Doghouse
Sinopsis de la película
La película narra las peripecias de un grupo de amigos que, para tratar de alegrar un poco la tarde a un amigo suyo en fase de divorcio, deciden irse al campo a pasar un fin de semana de juerga. Pero lo último que deseaban era atraer la atención de un grupo de mujeres en la localidad vecina. Y mucho menos esperaban… que las mujeres estuvieran muertas… pues una plaga zombi se abre paso por la comarca transformando a todas ellas en voraces caníbales.
Detalles de la película
- Titulo Original: Doghouse
- Año: 2009
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
5.4
87 valoraciones en total
Una comedia ácida y sexista con caras inglesas conocidas. A destacar su brillante presentación de personajes durante los quince primeros minutos, lo ininterrumpido de su comedia y la graciosa caracterización de los ¿zombies? a lo Evil Dead. Imposible no citar como referencia Shawn of the dead (Zombies Party).
Jake West vuelve, y tras su cachonda Evil Aliens que con suficiente faena tenía el presupuesto de una serie Z, lo hace con un plantel de actores cuyas caras más de uno conocerá, y es que tener a tipos como Danny Dyer ( Severance ) o Stephen Graham ( Snatch ) ante las cámaras es algo que pocos directores afianzados a este género podrían pedir.
Con una premisa tan simple como atractiva, que promete multitud de chistes entorno a mujeres y un grupo de personajes a cada cual más extravagante para hacer las delicias de un público dispuesto a todo con tal de verles huir, padecer y recorrer las calles de un pequeño pueblucho en busca de soluciones para escapar de allí, el realizador británico pone los ases sobre la mesa bien pronto, y aunque hace gala de un humor más que previsible en ocasiones, también logra resultar de lo más funcional.
Y es que Jake West no parece ser un tipo con demasiado talento: el montaje de sus películas peca de tosco en ocasiones, las situaciones se desarrollan como un toma-y-daca que en pocos momentos encuentra la vara de medir adecuada y, por lo general, se torna excesivamente delirante (quizá uno de sus mayores defectos sea ese) y su imaginación puede destacar, a lo sumo, durante los primeros minutos de la cinta, sin embargo, es un tipo que sabe como emplear los pocos recursos que conoce, y lograr el objetivo deseado: hacer pasar al espectador un rato tan divertido como entrañable rodeado de toda esa panda de excéntricos personajes.
Doghouse se transforma así en una película que da exactamente lo que se le pide y que funciona a la perfección, incluso perdonándosele detalles como el hecho de querer ofrecer un fondo curioso pero que en medio de la vorágine de sangre, aventuras y comedia no pinta demasiado o el error de querer dar vueltas de más acudiendo a tópicos del género que, por si fuera poco, te dejan con un palmo de nariz y secuencias más divertidas, si cabe. Porque cuando se tienen ideas frescas, ni el peor de los tópicos puede estropear la juerga.
No recuerdo haberme reido tantísimo desde hace tiempo. Doghouse es una peli menor que aprovecha unos reducidos recursos de manera impecable y consiguiendo abochornar a base de chistes machistas, misóginos y homófobos a cualquiera. Pero tiene esa capacidad, extraña y cada vez menos habitual, de no ofender en absoluto, dándole la vuelta a cualquier menosprecio y regodeándose en su propia actitud gamberra.
La premisa, estupenda, de un pueblo en el que sólo las mujeres se convierten en zombies al que acuden una pandilla de cabestros machorros, gayuno incluido, a celebrar el divorcio de uno de ellos, es sólo un pretexto para colarnos el humor más gamberrete en clave de gore cutre de los últimos años.
Una auténtica delicia a degustar por prácticamente cualquier público.
Lo mejor: La carnicera, la peluquera, la samurai, la gorda devoradedos, la pija, la novia,la bruja, la tita viejuna. Todas parecen salidas de un capítulo de Muchachada, el de Condoleeza Rice.
Lo peor: Que tarde en estrenarse por aquí.
De carcajada incontenible, en serio.
Neil (Danny Dyer), un tipo que se despierta en casa de una mujer tras su segunda cita y una borrachera y ni tan siquiera recuerda el nombre de esta, por lo que ante la agresividad de la muchacha tiene que salir por pies.
Graham (Emil Marwa), un tipo que vive con su novio y que tras una discusión por abandonar el hogar para irse con los colegas y no llevarle, vemos como se va sin importarle los sentimientos de este.
