Diez fusiles esperan
Sinopsis de la película
Durante la Primera Guerra Carlista (1833-1840), un teniente del Ejército del pretendiente Don Carlos es hecho prisionero por sus enemigos y condenado a muerte en Consejo de guerra. Se le acusa de espionaje porque ha sido sorprendido en las cercanías del cuartel general de los isabelinos. El teniente acepta la condena, pero se declara inocente: alega que iba camino de su pueblo para conocer a su primer hijo, que acaba de nacer. El coronel que ha presidido el Tribunal se entrevista con él a solas y le dice que está dispuesto a dejarle ir a conocer a su hijo si le da su palabra de honor de volver antes del alba para ser fusilado. El teniente, desconcertado, vacila.
Detalles de la película
- Titulo Original: Diez fusiles esperan
- Año: 1959
- Duración: 84
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Opinión de la crítica
5.9
65 valoraciones en total
Una película que empieza afirmando la guerra carlista fue la última guerra romántica ya te pone sobre aviso. El cineasta oficial del régimen franquista, José Luis Sáenz de Heredia, siempre a punto para glosar hazañas bélicas apolilladas, dirige un trasnochado melodrama sobre lealtades y traiciones varias, con escenas que dan sonrojo, interpretaciones de manual y señoras descastadas que parecen unas santas. Protagonizan dos machos alfa de la época, Francisco Rabal y Ettore Manni, cuya amistad proyecta un tufo homosexual que no entiendo cómo lo pasó la censura por alto. ¡Cómo se pone Manni cuando va a buscar al pendón que va a escaparse con Rabal, y la manda a Francia casi a patadas! Muy apetitosa Milly Vitale, por cierto. Se conoce que cosechó un sonoro fracaso, y sólo la curiosidad me impelió a verla. Me la podría haber ahorrado, desde luego.
El argumento es tan poco verosímil que causa risa. La mezcolanza entre andanzas militares, historias de amor y anécdotas cómicas de un grupo de teatreros es tan ingenua que parece mentira que un engendro así fuera al festival de Berlin, en un momento en que este tipo de cine ya estaba más que transnochado. A pesar de todo, la película está bien realizada y tiene su interés para estudiosos de lo kitch .
Decepcionante film dirigido como con prisas por ese buen cieasta que fue durante al menos gran parte de su vida cinematográfica: José Luis Sáenz de Heredia.
Aquí trata de ser, quizás, más ambicioso que de costumbre, pero se estrella gracias a un guión atropellado.La peli va demasiado rápida, conjugando más mal que bien el humor, la acción, la intriga y las situaciones de amor.
No casan bien y el film resulta demasiado irregular, irrelevante en más de una ocasión, aunque existen buenas escenas, momentos divertidos y entrañables, como la de la romería vasca/navarra.
Un momento con música de txistu, bailes preciosos y un jolgorio y ganas de vivir y de amar de los personajes principales, que son una auténtica luz en medio de tanta oscuridad argumental, con cuestiones como el honor, la valentía, el deber, la lealtad…que bien pudieran haber dado a una película meritoria. Pero no, se queda en mediocre cuando tenía todo para haber gustado al público.
Pero fue un fracaso comercial, de los pocos de su autor. Por todo lo expuesto creo que sería finalmente.
http://filmsencajatonta.blogspot.com.es/
José Luis Sáenz de Heredia, magnífico director y productor simpatizante del régimen dictatorial franquista y que llevó al cine la película Raza , escrita por el propio dictador, además de algún documental sobre el mismo, nos ofrece este canto al honor, la amistad, el sacrificio y el amor bajo el sacramento del matrimonio ambientada durante la Primera Guerra Carlista (1833-1840) donde un oficial carlista es hecho prisionero y condenado a muerte, aunque bajo la palabra el Oficial que preside el Tribunal que le condenó le permite ir a conocer a su primer hijo siempre que vuelva al amanecer para hacer frente al pelotón de fusilamiento.
Por el camino, en una especie de flashbacks a la española, nos cuenta la historia de amor de dos oficiales carlistas, nuestro Paco Rabal y Ettore Manni, íntimos amigos, se enamoran de una actriz, la atractiva Rosita Arenas, y sus artes para conquistarla, aunque es ella finalmente la que les conquista y se sale con la suya.
Película aprobada por el régimen que ensalza los valores castrenses de un país donde todo giraba alrededor del Ejército vencedor, y donde el honor de los vencidos siempre estuvo en entredicho y donde existió más la venganza que los gestos altruistas y honorables del Presidente del Tribunal.
Aprobado, 5.
El cine histórico español de por sí es raquítico, especialmente si se refiere al siglo XIX y más aún si en concreto alude a las guerras carlistas, que pese a su importancia, hubo tres, para nuestros creadores es como si nunca hubieran existido. De las pocas veces que se ha abordado ha sido en el franquismo y por eso nos llega Diez fusiles esperan , una película que relata un supuesto hecho real, eso dicen en la introducción, acaecido hacia 1834, es decir, durante la primera contienda entre carlistas y liberales, entre 1833 y 1840. Aunque dicho sea de paso, al principio los dos bandos no se concebían así, de hecho, el sector isabelino no sería realmente liberal hasta pasados algunos años. De tal modo que los absolutistas de veras, de entrada, se posicionaron a favor de Isabel II y María Cristina. Esto cinematográficamente tampoco interesa demasiado pero es útil tener en cuenta el contexto.
El caso es que al comenzar nos sale José Luis Sáez de Heredia con unas letras explicando que se trataba de una guerra romántica en la que el enemigo era sólo un caballero que pensaba de forma distinta , que cuando menos es chocante. ¿Se le aplicaría lo mismo al republicano en la Guerra Civil? Creo que claramente no, entre otras cosas, porque las guerras carlistas suponen un pequeño problema teórico para el régimen. Por un lado, los carlistas representan la tradición, el antiliberalismo y el catolicismo, lo que asume la dictadura. Pero por el otro, el ejército fue mayormente isabelino entre otras cosas porque es que fue rabiosamente liberal casi durante toda la centuria. Y como todos sabemos, las fuerzas armadas, junto a la Iglesia, eran los pilares ideológicos del franquismo. Así como no se podía atacar a ninguno, la solución es que los dos fueran buenos, unos caballeros.
Dicho todo esto a modo de introducción, vamos con Diez fusiles esperan , que aunque fue un trabajo elaborado con mucho mimo, llegó a ser presentado al festival de cine de Berlín, supuso en España un fracaso porque no gustó y tuvo una mala taquilla. A mi modo de ver, el largometraje no sabe bien por dónde y sobre todo cómo quiere ir. Mezcla todos los géneros con cierto tino pero es demasiado, el romance, la comedia de enredos, aventura decimonónica, bélico, drama político…, aunque a su favor la historia es buena y estos amoríos a varias bandas que no se sabe cómo van a acabar enganchan. Creo que con un mayor presupuesto y algunos cambios se podría hacer una gran superproducción. Sin embargo, al final resulta cansina y rimbombante cuando sacan a pasear el patriotismo y el honor, que tanto, tanto, me parece a mí que no es bueno. Con razón se le atravesó al público.