionero aficionado a los combates clandestinos a cambio de dinero.
La película esta cuajada de grandes secundarios como Geoffrey Lewis, Ruth Gordon y un maravilloso orangutan llamado Clyde que roba un gran número de escenas a Clint Eastwood.
También aparece una divertida banda de motoristas que son de lo más divertido de la película.
Una pelícua la para los que sean fans de Clint Eastwood. A los demás no creo que les guste demasiado.
Si es que hasta los monos se enamoran de Clint. Vaya espécimen de simio, de lo más simpático, cariñoso y humanizado, capaz de lavar la ropa, beber cerveza o escuchar los problemas sentimentales de su amo, Philo Beddoe. Y, claro, como es Eastwood, no para de enganchársele, revolverle el cabello y darle mimos. Que monada.
Este mono, Clay, sólo es una muestra de lo rarita que es «Duro de pelar». Realmente, la presencia de Clay no se entiende mucho, sobre todo porque hacer, lo que se dice hacer, no hace nada, pero sí aporta un toque esperpéntico y amistoso que queda bien. James Fargo imprime un divertido ritmo a la historia y nos lleva de viaje en una road movie en la que participan bandas de motoristas incompetentes, un policía vengativo, chicas buenas y chicas malas, boxeadores callejeros, un protagonista algo simple pero con unos brazos y unos hombros que están pidiendo a gritos «abrázame» y, por supuesto, un orangután sonriente.
El viaje y las diferentes aventuras que componen «Duro de pelar» son, hay que admitirlo, tirando a tontas, no muy espectaculares y partiendo de unos personajes que actúan de una manera absurda o poco convincente (por ejemplo, Echo, que no entiendo qué le ha podido empujar a meterse en este embolado), porque sólo así se consigue un argumento también absurdo que, como siempre en este género, puede quedarse en eso: en algo ilógico y sin gracia. En esta ocasión, logra hacernos sonreír, e incluso hacernos reír, y además sin recurrir al mal gusto ni a lo excesivamente idiota, como recurren muchas comedias de un tiempo a esta parte.
La banda sonora no está nada mal y, tengo que decirlo, el look del jefe motorista, en otro hombre de otro porte, hubiera quedado genial. El desenlace deja la puerta abierta para la segunda parte, pero igualmente puede pensarse que la cosa acaba así, con tres en la carretera… perdón, con cuatro. No nos olvidemos de Clay.
Sabemos que Eastwood a finales de los 70 principios de los 80, llevado por la afición a los botellines, al Country, a los animales, e influenciado por el turbulento amor de Sondra, su nueva amante, entró en una obsesiva producción cómica que aunque no duró mucho, marca cambios importantes en su trayectoria.
Al igual que en la Época Rosa de Picasso, Clint abandona la etapa de Azul cobalto del revólver Magnum 44 para entrar de lleno en lo pasteloso y, en concreto, en el mundo del Circo y sus animales. Ahora utiliza sus manos desnudas como forma de expresar su arte, en solidaridad con el sacrificado trabajo de las figuras circenses, a quien (con algo de esfuerzo es verdad) logra equipararse.
Incluye en esta nueva etapa, aparte de su admiración por el Circo, su pasión por el cine cómico que homenajea sin pudor alguno. Haciéndose así inevitable la comparación del simio (simio como animal, no confundir con alguno del reparto) con la excepcional película muda: El hermanito (1927), de Harold Lloyd, donde otro mono es protagonista destacado también de la cinta.
Utiliza al cabecilla de una banda de moteros (y a todos ellos) para recordar a esos policías perseguidores de Chaplin o, a Buster Keaton en Cops (1922) y se sirve de un Geoffrey Lewis para ser perseguido. Mismamente sus combates se basan en la admiración que le ha dado por Chaplin subido a un ring. Aparte de su amante Sondra, en Duro de pelar, Eastwood se hará acompañar de una actriz quien es obligada a poner las mismas caras, los mismos gestos y a llevar el mismo peinado que llevaban las mujeres en las películas mudas, en especial queda idéntica a Marion Byron (El héroe del río, 1928).
Eastwood, perdido en su euforia interpretativa, no duda él mismo hacer el mono y subido a los árboles termina emulando al grandioso Johnny Weissmuller, lanzando el grito de Tarzán que resuena por los lagos más profundos de los Estados Unidos, llegando a oírse incluso en el Estado de Alberta, Canadá. Proeza que le costó guardar cama y silencio durante una temporada, eso sí, bajo los cariñosos cuidados de Sondra y el mono.
Aunque no soy objetiva con Clint Eastwood, hablo en todos los sentidos (actor, productor, director…), porque me gusta demasiado, si que he aprendido a ser muy crítica con él, y analizo al milímetro todo en lo que este hombre ha metido su bonita nariz antes de Bird , que creo que fue la primera película que vi de Eastwood siendo consciente de ello. Esta introducción me parece necesaria para valorar Every Which Way But Loose, que ha sido para mí todo un descubrimiento, no sólo por ser amante de la música country y la América profunda.
Penosamente llamada en España Duro de pelar , esta monkey road-country movie es un ejercicio aparentemente tontón, sentimentaloide y muy americano. Pero si te liberas de prejucios y te dejas llevar, la historia está cargada de un humor ácido incendiario, orangutan aparte… O no! Creo que las escenas del homínido son espectaculares, y para mí, desde ayer que la ví a las 3 de la mañana, inolvidables.
Pseudocomedia sentimental con ramalazos inteligentísimos no aptos para la raza humana que no sepa que los orangutanes tienen 12 costillas.