Mikey (Noel Clarke) casado y con hijos, se va de casa a consolar a su recién divorciado amigo Vince pasando olímpicamente de la bronca que le da su mosqueada parienta.
Patrick (Keith-Lee Castle) se va a reunirse con sus colegas trayéndosela al pairo el mosqueo de su parienta que esperaba se quedara en casa a esperar a sus padres que vienen a visitarla.
Matt (Lee Ingleby), un solitario freak que trabaja en una tienda de comics y que parece ser un especialista en historias del más allá.
Bansky (Neil Maskell), un tipo gordito al que su novia dejo plantado en el altar.
Y finalmente, Vince (Stephen Graham), el deprimido recién divorciado al que los 5 anteriores acuden a consolar.
Una vez que conocemos sus problemas con las mujeres de los 7 amigos, vemos como estos (todos salvo Bansky que se ha quedado tirado con su camioneta y que se perderá el inicio de la reunión) se suben a un minibús con conductor (una guapa y desenvuelta Christina Cole) que han alquilado para que les lleven a Moodley, un pueblo perdido en medio de un bosque en el que al parecer hay 4 mujeres por hombre y en el que disponen de la casa de la tía de Mickey para ellos solos (supuestamente se encuentra de vacaciones en un crucero), para correrse una buena juerga y sacar a Vince de la depresión.
Al llegar al pueblo se encuentran con este vacío hasta que empiezan a aparecer los habitantes del mismo, unas fieras zombies que se lanzan a por ellos como jabalíes, con el lógico desconcierto y sorpresa iníciales ante tan imprevista situación que dista mucho de ser la que ellos iban buscando.
Sigue en spoiler por falta de espacio:
De un tiempo a esta parte el género de los muertos vivientes atraviesa un momento de gloria, sobre todo enfocado al campo de la comedia gamberra. Zombies Party fue la precursora del movimiento y le siguieron muchas otras como Zombieland, Undead or Alive, Wasting Away, Zombie Strippers, Dead Snow o esta Doghouse que ahora nos ocupa y que también tiene el honor de ser británica. Su director, Jake West, pasó por San Sebastián hace ya unos cuantos años con Evil Aliens, una de las producciones más casposas -y no son pocas- que se hayan podido ver en la Semana de Cine Fantástico y de Terror. Para su regreso ha subido considerablemente de nivel.
Buscando levantar el ánimo a Vince después de su divorcio, su cuadrilla decide llevárselo de viaje a un pueblo conocido por la proliferación de sus mujeres. Evidentemente, de saber que hay suelto un virus que las transforma en zombies con ganas de devorar -literalmente- a todo hombre que se cruce en su camino, se lo hubieran pensado dos veces. Monstruos aparte, es un punto de partida calcado al de Lesbian Vampire Killers, con la que ha sido comparada una y otra vez por todos los medios especializados, aunque si se analiza con calma quizás la comparativa no tenga demasiado sentido.
En el plano actoral tenemos un elenco de intérpretes bastante reconocible que da lo mejor de si mismo. Danny Dyer (Severance), Stephen Graham (Snatch: Cerdos y diamantes), Keith-Lee Castle, Lee Ingleby y compañía son puro carisma y es por ellos por los que la película funciona pero no lo suficiente para que nos afecte la muerte de algunos de ellos, estirando demasiado la resolución de la historia. La aparición de Emily Booth (Evil Aliens) es un simpático guiño. Por lo demás, nos encontramos con todos los tópicos de la serie B y el comic, visita a una tienda para frikis con ecos al terror teenager de los ochenta incluida. De manual.
Doghouse es otra comedia gamberra de terror. Ni más ni menos. Es una pena que el mensaje que se intuye -y hasta se trata- detrás se quede solamente en una referencia, porque se le podía haber sacado muchísimo más juego. Hay mucha mala baba de por medio, aunque en el fondo el humor sea de patio de colegio. Así lo da a entender el final, demostrando que los hooligans protagonistas son tontos del culo y han tenido la fiesta que deseaban. La película es igual, sin fondo. Entendida pues como un divertimento fast food, se ve rápido y se disfruta bastante para pasar inmediatamente al olvido cinéfilo. Aunque el trabajo de Jake West está bastante por encima de la media de este tipo de propuestas, no es tan fresco como parece.
Keichi