Doble vida
Sinopsis de la película
Tony es una gran estrella del teatro. Britta, su pareja en los escenarios, lo fue también en la vida real aunque llevan divorciados más de dos años. En cuanto empiezan los ensayos de Otelo , Tony vuelve a transformarse una vez más hasta perder su personalidad y adquirir la del celoso moro veneciano.
Detalles de la película
- Titulo Original: A Double Life
- Año: 1947
- Duración: 96
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Opinión de la crítica
Película
6.9
51 valoraciones en total
La doble vida de un importante actor teatral neurotizado por su trabajo que le hace asumir practicamente sus papeles en la escena con su vida personal, especialmente el de Otelo, con el peligro que esto acarrea al estar poseído del fantasma de los celos. Es una película notable, de estudio, muestra del talento de Cukor: su buen gusto, su estilo elegante y siempre respetable cuando no señorial, su dirección de actores (Colman ganó un Oscar por su excelente interpretación). Argumentalmente original y no muy conocida, es un film muy importante por dos motivos además: 1.- fue el primer guión escrito por la gran pareja Kanin-Gordon ( La costilla de Adán , Historias de Filadelfía …), 2.- fue practicamente el debú de la estupenda Shelley Winters ( La noche del cazador ) en el cine.
Una película dónde el teatro y el cine se complementan y no se estorban.
Genial mezcla de drama, cine negro y teatro en esta película que cuenta de manera clara la metamorfosis que sufre un actor al que su personaje le invade en su vida privada. A mi juicio Ronald Colman ganó uno de los premios Oscar mas merecido en la historia del cine. Atención a la breve aparición de la estupenda Betsy Blair.
Buena película. Lo que pasa es que en este caso hay que considerar, aparte de la excelente interpretación, la dinámica del argumento, que se embarulla y se apelmaza en su segunda mitad, a raíz del encontronazo del intérprete de Othelo (Ronald Colman) con su amiguita la camarera.
El actor padece confusionismo. Mezcla la vida real con la vida de los actores que hace en escena, de tal modo que no sabe al final quién es. Tampoco hay que confundir buenas actuaciones con sobreactuaciones o interpretar papeles tan fáciles como el de una persona que no asunta. La primera parte está bien llevada pero otra cosa es lo explicado en el spoiler que empeora la película.
Ver esta película sublime es asistir a una mágica representación artística. El mito literario, el escenario teatral y el lenguaje cinematográfico se conjugan de forma extraordinaria.
Partiendo de la representación teatral de Otelo asistimos a un homenaje precioso de lo que significan las reprensentaciones teatrales. Nunca se ha plasmado mejor la preparación artística de un actor ante su papel. Y mientras, el mito se hace carne. Lo que para el espectador racional del siglo XX puede ser esquizofrenia aquí se muestra como sublimacion de la esencia literaria de la figura shakesperiana. Todo ello aderezado con el lenguaje cinematográfico que nos proporcina Cukor: el ritmo narrativo in crescendo y el uso q hace los primeros planos, sobre todo en la parte final.
Ronald Colman está sencillamente magnífico. Del asombro de ver lo bien que actúa al sobrecogimiento que desprenden sus expresiones desagarradoras.
Recurriendo a la ya clásica confusión entre realidad y ficción, a la identificación enfermiza entre la persona y el personaje, Cukor realiza esta buena película, que siendo un drama, adopta sin embargo la estética del cine negro, por entonces en plena eclosión.
Y es que tras sus ligeras comedias de los años treinta -algunas de ellas meramente pasables-, Cukor emprendió un breve viraje (después de este filme volvería a la comedia), realizando una serie de dramas en los que puso mayor atención en los aspectos formales, como revela el uso dramático de la luz, claramente inspirado en el género negro.
Aunque se pueda pensar que Gaslight es el mejor ejemplo de esta nueva tendencia, yo opino que esta película se adecúa mejor a los esquemas del mencionado género, mientras que la anterior posee un argumento más cercano al policiaco clásico. En Doble vida se aborda la personalidad patológica de un actor teatral brillante y extremadamente exigente consigo mismo, su perfeccionismo, rayano en lo obsesivo, le empuja a interiorizar los rasgos de personalidad y carácter de los personajes que interpreta, exceso de método que se revela peligroso cuando el papel a interpretar es nada menos que el de Otello.
Así, nuestro actor, como un moderno Alonso Quijano, se identifica a tal punto con su personaje que acaba viendo la realidad a través de los ojos de éste, y no de los propios, consumiéndose por unos celos y sospechas infundados, pero que para él son reales, y que finalmente le empujan al crimen.
Debe destacarse la excelente fotografía de Milton Krasner, tanto en lo que atañe a la creación de ambientes como en la forma de iluminar a Colman, especialmente en sus momentos de mayor confusión mental. El guión desarrolla bien el conflicto dramático central, aunque utiliza a algunos personajes de forma un tanto caprichosa (el personaje de la joven Shelley Winters parece un parche de conveniencia más que una necesidad dramática o argumental). Bien interpretada, aunque destacando inevitablemente sobre todos Ronald Colman en el papel protagonista, la película avanza irremisiblemente hacia un final que no por esperado resulta menos hermoso o consecuente.